Estar cerca de la playa podría tener efectos positivos en la salud
Una investigación publicada en Nature arroja pistas sobre el efecto en la salud de vivir cerca de las costas. Sin embargo, el estudio tiene una gran limitación: se desarrolla solo en países de ingresos medios y altos. En los países pobres, de hecho, reconocen los investigadores, la playa podría ser un factor de riesgo.
Los humanos han valorado el entorno marino por su supuesto potencial para promover la salud. Las olas, la arena, el calor, todo se ha asociado a un estilo de vida más saludable, pero, ¿qué tan cierto es? Un estudio de la Universidad de Viena utilizó datos de dos encuestas internacional para investigar las relaciones entre la proximidad costera del hogar autoinformada y las visitas costeras, con la salud autoinformada y el potencial de amortiguar las desigualdades relacionadas con los ingresos en 15 países.
La relación entre vivir más cerca de la costa y una mejor salud podría explicarse, por ejemplo, debido a una exposición reducida a algunos peligros ambientales como la contaminación del aire, la posibilidad de actividad física y las oportunidades de contacto indirecto con otras personas que se asocian con una menor angustia psicológica. A pesar de estos supuestos, una investigación en 2017 encontró que la evidencia de todas las anteriores ideas era insuficiente, en parte, por la falta de datos.
Controlando por edad, sexo e ingreso familiar, los investigadores encontraron evidencia muy fuerte para la hipótesis de que vivir más cerca de la costa predice una mejor salud autoinformada dentro de los países. Las personas que viven a menos de 1 km de la costa tienen 1,22 y 1,06 veces más probabilidades de reportar una salud muy buena (10,4 %) o buena (45,7 %) en comparación con aquellas que viven a más de 100 km de la costa (muy bien: 8,5%, bien: 43,2%). Los informes de salud regular, mala o muy mala son 1,07, 1,19 y 1,31 veces más comunes entre las personas que viven a más de 100 km de la costa.
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La evidencia de esta hipótesis varía según los países, pero siempre respalda una relación positiva. En general la mitad de los países (Australia, Bélgica, Bulgaria, Grecia, Irlanda, Noruega y Polonia) muestran al menos una fuerte evidencia de una asociación, mientras que la otra mitad (Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España y el Reino Unido) muestran evidencia insuficiente a moderada.
Ahora, los científicos también se preguntaron si la proximidad costera del hogar moderan la relación entre los ingresos del hogar y la salud autoinformada. La conclusión también es fuerte en un sentido: la relación ingreso-salud es similar independientemente de qué tan lejos vivan las personas de la costa. Es decir, independientemente de la cercanía a la costa, las familias con menores ingresos reportaron una peor salud. De hecho, cuando las personas con ingresos familiares más bajos viven cerca de la costa, es más probable que vivan en áreas de mala calidad estética y ambiental porque los precios de la vivienda en dichas áreas tienden a ser más bajos (por ejemplo, la calidad del agua y los precios de la vivienda.
Aunque este estudio contribuye a comprender el valor del contacto costero para la salud, los investigadores reconocen varias limitaciones. En primer lugar, dado que los datos son transversales, no se puede descartar que las personas más sanas tengan más probabilidades de vivir cerca de la costa y visitarla con más frecuencia. En segundo lugar, los datos se limitan a países de ingresos medios y altos. La investigación futura debería apuntar a investigar si las relaciones entre la salud y el contacto costero también son válidas para los países de bajos ingresos.
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De hecho, en países más pobres es posible que la cercanía a la costa no sea tan positiva, dado que las personas experimentan de manera desproporcionada las amenazas a su salud por parte de los entornos marinos, por ejemplo, debido a la contaminación marina, la mala calidad del agua, los parásitos y el riesgo de ahogarse. la costa puede verse como un riesgo para la salud en lugar de un factor protector.
En tercer lugar, las encuestas se basaron en Internet, lo que parece tener, por ejemplo, una muestra insuficiente de personas con bajos ingresos. Por lo tanto, y pese a lo interesante que puede parecer esto, los hallazgos deben tratarse con cautela y las investigaciones futuras deben intentar recopilar muestras que sean representativas de la población en términos de ingresos familiares.
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La relación entre vivir más cerca de la costa y una mejor salud podría explicarse, por ejemplo, debido a una exposición reducida a algunos peligros ambientales como la contaminación del aire, la posibilidad de actividad física y las oportunidades de contacto indirecto con otras personas que se asocian con una menor angustia psicológica. A pesar de estos supuestos, una investigación en 2017 encontró que la evidencia de todas las anteriores ideas era insuficiente, en parte, por la falta de datos.
Controlando por edad, sexo e ingreso familiar, los investigadores encontraron evidencia muy fuerte para la hipótesis de que vivir más cerca de la costa predice una mejor salud autoinformada dentro de los países. Las personas que viven a menos de 1 km de la costa tienen 1,22 y 1,06 veces más probabilidades de reportar una salud muy buena (10,4 %) o buena (45,7 %) en comparación con aquellas que viven a más de 100 km de la costa (muy bien: 8,5%, bien: 43,2%). Los informes de salud regular, mala o muy mala son 1,07, 1,19 y 1,31 veces más comunes entre las personas que viven a más de 100 km de la costa.
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La evidencia de esta hipótesis varía según los países, pero siempre respalda una relación positiva. En general la mitad de los países (Australia, Bélgica, Bulgaria, Grecia, Irlanda, Noruega y Polonia) muestran al menos una fuerte evidencia de una asociación, mientras que la otra mitad (Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España y el Reino Unido) muestran evidencia insuficiente a moderada.
Ahora, los científicos también se preguntaron si la proximidad costera del hogar moderan la relación entre los ingresos del hogar y la salud autoinformada. La conclusión también es fuerte en un sentido: la relación ingreso-salud es similar independientemente de qué tan lejos vivan las personas de la costa. Es decir, independientemente de la cercanía a la costa, las familias con menores ingresos reportaron una peor salud. De hecho, cuando las personas con ingresos familiares más bajos viven cerca de la costa, es más probable que vivan en áreas de mala calidad estética y ambiental porque los precios de la vivienda en dichas áreas tienden a ser más bajos (por ejemplo, la calidad del agua y los precios de la vivienda.
Aunque este estudio contribuye a comprender el valor del contacto costero para la salud, los investigadores reconocen varias limitaciones. En primer lugar, dado que los datos son transversales, no se puede descartar que las personas más sanas tengan más probabilidades de vivir cerca de la costa y visitarla con más frecuencia. En segundo lugar, los datos se limitan a países de ingresos medios y altos. La investigación futura debería apuntar a investigar si las relaciones entre la salud y el contacto costero también son válidas para los países de bajos ingresos.
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De hecho, en países más pobres es posible que la cercanía a la costa no sea tan positiva, dado que las personas experimentan de manera desproporcionada las amenazas a su salud por parte de los entornos marinos, por ejemplo, debido a la contaminación marina, la mala calidad del agua, los parásitos y el riesgo de ahogarse. la costa puede verse como un riesgo para la salud en lugar de un factor protector.
En tercer lugar, las encuestas se basaron en Internet, lo que parece tener, por ejemplo, una muestra insuficiente de personas con bajos ingresos. Por lo tanto, y pese a lo interesante que puede parecer esto, los hallazgos deben tratarse con cautela y las investigaciones futuras deben intentar recopilar muestras que sean representativas de la población en términos de ingresos familiares.
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