Estos son los peores lugares para refugiarse de una bomba nuclear
Para determinar las zonas, los investigadores emplearon simulaciones y tuvieron en cuenta diversas variables, como las ventanas, los pasillos, las puertas y la forma de las habitaciones donde se podían resguardad. Así mismo, hubo otros factores que no se estudiaron, como los efectos de la radiación. La investigación fue publicada en Physics of Fluids.
Un grupo de investigadores se dio a la tarea de establecer cuáles son los mejores y los peores lugares en los que una persona se puede salvaguardar en caso de una bomba nuclear. Y aunque parece un escenario sacado de una película de ciencia ficción, no estamos exentos de que la historia de Hiroshima y Nagasaki se repita. (Lea: Cámara de magma descubierta bajo un volcán submarino en Grecia prende las alarmas)
Para determinar las zonas, los investigadores emplearon simulaciones y probaron cómo le iría a las personas en diversos lugares. Uno de los escenarios que usaron fue el de las personas que se resguardaron en un sitio bajo techo durante una explosión de una bomba atómica de un misil balístico intercontinental típico.
Durante las simulaciones, tuvieron en cuenta diversas variables, como las ventanas, los pasillos, las puertas y la forma de las habitaciones donde se podían resguardad. Así mismo, hubo otros factores que no se estudiaron, como los efectos de la radiación.
El objetivo, señalaron los investigadores en un comunicado, “era entender el daño causado por la onda expansiva generada por la explosión, que a menudo es lo suficientemente fuerte y rápida como para enviar a una persona por el aire”.
Tras varias simulaciones, los investigadores contaron sus hallazgos en la revista Physics of Fluids. Primero dijeron que durante varios años se ha creído que refugiarse en los edificios de bloque de concreto es más resistente y quizás más seguro. Sin embargo, los resultados mostraron que estar dentro de un edificio que permanece en pie no es necesariamente seguro. (Puede leer: Por primera vez un láser desvía rayos de tormentas hacia el cielo)
“Los espacios estrechos en el interior podrían contribuir a la velocidad del aire, generando ráfagas de viento que pueden rasgar las esquinas con una fuerza 18 veces mayor que el peso corporal de una persona”, se lee en el documento.
Otras de las zonas que los investigadores pidieron evitar era aquellos que son interiores y cuentan con ventanas, pasillos y puertas. Ioannis Kokkinakis, autor del estudio, anotó en el comunicado que “las personas deben mantenerse alejada de estos lugares y buscar refugio de inmediato”.
Kokkinakis además aseguró que “incluso en la sala de estar uno podría estar a salvo de las altas velocidades del aire si se coloca en las esquinas de la pared frente a la explosión”. El autor señaló también que “llegar a una habitación sin ventanas, como un armario, puede ser su mejor opción en caso de emergencia”. (Le puede interesar: Científicos preocupados por resúmenes de estudios escritos con inteligencia artificial)
Aunque el autor advirtió que sobrevivir a la onda expansiva hasta ahora es el comienzo. En varias oportunidades se ha constado la muerte de personas meses o incluso años después de la explosión. Por eso, apuntó Dimitris Drikakis, coautor, “nuestro estudio muestra que las altas velocidades aerodinámicas siguen siendo un peligro considerable y aún pueden provocar lesiones graves o incluso muertes”.
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Un grupo de investigadores se dio a la tarea de establecer cuáles son los mejores y los peores lugares en los que una persona se puede salvaguardar en caso de una bomba nuclear. Y aunque parece un escenario sacado de una película de ciencia ficción, no estamos exentos de que la historia de Hiroshima y Nagasaki se repita. (Lea: Cámara de magma descubierta bajo un volcán submarino en Grecia prende las alarmas)
Para determinar las zonas, los investigadores emplearon simulaciones y probaron cómo le iría a las personas en diversos lugares. Uno de los escenarios que usaron fue el de las personas que se resguardaron en un sitio bajo techo durante una explosión de una bomba atómica de un misil balístico intercontinental típico.
Durante las simulaciones, tuvieron en cuenta diversas variables, como las ventanas, los pasillos, las puertas y la forma de las habitaciones donde se podían resguardad. Así mismo, hubo otros factores que no se estudiaron, como los efectos de la radiación.
El objetivo, señalaron los investigadores en un comunicado, “era entender el daño causado por la onda expansiva generada por la explosión, que a menudo es lo suficientemente fuerte y rápida como para enviar a una persona por el aire”.
Tras varias simulaciones, los investigadores contaron sus hallazgos en la revista Physics of Fluids. Primero dijeron que durante varios años se ha creído que refugiarse en los edificios de bloque de concreto es más resistente y quizás más seguro. Sin embargo, los resultados mostraron que estar dentro de un edificio que permanece en pie no es necesariamente seguro. (Puede leer: Por primera vez un láser desvía rayos de tormentas hacia el cielo)
“Los espacios estrechos en el interior podrían contribuir a la velocidad del aire, generando ráfagas de viento que pueden rasgar las esquinas con una fuerza 18 veces mayor que el peso corporal de una persona”, se lee en el documento.
Otras de las zonas que los investigadores pidieron evitar era aquellos que son interiores y cuentan con ventanas, pasillos y puertas. Ioannis Kokkinakis, autor del estudio, anotó en el comunicado que “las personas deben mantenerse alejada de estos lugares y buscar refugio de inmediato”.
Kokkinakis además aseguró que “incluso en la sala de estar uno podría estar a salvo de las altas velocidades del aire si se coloca en las esquinas de la pared frente a la explosión”. El autor señaló también que “llegar a una habitación sin ventanas, como un armario, puede ser su mejor opción en caso de emergencia”. (Le puede interesar: Científicos preocupados por resúmenes de estudios escritos con inteligencia artificial)
Aunque el autor advirtió que sobrevivir a la onda expansiva hasta ahora es el comienzo. En varias oportunidades se ha constado la muerte de personas meses o incluso años después de la explosión. Por eso, apuntó Dimitris Drikakis, coautor, “nuestro estudio muestra que las altas velocidades aerodinámicas siguen siendo un peligro considerable y aún pueden provocar lesiones graves o incluso muertes”.
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