Estos marsupiales no duermen por tener sexo y eso los puede poner en riesgo
Un grupo de investigadores sospecha que los quolls del norte están renunciando a dormir por aparearse tanto como puedan, una práctica que puede poner en aprietos a su población.
Los quolls del norte es una especie de marsupial que se encuentra en Australia. Los científicos lo conocen bajo el nombre de Dasyurus hallucatus y suele habitar las sabanas de la costa septentrional hasta sureste de Queensland. Según la Australian Wildlife Conservancy, su población ha experimentado un rápido declive por, entre otras razones, los ataques de perros y gatos salvajes. El Gobierno australiano señala que se redujo en un 95% entre 1980 y 2010. (Lea Descubren 12 nuevas lunas en Júpiter y ahora tiene el “récord” en el Sistema Solar)
Pero hay otro motivo que está inquietando a quienes estudian a estos animales. Un grupo de investigadores de las universidades de Sunshine Coast y de Queensland, sospechan que los machos de esta especie están renunciando a dormir para tener todo el sexo posible. (Lea Falla de Anatolia, un punto clave para entender los terremotos en Turquía)
Christofer Clemente es coautor del estudio y profesor de la Universidad de Sunshine Coast. En sus palabras, en la época de reproducción de estos marsupiales, que ocurre entre julio y agosto, los machos suelen buscar insistentemente a las hembras, que viven en otro territorio. Prácticamente, recorren una maratón para lograr sus propósitos.
Para comprobarlo, los autores de la investigación pusieron rastreadores a varios ejemplares de esta especie con el propósito de seguirlos por 42 días. “Dos machos, a los que llamamos Moimoi y Cayless, se movieron entre 10,4 y 9,4 kilómetros en una noche, respectivamente. Una distancia humana equivalente a 40 kilómetros, basada en la longitud de zancada promedio”, explicó Sanclemente al diario El País de España.
Sin embargo, esa búsqueda exhaustiva que hacen los machos parece estar “robándoles” horas de sueño, algo clave para sobrevivir. Según le dijo Joshua Gaschk, autor del estudio, al diario español, no dormir dificulta su recuperación luego de la temporada de reproducción. Él cree que eso explicaría la muerte de estos animales luego de esos meses.
De hecho, los machos suelen desatender actividades básicas como comer o como cuidarse de ser devorados por depredadores. A veces, simplemente, mueren por agotamiento.
Aunque las hembras pueden vivir entre tres y cuatro años para reproducirse y pueden dar a luz hasta a 18 crías, solo un tercio de ellas pueden sobrevivir: únicamente tienen seis pezones para alimentarlas.
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Los quolls del norte es una especie de marsupial que se encuentra en Australia. Los científicos lo conocen bajo el nombre de Dasyurus hallucatus y suele habitar las sabanas de la costa septentrional hasta sureste de Queensland. Según la Australian Wildlife Conservancy, su población ha experimentado un rápido declive por, entre otras razones, los ataques de perros y gatos salvajes. El Gobierno australiano señala que se redujo en un 95% entre 1980 y 2010. (Lea Descubren 12 nuevas lunas en Júpiter y ahora tiene el “récord” en el Sistema Solar)
Pero hay otro motivo que está inquietando a quienes estudian a estos animales. Un grupo de investigadores de las universidades de Sunshine Coast y de Queensland, sospechan que los machos de esta especie están renunciando a dormir para tener todo el sexo posible. (Lea Falla de Anatolia, un punto clave para entender los terremotos en Turquía)
Christofer Clemente es coautor del estudio y profesor de la Universidad de Sunshine Coast. En sus palabras, en la época de reproducción de estos marsupiales, que ocurre entre julio y agosto, los machos suelen buscar insistentemente a las hembras, que viven en otro territorio. Prácticamente, recorren una maratón para lograr sus propósitos.
Para comprobarlo, los autores de la investigación pusieron rastreadores a varios ejemplares de esta especie con el propósito de seguirlos por 42 días. “Dos machos, a los que llamamos Moimoi y Cayless, se movieron entre 10,4 y 9,4 kilómetros en una noche, respectivamente. Una distancia humana equivalente a 40 kilómetros, basada en la longitud de zancada promedio”, explicó Sanclemente al diario El País de España.
Sin embargo, esa búsqueda exhaustiva que hacen los machos parece estar “robándoles” horas de sueño, algo clave para sobrevivir. Según le dijo Joshua Gaschk, autor del estudio, al diario español, no dormir dificulta su recuperación luego de la temporada de reproducción. Él cree que eso explicaría la muerte de estos animales luego de esos meses.
De hecho, los machos suelen desatender actividades básicas como comer o como cuidarse de ser devorados por depredadores. A veces, simplemente, mueren por agotamiento.
Aunque las hembras pueden vivir entre tres y cuatro años para reproducirse y pueden dar a luz hasta a 18 crías, solo un tercio de ellas pueden sobrevivir: únicamente tienen seis pezones para alimentarlas.
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