Encuentran una de las estrellas más antiguas del universo
De acuerdo a las estimaciones del equipo, muy probablemente la estrella LMC-119 puede tener, al menos, 13 mil millones de años. Este hallazgo, dicen los investigadores, podría dar algunas pistas de los primeros días del universo en la Gran Nube de Magallanes, que es una galaxia enana. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Astronomy.
En la revista Nature Astronomy, un grupo de astrónomos publicó los hallazgos de su más reciente estudio en el que describieron a una de las estrellas más antiguas conocidas fuera de la Vía Láctea. Este hallazgo, dicen los investigadores, podría dar algunas pistas de los primeros días del universo en la Gran Nube de Magallanes, que es una galaxia enana.
Pero, para entender la importancia de estos resultados, es fundamental conocer que las primeras estrellas que nacieron después del Big Bang (que es cómo los astrónomos explican la forma en que comenzó el universo) murieron hace miles de millones de años. Por lo tanto, no se puede estudiar a ninguna de ellas para entender cómo era ese universo primitivo.
Sin embargo, los rastros de estas estrellas han sido clave para ir armando el rompecabezas. Como le comentó Anirudh Chiti, astrofísico de la Universidad de Chicago, a WordsSideKick.com, las “capas externas de estas estrellas conservan la composición química de su nube de gas natal y, por lo tanto, revelan la composición de la primera generación de estrellas que sembró esas nubes con nuevas sustancias químicas”.
De ahí, se generó la segunda generación de estrellas y así el ciclo continuó. Este ciclo, básicamente, consistía en que las estrellas quemaban rápidamente su combustible nuclear, despojándose de sus capas externas para, finalmente, explotar como supernovas. Esta explosión dejaba como resultado una mezcla de componentes, entre ellos ceniza estelar.
Estos elementos, además, son fundamentales para los astrónomos para determinar la edad de las estrellas. Por ejemplo, entre menos ceniza tenga acumulada, más vieja será la estrella. Aunque ninguna de las estrellas primitivas de la primera generación se ha podido estudiar, en el reciente estudio los astrónomos han podido analizar a un ejemplar de la segunda generación.
En un comunicado, Chiti explicó que estos fósiles son muy raros, pues “menos de 1 de cada 100.000 estrellas de nuestra galaxia pertenece a esa segunda generación. Realmente estás sacando agujas de los pajares”. Por eso, se decidieron centrar en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia que es más pequeña que la Vía Láctea.
Con los datos recopilados por el telescopio espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea, los astrónomos comenzaron a buscar estrellas viejas en esta galaxia. Identificaron 10 estrellas con aproximadamente 100 veces menos hierro que el que contienen otras estrellas de esta galaxia. Esto, ahorrándonos la parte técnica, significa que estas estrellas eran muy antiguas.
Del grupo de las 10 estrellas se destacó una: LMC-119 que es una estrella de segunda generación y muy antigua. De acuerdo a las estimaciones del equipo, muy probablemente esta estrella puede tener, al menos, 13 mil millones de años.
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En la revista Nature Astronomy, un grupo de astrónomos publicó los hallazgos de su más reciente estudio en el que describieron a una de las estrellas más antiguas conocidas fuera de la Vía Láctea. Este hallazgo, dicen los investigadores, podría dar algunas pistas de los primeros días del universo en la Gran Nube de Magallanes, que es una galaxia enana.
Pero, para entender la importancia de estos resultados, es fundamental conocer que las primeras estrellas que nacieron después del Big Bang (que es cómo los astrónomos explican la forma en que comenzó el universo) murieron hace miles de millones de años. Por lo tanto, no se puede estudiar a ninguna de ellas para entender cómo era ese universo primitivo.
Sin embargo, los rastros de estas estrellas han sido clave para ir armando el rompecabezas. Como le comentó Anirudh Chiti, astrofísico de la Universidad de Chicago, a WordsSideKick.com, las “capas externas de estas estrellas conservan la composición química de su nube de gas natal y, por lo tanto, revelan la composición de la primera generación de estrellas que sembró esas nubes con nuevas sustancias químicas”.
De ahí, se generó la segunda generación de estrellas y así el ciclo continuó. Este ciclo, básicamente, consistía en que las estrellas quemaban rápidamente su combustible nuclear, despojándose de sus capas externas para, finalmente, explotar como supernovas. Esta explosión dejaba como resultado una mezcla de componentes, entre ellos ceniza estelar.
Estos elementos, además, son fundamentales para los astrónomos para determinar la edad de las estrellas. Por ejemplo, entre menos ceniza tenga acumulada, más vieja será la estrella. Aunque ninguna de las estrellas primitivas de la primera generación se ha podido estudiar, en el reciente estudio los astrónomos han podido analizar a un ejemplar de la segunda generación.
En un comunicado, Chiti explicó que estos fósiles son muy raros, pues “menos de 1 de cada 100.000 estrellas de nuestra galaxia pertenece a esa segunda generación. Realmente estás sacando agujas de los pajares”. Por eso, se decidieron centrar en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia que es más pequeña que la Vía Láctea.
Con los datos recopilados por el telescopio espacial Gaia de la Agencia Espacial Europea, los astrónomos comenzaron a buscar estrellas viejas en esta galaxia. Identificaron 10 estrellas con aproximadamente 100 veces menos hierro que el que contienen otras estrellas de esta galaxia. Esto, ahorrándonos la parte técnica, significa que estas estrellas eran muy antiguas.
Del grupo de las 10 estrellas se destacó una: LMC-119 que es una estrella de segunda generación y muy antigua. De acuerdo a las estimaciones del equipo, muy probablemente esta estrella puede tener, al menos, 13 mil millones de años.
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