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Si cuenta con un poco de suerte, en la noche de este lunes, 19 de agosto, podrá observar una luna particular. Aunque no es un término oficial ni muy usado en la comunidad astronómica, podrá encontrarse con la llamada “superluna azul”.
Este fenómeno, en palabras muy resumidas, es un momento en el que la luna llena, en su trayectoria orbital, estará más cerca de la Tierra, algo que en términos un poco más técnicos se conoce como “perigeo”. Será la primera “superluna” de cuatro consecutivas que habrá este año.
La Luna, por supuesto, se podrá ver con más nitidez en horas de la noche, y bastará con estar en un lugar con pocas nubes para poder verla. También es recomendable hacerse en un lugar con poca contaminación lumínica. No son necesarios ni binoculares y un telescopio. Será visible hasta el miércoles.
“Si solo quieres ver la Luna, prácticamente cualquier lugar alejado de edificios altos funcionará”, le dijo Ciaran Fairhurst, responsable de relaciones públicas del Real Observatorio de Edimburgo a The New York Times.
La “superluna azul” ocurre cada dos años y medio porque es inusual que se presenten dos lunas llenas en un mes, como en esta ocasión. “Como hay aproximadamente 29,5 días entre lunas llenas, es poco usual que dos ocurran en un mes de 30 o 31 días. Febrero, por ejemplo, nunca tendría una luna azul, ya que es un mes que suele tener 28 o 29 días”, se lee en la página web de la NASA.
Aunque suelen decirle Luna “azul”, lo cierto es que el satélite no adquiere esa tonalidad. Como cuenta Gordon Johnston en un artículo de divulgación de la NASA, al parecer fue una palabra que se empezó a usar en el siglo XVI en inglés (blue moon).
Posiblemente, dice, se popularizó en “El Almanaque del Agricultor de Maine”, en Estados Unidos, donde se empezaron a publicar nombres “indígenas” para las lunas llenas en la década de 1930 y, luego, se volvieron populares. “Según este almanaque, cuando la luna llena se producía en agosto, las tribus del noreste de los EE. UU. la llamaban Luna del esturión, en honor a los peces grandes que se pescaban con mayor facilidad”, señala.
Otras teorías sugieren que su nombre proviene de la erupción del volcán Krakatoa en 1886. En ese entonces, se desató tanto polvo en la atmósfera que la Luna pareció adquirir un color azul, aunque no es una tonalidad que adquiera este 19 de agosto.
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