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Los investigadores del proyecto Sinai Palimpsests, en los últimos años, se han encargado de recuperar los manuscritos de palimpsesto, que se caracterizan por ser documentos en los cuales el texto anterior se ha lavado o raspado y luego ese espacio se ha reutilizado. (Lea: Encuentran el cráneo de un titanosaurio de 95 millones de años)
Esta práctica era muy común en la antigüedad, principalmente porque había una escasez de los materiales de escritura. Sin embargo, lo que estaba escrito en estos textos no se ha perdido, pues se puede recuperar con una técnica de iluminado fluorescente o con diferentes longitudes de onda de luz.
De eso se han encargado estos investigadores en los últimos años. De hecho, ya han descifrado 74 manuscritos. Pero, el último escondía un nuevo capítulo del Nuevo Testamento de la Biblia, que estaba dentro de una traducción del Evangelio de Mateo de 1.750 años de antigüedad.
Grigory Kessel, medievalista e investigador de la Academia de Ciencias de Austria, fue el encargado de descubrir el fragmento con la ayuda de la fotografía ultravioleta. Este manuscrito estaba en la Biblioteca del Vaticano. (Puede leer: Esta es la primera “selfie” de Juice, la misión que explorará las lunas de Júpiter)
En un comunicado explicó que “hasta hace poco, solo se conocían dos manuscritos que contenían la traducción siríaca antigua de los evangelios. Uno de estos se conserva ahora en la Biblioteca Británica de Londres, mientras que el otro fue descubierto como un palimpsesto en el Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí”. Ahora, cuentan con fragmentos del tercer manuscrito, los cuales fueron descubiertos por el investigador.
Hasta el momento no se ha publicado en su totalidad la traducción, escrita por primera vez en el siglo III d.c y copiada en el siglo VI d.c. Pero, en un artículo publicado en la revista de Cambridge, Kessel dio algunos detalles de la traducción griega del capítulo 12 de Mateo. (Lea también: Lanzan convocatoria de $12 mil millones para investigadoras colombianas)
Por ejemplo, en el versículo 1 de la traducción griega hay una oración que dice: “en ese momento Jesús pasó por los campos de trigo en sábado; y sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar las espigas y a comer”. Mientras que la traducción siríaca descubierta por Kessel esa frase termina así: “comenzaron a arrancar espigas, restregarlas en sus manos y comérselas”.
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