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Los glaciares actúan como archivos naturales que almacenan datos sobre climas y ecosistemas pasados, incluyendo microorganismos como virus. Aunque se sabe que estos glaciares contienen valiosa información paleoclimática y biológica, la investigación sobre cómo los virus preservados han cambiado con el tiempo y su relación con los cambios climáticos es aún limitada. Una investigación publicada el pasado 26 de agosto en Nature investigó un núcleo de hielo del glaciar Guliya, en la meseta tibetana.
Este núcleo de hielo abarca más de 41,000 años, cubriendo tres ciclos climáticos de frío a calor. Los investigadores usaron técnicas de metagenómica para analizar y reconstruir los genomas de los virus encontrados en diferentes capas de su núcleo. Los científicos identificaron aproximadamente 1,705 unidades taxonómicas operativas virales (UTO, que son grupos de virus similares a nivel genético) que representan diferentes especies. En la investigación, los científicos observaron que las comunidades virales cambiaron significativamente entre los períodos fríos y cálidos.
“Entre estos archivos glaciares hay virus que potencialmente desempeñaron papeles ecológicos clave en el pasado antes de congelarse”, escriben los investigadores en el estudio. Comprender cómo los virus antiguos lidiaron con los cambios climáticos podría ayudar a los científicos a pronosticar el destino de los virus actuales y sus impactos en los ecosistemas futuros, dijeron los investigadores a Popular Science.
Una comunidad viral especialmente única se encontró en la transición climática de hace unos 11,500 años, cuando la Tierra pasó de la Última Etapa Glacial al Holoceno (un período más cálido y estable). Los análisis in silico (simulaciones computacionales) mostraron que los virus han ejercido una alta presión sobre Flavobacterium, un tipo de bacteria que es común en los glaciares. Además, se observó un enriquecimiento en genes relacionados con el metabolismo de cofactores y vitaminas, lo que podría haber ayudado a estas bacterias y virus a adaptarse a las condiciones extremas del glaciar.
Alrededor de una cuarta parte de las UTO virales de Guliya se encontraron en otros estudios globales, especialmente en otros metagenomas de la meseta tibetana. Esto sugiere, según los autores, que algunos de estos virus tienen asociaciones regionales y han sido preservados en estos glaciares a lo largo del tiempo.