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¿Por qué las polillas revolotean en los bombillos? Científicos tienen la respuesta

Un nuevo estudio que pone de manifiesto que este tipo de iluminación provoca una corrección errática de la trayectoria de vuelo de polillas, libélulas o moscas de la fruta, causándoles vértigo. Según los investigadores, esta tendencia por parte de los insectos está ligada a la forma en que estos se orientan en los ecosistemas.

Redacción Ciencia con información de EFE
31 de enero de 2024 - 12:00 a. m.
Los investigadores concluyen que son necesarios más trabajos que examinen los efectos a larga distancia de la luz artificial, y recuerdan que se pueden mejorar los hábitats de los insectos, reduciendo la iluminación artificial innecesaria por la noche.
Los investigadores concluyen que son necesarios más trabajos que examinen los efectos a larga distancia de la luz artificial, y recuerdan que se pueden mejorar los hábitats de los insectos, reduciendo la iluminación artificial innecesaria por la noche.
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Si alguna vez usted ha encendido una luz durante la noche, se habrá percatado que son varios los insectos que se acercan y empiezan a dar vueltas y revolotear en torno a ella. A pesar de que se tenían algunas ideas de las razones por las cuales estas especies hacían esto, un estudio reciente da nuevas pistas que estarían relacionados con su forma de orientarse en el entorno.

Los resultados de la investigación se publicaron en la revista Nature Communications y, según los autores, podría ayudar a entender por qué los insectos voladores se reúnen alrededor de las luces artificiales.

Desde hace muchos años se sabe que la luz artificial atrae a los insectos voladores y existen registros escritos del Imperio Romano que describen el uso de la luz para atrapar insectos. Sin embargo, la razón de este fenómeno sigue sin estar clara.

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Las explicaciones de por qué los insectos nocturnos vuelan erráticamente alrededor de hogueras y lámparas han incluido propuestas como que estos pueden interpretar la luz artificial como una vía de escape o una fuente de calor, pero estas teorías no contienen datos de vuelos en 3D para comprobarlas rigurosamente.

Para tratar de aclarar este comportamiento, los equipos de Samuel Fabian, del Imperial College de Londres, y Yash Sondhi, de la Universidad Internacional de Florida, utilizaron cámaras infrarrojas de alta velocidad para seguir el vuelo tridimensional de los insectos, tanto en su entorno natural como en condiciones de laboratorio.

Así, examinaron una serie de insectos (polillas, libélulas y moscas de la fruta) en distintas condiciones lumínicas, incluidas fuentes de luz ultravioletas, puntuales y difusas. Contrariamente a lo que muchos piensan, los insectos no se dirigían directamente hacia la fuente de luz, sino que corregían su curso de vuelo girando el dorso hacia esta.

Según los autores del estudio, detrás de este comportamiento estará la conocida “respuesta dorsal a la luz” en la que el insecto mantiene su trayectoria de vuelo de acuerdo con la posición del cielo que, antes de la actividad humana, solía ser la fuente de luz más constante en el planeta.

De esta manera, cerca de fuentes artificiales, este comportamiento puede producir una dirección continua alrededor de la luz y atrapar al insecto, reduciendo su capacidad para orientarse. Por esta razón, los insectos empiezan a dar vueltas alrededor de ella, dándole la espalda a la fuente de luz. Esto provoca que cuando la luz está baja, los insectos se desplacen hacia el suelo, mientras que al estar muy alta estos se dirigen hacia arriba, y entran pérdida al perder fuerza para realizar este movimiento.

La luz artificial provoca una corrección errática y continua de la trayectoria de vuelo, causando vértigo al insecto y produciendo lo que se aprecia como atracción por la luz artificial.

“Nuestro modelo de orientación demuestra que esta inclinación dorsal es suficiente para crear las trayectorias de vuelo aparentemente erráticas de los insectos cerca de las luces y es el modelo más plausible para explicar por qué los insectos voladores se reúnen ante las luces artificiales”, indican los autores.

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No obstante, los investigadores concluyen que son necesarios más trabajos que examinen los efectos a larga distancia de la luz artificial, y recuerdan que se pueden mejorar los hábitats de los insectos, reduciendo la iluminación artificial innecesaria por la noche.

Por Redacción Ciencia con información de EFE

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