Este viernes despegará una nueva nave para explorar a Mercurio

Desde el puerto de Kurú, en la Guyana Francesa, la Agencia Espacial Europea lanzará BepiColombo, una misión que busca descifrar los secretos del planeta más pequeño del Sistema Solar.

Marta Garde - EFE
18 de octubre de 2018 - 08:42 p. m.
Ilustración del BepiColombo.  / ESA
Ilustración del BepiColombo. / ESA
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La Agencia Espacial Europea (ESA) ultima los preparativos de su primera misión a Mercurio, BepiColombo, un ambicioso proyecto lanzado junto a su homóloga japonesa, JAXA, para descifrar los secretos del planeta más pequeño del Sistema Solar. (Lea Confirman que un meteorito impactó a un edificio en Japón)

Del puerto espacial de Kurú, en la Guayana Francesa, despegarán este viernes a las 10:45 pm (hora local) a bordo de un cohete Ariane 5, el módulo de transferencia y los dos orbitadores, uno europeo y otro nipón, que recogen el testigo de las dos misiones anteriores de la NASA. (Lea Las 10 respuestas póstumas de Stephen Hawking a preguntas universales)

Hasta ahora solo dos naves, ambas estadounidenses, han visitado el planeta: Mariner 10 lo sobrevoló y ofreció sus primeras fotografías de cerca tomadas entre 1974 y 1975, y Messenger lo sobrevoló en 2008 y 2009 y fue la primera en orbitarlo, entre 2011 y 2015.

BepiColombo toma el nombre del matemático e ingeniero italiano Giuseppe (Bepi) Colombo (1920-1984), que propuso a la NASA las trayectorias interplanetarias que permitirían a Mariner 10 sobrevolarlo.

Tras su lanzamiento, le espera un viaje de más de 7 años en el que, para posicionarse a la velocidad adecuada en la órbita del planeta, efectuará 18 órbitas alrededor del Sol y se ayudará de la gravedad de la Tierra, Venus y el propio Mercurio en un total de nueve sobrevuelos.

Una vez allí, será como trabajar "en un horno de pizza", destaca a EFE el jefe científico del proyecto para el orbitador europeo, Johannes Benkhoff.

Mercurio, el planeta más cercano al Sol, registra una radiación solar diez veces más intensa y un flujo infrarrojo 20 veces más alto que en la Tierra, un viento solar de hasta 400 kilómetros por segundo y temperaturas que oscilan entre los 180 grados bajo cero y los 430.

Estas condiciones explican que sea el menos explorado de los que, como Venus, la Tierra y Marte, tienen una composición rocosa.

"Hemos probado todo concienzudamente, pero estamos yendo a un entorno muy caliente", añade Benkhoff, consciente de los riesgos de una misión en la que el 85 % de su tecnología ha sido diseñada específicamente para ella.

De BepiColombo se esperan respuestas que ayuden a entender mejor la formación y evolución de nuestro Sistema Solar y servirá además para experimentar sobre la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.

Los dos orbitadores trabajarán de forma coordinada. El europeo (MPO) observará Mercurio desde su órbita y estudiará su composición, topografía y morfología, y el japonés (MMO) se centrará en su entorno y magnetosfera

Las operaciones científicas comenzarán en marzo de 2026 y durarán un año, extensible a otro, en las que los datos científicos se procesarán y archivarán en la sede de la ESA en Villanueva de la Cañada (ESAC) y la antena de Cebreros, en Ávila, será la receptora principal, que recibirá y enviará señal a BepiColombo.

Estudiar la información llevará años. "Todo el mundo cree que el proceso de formación en un planeta como Mercurio, tan cercano al Sol, finalizó hace millones de años, pero observar cambios desde que Messenger lo fotografió podría indicar actividad en su superficie. Sería un resultado fantástico", apunta Benkhoff.

En BepiColombo han participado en total 16 países, sea en la implementación y financiación de la instrumentación científica o en la construcción del satélite.

El destino final de los dos orbitadores ya está escrito. Cuando agoten su combustible, la agencia deje de ejercer un control activo sobre su órbita y el paso del tiempo deteriore sus componentes, acabarán estrellándose en su superficie, como ocurrió con Messenger en 2015.

El siguiente paso lógico en su exploración, según el jefe científico del proyecto, sería aterrizar en él. La ESA no contempla por el momento esa posibilidad, pero "ya hay discusiones al respecto" en el seno de la NASA, pese a los desafíos tecnológicos que presenta.

Por Marta Garde - EFE

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