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La Fundación Alejandro Ángel Escobar (FAAE) anunció a los cinco ganadores de la más reciente edición de los Premios Nacionales de Ciencias y Solidaridad, los cuales se encargan de reconocer cada a año los trabajos científicos más innovadores, rigurosos y de mayor impacto social.
En la categoría de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, el ganador fue León Darío Jiménez Posada, investigador y docente del Grupo de Investigación en Ingeniería Biomédica de la Universidad EIA. Su investigación se centró en una herramienta para analizar los gases alveolares cuando los pacientes tienen un ventilador mecánico.
Para entender su investigación, es fundamental comprender que los pacientes, cuando requieren un ventilador mecánico, lo hacen porque han perdido la capacidad de hacer un adecuado intercambio gaseoso en sus pulmones.
El objetivo principal de estos ventiladores es mejorar los gases alveolares, oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO₂) cuando sus valores están fuera del rango normal por diversas razones. Sin embargo, los pacientes que tienen un ventilador no cuentan con una herramienta confiable que muestre el valor verdadero de estos gases.
Por eso, Jiménez Posada planteó un método para predecir los gases alveolares (O2 y CO₂) en un simulador físico del sistema respiratorio humano. Para ello, se empleó un simulador físico del pulmón con intercambio de gases (SAMI-SII) y se combinó con estrategias de inteligencia artificial entrenadas con el desarrollo de un modelo matemático.
Para la categoría de Ciencias Sociales y Humanas, el ganador fue César Ernesto Abadía Barrero, profesor asociado de Antropología y Derechos Humanos de la Universidad de Connecticut, en Estados Unidos. Su trabajo, que plasmó en un libro, se llamó Salud en ruinas: La destrucción capitalista del cuidado médico en el Instituto Materno Infantil de Bogotá.
Según explica Abadía, es el resultado de un trabajo etnográfico colaborativo de más de 10 años con docentes, trabajadores, alumnos y pacientes del Instituto Materno Infantil. Basado en esta construcción de información, se dio a la tarea de relatar varias décadas de la historia entre este instituto y la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional.
“El libro muestra cómo esta escuela latinoamericana de pensamiento crítico en salud abordó la enseñanza, el aprendizaje y el trabajo en salud antes, durante y después de la privatización de la salud en Colombia, que inició con la Ley 100 de 1993″, añadió la fundación en la reseña.
Para la categoría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible Camila Botero Restrepo, el ganador fue Nelson Kevin Sinisterra Solís, investigador del Instituto Universitario de ingeniería de alimentos del departamento de Tecnología de Alimentos, de la Universitat Politècnica de València. Su trabajo se centró en el desarrollo de indicadores para la evaluación de la sostenibilidad en la agricultura.
¡Nos emociona anunciar oficialmente a los ganadores de los #PremiosAAE2024! Felicitaciones a todos por apostarle a la investigación, las ciencias y la solidaridad, nos complace reconocer y apoyar su invaluable trabajo.
— FAAEColombia (@FAAEColombia) September 26, 2024
Encuentra todos los detalles en https://t.co/jADydbsRJL pic.twitter.com/qTDRLjzNTj
A los ojos del jurado de la fundación, la investigación de Sinisterra ofrece dos aportaciones clave que vinculan la sostenibilidad con el ámbito práctico y cotidiano de la toma de decisiones de los agentes económicos.
Uno de estos aportes se centra en presentar las estimaciones de impactos ambientales a nivel de punto medio y punto final. También muestra un indicador de huella ambiental integral y un indicador compuesto de sostenibilidad en el contexto español.
Otra de las categorías es la de Solidaridad, en la que ganó la Corporación Maestra Vida, que se ha encargado de fortalecer en El Tambo (Cauca) la convivencia, el desarrollo rural y la protección de la biodiversidad de este territorio a partir de la educación formal y comunitaria.
“En Maestra Vida se han graduado 22 promociones de bachilleres técnicos en Agroecología, pertenecientes a comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, a través de una metodología única, que desarrolla la capacidad de los niños y jóvenes de hacerse responsables de su propia formación, sin premios ni castigos”, explica la fundación en el comunicado.
Esta es la segunda vez que la corporación gana el premio de la Fundación Alejandro Ángel Escobar. La primera fue en 2008. Con el dinero obtenido en ese entonces, la organización los empleó para hacer mejoras de infraestructura.
En esa misma categoría fue reconocida la Asociación Colombiana de Bipolares, que está constituida desde 1997 y fue creada por personas con diagnóstico de trastorno bipolar y sus familias. El objetivo de la asociación es “conseguir la estabilidad y la buena calidad de vida de las personas afectadas y sus familias a través del conocimiento y el adecuado manejo de la enfermedad”, como se lee en el comunicado.
Desde su creación, esta asociación se ha centrado en trabajar en concientizar a las personas afectadas, familiares, cuidadores, amigos y, a todas las personas, sobre el trastorno bipolar, su sintomatología y tratamiento.
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