En la Edad de Bronce las personas ya consumían drogas alucinógenas
Luego de analizar mechones de cabellos de hace casi 3.000 años, encontrados en cuevas, que fueron habitados en aquella época, los investigadores encontraron la presencia de sustancias como la atropina, escopolamina y efedrina.
El consumo de plantas medicinales ha sido una larga tradición de los humanos, que se remonta hasta los tiempos prehistóricos. Las sustancias que alteran la mente también han hecho parte de esa lista de plantas, así lo reafirma una nueva investigación publicada en la revista Scientific Reports de Nature.
El estudio encontró que las personas de la Edad del Bronce Final en las Islas Baleares, un archipiélago de España, consumían drogas vegetales y especies psicoactivas. Específicamente analizaron la presencia de atropina, escopolamina y efedrina.
Para hacerlo, tomaron muestras de mechones humanos que fueron encontrados en las excavaciones arqueológicas en la cueva funeraria y de culto de la Edad del Bronce de Es Càrritx, en Menorca. Además, dado que los agentes psicoactivos pueden conservarse durante milenios, el análisis químico pudo proporcionar evidencia indirecta del consumo de drogas en el pasado. (Lea: La sonda que quiere llegar a Júpiter en 2031 para explorar sus reservas de agua)
La entrada de la cueva se convirtió en un espacio funerario colectivo durante casi 600 años. Allí llevaron los cuerpos de más de doscientas personas de todas las edades, excepto bebés de menores de tres meses y fetos, lo que implica que allí no se enterraron mujeres embarazadas.
Después de depositar los cadáveres, se tiñeron o untaron intencionalmente mechones de cabello rojo. Posteriormente, se peinaban, recortaban y finalmente se introducían algunos mechones de cabello en recipientes de madera en forma de tubo que eran sellados. Una vez que se completaba el ritual, los objetos que contenían cabello generalmente se dejaban cerca del difunto.
Al analizar esas muestras, los investigadores detectaron alcaloides como la efedrina, atropina y escopolamina. “Estos resultados confirman el uso de diferentes plantas portadoras de alcaloides por parte de las comunidades locales de esta isla del Mediterráneo occidental”, indica el estudio. (Lea también: Los mamuts lanudos al parecer no siempre fueron peludos)
Según los investigadores, estas sustancias ejercen múltiples efectos sobre el sistema nervioso central. “La atropina y la escopolamina, más que ser alucinógenos, pertenecen al grupo de las drogas delirantes, es decir, inducen delirios caracterizados por extrema confusión mental, alucinaciones fuertes y realistas, desorientación, alteración de la percepción sensorial y desorganización del comportamiento”, explican.
Por otro lado, la efedrina genera excitación y mejora del estado de alerta mental y actividad física, reducción de la fatiga, mejora de la concentración y supresión del hambre. También ha servido como remedio para tratar resfriados, asma y fiebre del heno, entre otros fines médicos.
De acuerdo con el estudio, no es probable que estas sustancias hayan sido implementadas durante los rituales funerarios, por lo que no se encontraron más muestras en estos recintos.
La flora autóctona de Menorca incluye las especies psicoactivas Datura stramonium, Hyoscyamus albus y Mandragora automnalis que contienen los derivados del tropano, atropina y escopolamina. También está la Ephedra fragilis que contiene el derivado de la feniletilamina, efedrina y la Papaver somniferum que tiene una variedad de alcaloides de bencilisoquinolina, morfina y papaverina entre otros.
Según fuentes de Menorca, las hojas de efedra se emplean actualmente en varios tratamientos, se han fumado cigarrillos preparados con Datura stramonium y Hyoscyamus albus como antiasmático, y se añadían raíces de mandrágora a los bálsamos para curar el insomnio.
El consumo de plantas medicinales ha sido una larga tradición de los humanos, que se remonta hasta los tiempos prehistóricos. Las sustancias que alteran la mente también han hecho parte de esa lista de plantas, así lo reafirma una nueva investigación publicada en la revista Scientific Reports de Nature.
El estudio encontró que las personas de la Edad del Bronce Final en las Islas Baleares, un archipiélago de España, consumían drogas vegetales y especies psicoactivas. Específicamente analizaron la presencia de atropina, escopolamina y efedrina.
Para hacerlo, tomaron muestras de mechones humanos que fueron encontrados en las excavaciones arqueológicas en la cueva funeraria y de culto de la Edad del Bronce de Es Càrritx, en Menorca. Además, dado que los agentes psicoactivos pueden conservarse durante milenios, el análisis químico pudo proporcionar evidencia indirecta del consumo de drogas en el pasado. (Lea: La sonda que quiere llegar a Júpiter en 2031 para explorar sus reservas de agua)
La entrada de la cueva se convirtió en un espacio funerario colectivo durante casi 600 años. Allí llevaron los cuerpos de más de doscientas personas de todas las edades, excepto bebés de menores de tres meses y fetos, lo que implica que allí no se enterraron mujeres embarazadas.
Después de depositar los cadáveres, se tiñeron o untaron intencionalmente mechones de cabello rojo. Posteriormente, se peinaban, recortaban y finalmente se introducían algunos mechones de cabello en recipientes de madera en forma de tubo que eran sellados. Una vez que se completaba el ritual, los objetos que contenían cabello generalmente se dejaban cerca del difunto.
Al analizar esas muestras, los investigadores detectaron alcaloides como la efedrina, atropina y escopolamina. “Estos resultados confirman el uso de diferentes plantas portadoras de alcaloides por parte de las comunidades locales de esta isla del Mediterráneo occidental”, indica el estudio. (Lea también: Los mamuts lanudos al parecer no siempre fueron peludos)
Según los investigadores, estas sustancias ejercen múltiples efectos sobre el sistema nervioso central. “La atropina y la escopolamina, más que ser alucinógenos, pertenecen al grupo de las drogas delirantes, es decir, inducen delirios caracterizados por extrema confusión mental, alucinaciones fuertes y realistas, desorientación, alteración de la percepción sensorial y desorganización del comportamiento”, explican.
Por otro lado, la efedrina genera excitación y mejora del estado de alerta mental y actividad física, reducción de la fatiga, mejora de la concentración y supresión del hambre. También ha servido como remedio para tratar resfriados, asma y fiebre del heno, entre otros fines médicos.
De acuerdo con el estudio, no es probable que estas sustancias hayan sido implementadas durante los rituales funerarios, por lo que no se encontraron más muestras en estos recintos.
La flora autóctona de Menorca incluye las especies psicoactivas Datura stramonium, Hyoscyamus albus y Mandragora automnalis que contienen los derivados del tropano, atropina y escopolamina. También está la Ephedra fragilis que contiene el derivado de la feniletilamina, efedrina y la Papaver somniferum que tiene una variedad de alcaloides de bencilisoquinolina, morfina y papaverina entre otros.
Según fuentes de Menorca, las hojas de efedra se emplean actualmente en varios tratamientos, se han fumado cigarrillos preparados con Datura stramonium y Hyoscyamus albus como antiasmático, y se añadían raíces de mandrágora a los bálsamos para curar el insomnio.