Encuentran plomo al analizar mechones de pelo del célebre compositor Beethoven

Mientras dirigía la Novena Sinfonía, en mayo de 1824, Ludwig van Beethoven, tuvo un incidente que quedó marcado en la historia. Él era ajeno a la ovación del público, su sordera, que había comenzado cuando apenas tenía 20 años, cada vez se hacía más fuerte.

Como lo describió Ted Albrecht, profesor emérito de musicología en la Universidad Estatal de Kent en Ohio, en su libro sobre la Novena Sinfonía, esta “era una humillación más para un compositor que se había sentido mortificado por su sordera. ¿Pero por qué se había quedado sordo? ¿Y por qué le acosaban constantes calambres abdominales, flatulencias y diarrea?”.

Estas peguntas que plantea Albrecht en su libro, son las mismas que ha tratado de resolver la ciencia para comprender mejor la sordera de Beethoven. Ahora, en un reciente análisis, un grupo de investigadores estudiaron mechones del cabello del compositor, que podrían tener un poco más de 200 años.

Los análisis de ADN determinaron que sí pertenecían al compositor los mechones de cabello que encontraron en subastas y museos el equipo de William Meredith, director fundador del Centro Ira F. Brilliant de Estudios Beethoven de la Universidad Estatal de San José. En total fueron cinco mechones.

De acuerdo con el New York Times, de esos cinco mechones de cabello, dos habían sido salvaguardados por Kevin Brown, quien es apasionado por Beethoven y quería honrar una de las peticiones que había hecho el compositor en 1802, cuando señaló que esperaba que después de su muerte, los médicos consiguieran tratar de entender por qué había estado tan enfermo.

Con ese propósito, Brown envió estos mechones a uno de los laboratorios de la clínica Mayo y allí, los análisis determinaron que uno de esos mechones contaba con 258 microgramos de plomo por gramo de cabello. En cuanto al otro, registró 380 microgramos.

Para entender lo sorprendente del hallazgo, en una carta publicada en la revista Clinical Chemistry, Meredith y su grupo explicaron que el nivel normal en el cabello tiene que ser inferior a cuatro microgramos de plomo por gramo.

Además de tener altos niveles de plomo, en el cabello de Beethoven se encontraron niveles de arsénico 13 veces superiores a lo normal y niveles de mercurio cuatro veces superiores a lo normal. Sin embargo, para los médicos el alto nivel de plomo podría ser el causante de sus dolencias.

Estos resultados refutan los publicados hace un año en la revista Current Biology, cuando este mismo equipo había señalado que era poco probable que Beethoven tuviera plomo en su cuerpo. “Tras las pruebas, encontramos que tenía suficiente plomo en su organismo para, al menos, explicar su sordera y sus enfermedades” añadieron en la carta.

Jerome Nriagu, experto en envenenamiento por plomo y profesor emérito de la Universidad de Michigan, explicó al New York Times una de las posibles razones por la que Beethoven podría tener plomo en su organismo. Según dijo, en el siglo XIX, en Europa era muy frecuente que el plomo se usara en los vinos, alimentos, medicinas y ungüentos.

En el caso de Beethoven, una de las fuentes de consumo de plomo podría ser el vino barato. “El plomo, en forma de acetato de plomo, tiene un sabor dulce. En la época de Beethoven, a menudo se añadía al vino de mala calidad para que supiera mejor”, añadió al medio estadounidense.

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Mientras dirigía la Novena Sinfonía, en mayo de 1824, Ludwig van Beethoven, tuvo un incidente que quedó marcado en la historia. Él era ajeno a la ovación del público, su sordera, que había comenzado cuando apenas tenía 20 años, cada vez se hacía más fuerte.

Como lo describió Ted Albrecht, profesor emérito de musicología en la Universidad Estatal de Kent en Ohio, en su libro sobre la Novena Sinfonía, esta “era una humillación más para un compositor que se había sentido mortificado por su sordera. ¿Pero por qué se había quedado sordo? ¿Y por qué le acosaban constantes calambres abdominales, flatulencias y diarrea?”.

Estas peguntas que plantea Albrecht en su libro, son las mismas que ha tratado de resolver la ciencia para comprender mejor la sordera de Beethoven. Ahora, en un reciente análisis, un grupo de investigadores estudiaron mechones del cabello del compositor, que podrían tener un poco más de 200 años.

Los análisis de ADN determinaron que sí pertenecían al compositor los mechones de cabello que encontraron en subastas y museos el equipo de William Meredith, director fundador del Centro Ira F. Brilliant de Estudios Beethoven de la Universidad Estatal de San José. En total fueron cinco mechones.

De acuerdo con el New York Times, de esos cinco mechones de cabello, dos habían sido salvaguardados por Kevin Brown, quien es apasionado por Beethoven y quería honrar una de las peticiones que había hecho el compositor en 1802, cuando señaló que esperaba que después de su muerte, los médicos consiguieran tratar de entender por qué había estado tan enfermo.

Con ese propósito, Brown envió estos mechones a uno de los laboratorios de la clínica Mayo y allí, los análisis determinaron que uno de esos mechones contaba con 258 microgramos de plomo por gramo de cabello. En cuanto al otro, registró 380 microgramos.

Para entender lo sorprendente del hallazgo, en una carta publicada en la revista Clinical Chemistry, Meredith y su grupo explicaron que el nivel normal en el cabello tiene que ser inferior a cuatro microgramos de plomo por gramo.

Además de tener altos niveles de plomo, en el cabello de Beethoven se encontraron niveles de arsénico 13 veces superiores a lo normal y niveles de mercurio cuatro veces superiores a lo normal. Sin embargo, para los médicos el alto nivel de plomo podría ser el causante de sus dolencias.

Estos resultados refutan los publicados hace un año en la revista Current Biology, cuando este mismo equipo había señalado que era poco probable que Beethoven tuviera plomo en su cuerpo. “Tras las pruebas, encontramos que tenía suficiente plomo en su organismo para, al menos, explicar su sordera y sus enfermedades” añadieron en la carta.

Jerome Nriagu, experto en envenenamiento por plomo y profesor emérito de la Universidad de Michigan, explicó al New York Times una de las posibles razones por la que Beethoven podría tener plomo en su organismo. Según dijo, en el siglo XIX, en Europa era muy frecuente que el plomo se usara en los vinos, alimentos, medicinas y ungüentos.

En el caso de Beethoven, una de las fuentes de consumo de plomo podría ser el vino barato. “El plomo, en forma de acetato de plomo, tiene un sabor dulce. En la época de Beethoven, a menudo se añadía al vino de mala calidad para que supiera mejor”, añadió al medio estadounidense.

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