Faltan 30 años para que haya paridad de género en ciencia
Un estudio publicado en la revista “Tapuya: Latin American Science, Technology and Society” indica que faltan 10 años para alcanzar la paridad de género en humanidades y 150 años para ingeniería.
Juan Miguel Hernández Bonilla
Camilo López Aguirre estudió biología en la Universidad Javeriana, está haciendo un doctorado en paleontología y evolución de murciélagos en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney (Australia) y acaba de publicar un artículo científico sobre la paridad de género en la ciencia en Colombia.
Al otro lado del mundo, viviendo como inmigrante y marginado de los círculos locales de investigación científica, López empezó a sentir por primera vez en su vida laboral la sensación de no pertenecer.
“Esa percepción me hizo preguntarme por qué no había sentido incomodidad en mi trabajo en Colombia. Llegué a una conclusión obvia. Nunca me sentí marginado porque soy hombre, bogotano, blanco y con recursos. Encajaba perfectamente en el gremio de la ciencia. Al ser consciente de eso, decidí investigar qué tan real era ese estereotipo”, dice López mientras aclara que su trabajo es un aporte para tener una discusión más informada y sincera sobre el asunto.
Fue así como un biólogo aficionado a los murciélagos empezó a leer sobre la desigualdad de género en la investigación científica en Colombia. Los resultados generales de su trabajo “Mujeres en ciencia latina: paridad de género en el siglo 21 y perspectivas para una Colombia en posconflicto”, publicado en inglés en la revista Tapuya: Latin American Science, Technology and Society, son solo unas de las expresiones del machismo que padece la sociedad colombiana.
La representación de las mujeres en la ciencia ha aumentado en Colombia a lo largo del siglo XXI. En los últimos años creció 4,69 %, pasando de 33,71 % en 2000 a 38,40 % en 2015. “Si uno hace unas proyecciones con esa tendencia y corre un modelo de función logística, dice López, encuentra que faltan más de 30 años para que la ciencia colombiana en su conjunto alcance la paridad de género”.
Cuando López analizó los datos específicos de las seis áreas de investigación que componen el universo científico: agricultura, medicina, naturales, sociales, humanidades e ingeniería descubrió que la ciencia médica es la única área que hasta el momento ha alcanzado la paridad de género y, paradógicamente, la única que está mostrando una pérdida de representación femenina.
“En todos los campos de investigación, analizados entre 2005 y 2015, las ciencias sociales tuvieron un 44 % de paridad de género y, las agrícolas, 35 %. En contraste, la ingeniería mostró el promedio más bajo de representación femenina, seguido por humanidades y ciencias naturales, 19, 30 y 30 %, respectivamente”, se lee en el documento (ver infografía).
El modelo de proyección desarrollado por López indica que alcanzar la paridad de género puede tardar desde 10 años en humanidades hasta más de 150 años en ingeniería.
Los datos para la investigación se obtuvieron del Instituto de Estadística de la Unesco, la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana, el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología y Colciencias. Para evaluar las diferentes dimensiones de la paridad de género, la base de datos se clasificó según el área de investigación, el nivel académico, el nivel de rango del investigador, los graduados de doctorado y el acceso a becas.
“Lo primero que hice fue buscar la información disponible, no tenía la posibilidad de hacer un experimento empírico, entonces me limité a usar la información pública que había en internet”, dice López.
Con los datos ya organizados, decidió no solo hacer una revisión de qué ha pasado con las mujeres en la ciencia en Colombia en este siglo, sino además hacer proyecciones en cada variable para tratar de ver qué pasará en el futuro si seguimos como vamos.
Otra de las conclusiones del trabajo, basada en el modelo de función logística, revela que alcanzar la paridad de género en la fuerza laboral científica en Colombia podría demorarse hasta 30 años.
Frente al acceso a becas para posgrado, el estudio muestra que “en ciencias sociales y agrícolas solo hacen falta dos años para alcanzar la paridad género, pero en ingeniería faltan 50 años. Finalmente, dice el artículo, “las proyecciones temporales de paridad de género en los niveles de rango de los investigadores sugirieron que el rango júnior podría ser el primero en alcanzar la paridad de género, seguido por los rangos eméritos, asociados y superiores, en el que se estima que faltan 90 años para alcanzar la paridad entre hombres y mujeres”.
“El problema más difícil en este asunto, concluye López, es que la información está muy fragmentada. Colombia tiene que hacer un monitoreo serio, año a año, de la realidad de las mujeres en la ciencia. Colciencias no ha subido la información de varios de los últimos años. No hay una política de Estado que de verdad genere espacios reales para que las mujeres investiguen y trabajen en ciencia. La ciencia en Colombia es machista y patriarcal”.
Para terminar nuestra conversación, López recuerda un ejemplo de un pasaje del libro Inferior, de Ángela Saini. “Ella muestra cómo empezar a incluir voces femeninas en la ciencia cambió nuestra percepción de la naturaleza y del ser humano. Durante mucho tiempo la ciencia creyó que el lenguaje había nacido cuando los hombres empezaron a cazar animales. Pero cuando empezaron a entrar mujeres en la antropología surgió otra hipótesis que dice que el lenguaje nació cuando unas mujeres empezaron a criar los hijos de otras. ¿Qué genera más presión: cazar un animal una vez a la semana o tener que cuidar a varios niños que no son míos?”
Camilo López Aguirre estudió biología en la Universidad Javeriana, está haciendo un doctorado en paleontología y evolución de murciélagos en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney (Australia) y acaba de publicar un artículo científico sobre la paridad de género en la ciencia en Colombia.
Al otro lado del mundo, viviendo como inmigrante y marginado de los círculos locales de investigación científica, López empezó a sentir por primera vez en su vida laboral la sensación de no pertenecer.
“Esa percepción me hizo preguntarme por qué no había sentido incomodidad en mi trabajo en Colombia. Llegué a una conclusión obvia. Nunca me sentí marginado porque soy hombre, bogotano, blanco y con recursos. Encajaba perfectamente en el gremio de la ciencia. Al ser consciente de eso, decidí investigar qué tan real era ese estereotipo”, dice López mientras aclara que su trabajo es un aporte para tener una discusión más informada y sincera sobre el asunto.
Fue así como un biólogo aficionado a los murciélagos empezó a leer sobre la desigualdad de género en la investigación científica en Colombia. Los resultados generales de su trabajo “Mujeres en ciencia latina: paridad de género en el siglo 21 y perspectivas para una Colombia en posconflicto”, publicado en inglés en la revista Tapuya: Latin American Science, Technology and Society, son solo unas de las expresiones del machismo que padece la sociedad colombiana.
La representación de las mujeres en la ciencia ha aumentado en Colombia a lo largo del siglo XXI. En los últimos años creció 4,69 %, pasando de 33,71 % en 2000 a 38,40 % en 2015. “Si uno hace unas proyecciones con esa tendencia y corre un modelo de función logística, dice López, encuentra que faltan más de 30 años para que la ciencia colombiana en su conjunto alcance la paridad de género”.
Cuando López analizó los datos específicos de las seis áreas de investigación que componen el universo científico: agricultura, medicina, naturales, sociales, humanidades e ingeniería descubrió que la ciencia médica es la única área que hasta el momento ha alcanzado la paridad de género y, paradógicamente, la única que está mostrando una pérdida de representación femenina.
“En todos los campos de investigación, analizados entre 2005 y 2015, las ciencias sociales tuvieron un 44 % de paridad de género y, las agrícolas, 35 %. En contraste, la ingeniería mostró el promedio más bajo de representación femenina, seguido por humanidades y ciencias naturales, 19, 30 y 30 %, respectivamente”, se lee en el documento (ver infografía).
El modelo de proyección desarrollado por López indica que alcanzar la paridad de género puede tardar desde 10 años en humanidades hasta más de 150 años en ingeniería.
Los datos para la investigación se obtuvieron del Instituto de Estadística de la Unesco, la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana, el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología y Colciencias. Para evaluar las diferentes dimensiones de la paridad de género, la base de datos se clasificó según el área de investigación, el nivel académico, el nivel de rango del investigador, los graduados de doctorado y el acceso a becas.
“Lo primero que hice fue buscar la información disponible, no tenía la posibilidad de hacer un experimento empírico, entonces me limité a usar la información pública que había en internet”, dice López.
Con los datos ya organizados, decidió no solo hacer una revisión de qué ha pasado con las mujeres en la ciencia en Colombia en este siglo, sino además hacer proyecciones en cada variable para tratar de ver qué pasará en el futuro si seguimos como vamos.
Otra de las conclusiones del trabajo, basada en el modelo de función logística, revela que alcanzar la paridad de género en la fuerza laboral científica en Colombia podría demorarse hasta 30 años.
Frente al acceso a becas para posgrado, el estudio muestra que “en ciencias sociales y agrícolas solo hacen falta dos años para alcanzar la paridad género, pero en ingeniería faltan 50 años. Finalmente, dice el artículo, “las proyecciones temporales de paridad de género en los niveles de rango de los investigadores sugirieron que el rango júnior podría ser el primero en alcanzar la paridad de género, seguido por los rangos eméritos, asociados y superiores, en el que se estima que faltan 90 años para alcanzar la paridad entre hombres y mujeres”.
“El problema más difícil en este asunto, concluye López, es que la información está muy fragmentada. Colombia tiene que hacer un monitoreo serio, año a año, de la realidad de las mujeres en la ciencia. Colciencias no ha subido la información de varios de los últimos años. No hay una política de Estado que de verdad genere espacios reales para que las mujeres investiguen y trabajen en ciencia. La ciencia en Colombia es machista y patriarcal”.
Para terminar nuestra conversación, López recuerda un ejemplo de un pasaje del libro Inferior, de Ángela Saini. “Ella muestra cómo empezar a incluir voces femeninas en la ciencia cambió nuestra percepción de la naturaleza y del ser humano. Durante mucho tiempo la ciencia creyó que el lenguaje había nacido cuando los hombres empezaron a cazar animales. Pero cuando empezaron a entrar mujeres en la antropología surgió otra hipótesis que dice que el lenguaje nació cuando unas mujeres empezaron a criar los hijos de otras. ¿Qué genera más presión: cazar un animal una vez a la semana o tener que cuidar a varios niños que no son míos?”