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Científicos de la Universidad de Mississauga, en Toronto (Canadá), recibieron un ejemplar de piel fosilizada de reptil, el más antiguo conocido jamás. Llegó hasta ellos gracias a dos coleccionistas de fósiles de Oklahoma, en Estados Unidos, quienes le enviaron el material a los investigadores tras encontrarlo en un sistema de cuevas de piedra caliza.
Luego de analizar el espécimen, los científicos publicaron sus resultados en la revista académica Current Biology, en la que confirman que, efectivamente, se trata del pedazo de piel más vieja conocida, con alrededor de 289 millones de años, 21 millones de años más antigua que el récord anterior.
En el artículo se explica que la piel es el órgano más grande entre los vertebrados con extremidades existentes. También actúa como barrera protectora entre los procesos internos del cuerpo y el entorno externo. “Generalmente, está compuesta por tres capas principales: la epidermis más externa, que suele estar queratinizada para prevenir la pérdida de agua; la dermis, que contiene tejidos conectivos; y la hipodermis, la capa subcutánea más interna”, señalan los investigadores.
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El equipo, liderado por el paleontólogo Robert Reisz, cree que el pedazo de piel podría pertenecer al reptil Captorhinus aguti, que habitó hace más de 280 millones de años en el periodo Pérmico medio. Se ha dicho que esta especie tenía cabeza pequeña y triangular, junto a pequeños dientes en forma de hoja que se adaptaban a su dieta herbívora.
De manera más específica, Bill y Julie May fueron los responsables de encontrar el pedazo de piel en la cantera de piedra caliza de conocida como Richards Spur, en Oklahoma, lugar donde se cree que se filtraba petróleo en la antigüedad, lo que podría explicar el color oscuro del ejemplar que fue enviado a Canadá.
Reisz y su equipo valoraron el buen estado del pedazo de piel: su capa fosilizada les permitió cortarlo para, así, examinar una de sus secciones transversales en la que se alcanzaba a ver con detenimiento la dermis y epidermis.
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El estudio concluye que analizar la piel fosilizada permite estudiar información sobre las primeras adaptaciones a la vida en la tierra, teniendo en cuenta, sobre todo, la importancia de la piel dura como una adaptación evolutiva que le permitió a muchas especies vivir en ambientes terrestres.
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