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Un nuevo estudio publicado en la revista Science propone dar una vuelta a la forma en la que se ha entendido, comúnmente, la desaparición de los neandertales. Según los autores del estudio, estos no se extinguieron por su cuenta, sino que fueron asimilados por los Homo Sapiens, es decir, por los humanos modernos.
“Nuestros datos apoyan la idea de que un factor en la extinción de los neandertales, probablemente el más importante, es que simplemente fueron absorbidos por los sapiens”, explicó, a El País, el biólogo molecular Liming Li, de la Universidad de Princeton (Estados Unidos), y primer autor del estudio.
Gracias al trabajo de Svante Pääbo, un genetista sueco y ganador del Premio Nobel, se sabe, desde 2010, que hace decenas de miles de años, los sapiens tuvieron sexo e hijos con los neandertales. Lo que decir que los humanos actuales tenemos un pequeño porcentaje del ADN neandertal en cada una de nuestras células.
Sin embargo, permanecía el enigma de por qué, si ambas especies eran compatibles, los neandertales desaparecieron hace cerca de 40 mil años, y los sapiens se convirtieron en la única especie humana en la Tierra.
Para llegar responder a esta respuesta los investigadores del nuevo estudio analizaron los únicos tres genomas de neandertales que se tienen en el mundo: el de un individuo hallado en Vindija (Croacia) que vivió hace unos 52.000 años, otro de un espécimen hallado en Chagyrskaya (Rusia), de hace unos 80.000 años, y un tercero que fue encontrado en la cueva de Denisova (Rusia), que vivió hace unos 120.000 años. Lo que representa información genética de tres momentos distintos de los neandertales en el planeta.
Estos fueron comparados con el genoma con el de 2.000 sapiens actuales para estimar cuánto material genético les fue transferido a los neandertales y cuándo sucedió. Esto significa una novedad en los estudios de este tipo, pues generalmente se ha estudiado cómo los intercambios genéticos con los Neandertales (originarios de Europa) afectaron a los Sapiens (provenientes de África), en investigaciones que han encontrado que, por ejemplo, el intercambio le permitió al hombre moderno ser más resistente al VIH pero más vulnerables a virus como el covid. Además, permitió desarrollar una serie de funciones fisiológicas de los sapiens, como la coagulación rápida de la sangre.
Uno de los elementos que encontró el estudio es que el primer y más significativo encuentro entre ambas especies ocurrió mucho antes de lo que se pensaba, hace unos 200 mil años. En ese momento, grupos de Homo sapiens que emigraron de África a Europa, se relacionaron y tuvieron descendencia con los neandertales, a los cuales les transfirieron hasta el 10 % de su genoma, lo cual es una cantidad importante, pues los sapiens actuales, que viven fuera de África, solo conservan alrededor del 2 % del ADN neandertal.
En todo caso, esos grupos de sapiens nunca se establecieron en Europa o Asia, y se extinguieron en el mediano plazo.
Posteriormente, hace unos 120 mil años, otra oleada de Homo sapiens llegó a Europa, probablemente en busca de nuevos territorios favorables por el cambio del clima que creó un puente de tierra entre África y la península del Sinaí en Egipto. En esta ocasión, los encuentros entre ambas especies habrían sido menos frecuentes, pues los neandertales solo recibieron un 0,5 % del ADN de los sapientes.
Luego de esto, hace 60 mil y 50 mil años, se dio un cambio en el flujo genético y los sapiens asumieron hasta el 10 % del genoma neandertal, lo cual aumentó con cruces posteriores. Finalmente, hace 40.000 años, se encontró que los últimos neandertales tenían 0 % de ADN sapiens, al ser una especie en extinción.
Uno de los datos claves que reveló el estudio es que se ha sobreestimado el tamaño de las poblaciones de neandertales, la cuales eran en un 26 % más reducidas, con alrededor de 2.500 individuos repartidos en pequeñas tribus aisladas en toda Europa. Además de esto, era una especie afectada por la endogamia, y la llegada de los sapiens, que tenían clanes más grandes y con mejor tecnología (armas para matar a distancia).
“Al final, las oleadas sucesivas de inmigración sapiens desde África desbordaron a los neandertales hasta que fueron incapaces de seguir siendo una especie aparte y finalmente fueron asimilados por la genética sapiens”, explicó, a El País, el genetista Joshua Akey, coautor del estudio. “De estudios anteriores sabíamos que hay mucha menos presencia neandertal en el cromosoma X, lo que se asocia a que los niños híbridos sobrevivían menos que las niñas. También hay indicios de que algunos genes neandertales eran nocivos y fueron purgados de nuestro genoma. Así que parece que había cierta incompatibilidad en estos cruces, pero no debió ser muy grande, pues no impidió que los sapiens tuviesen antepasados neandertales y al revés”.
En el estudio se cita al genetista español Carles Lalueza-Fox, quien ha sido uno de los pioneros de las teorías de asimilación neandertal, y que apunta sobre cómo ambas especies de humanos convivieron y tuvieron hijos mestizos, en lo que los neandertales fueron finalmente asimilados por el genoma del humano moderno.
“A veces pensamos en el último neandertal como un individuo solitario que no encuentra pareja. Yo lo imagino más bien como una persona cuya pareja era un Homo sapiens”, explicó, en sus textos, Lalueza-Fox.
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