Flora, fauna y ¡hongos!: la petición para incluir a los hongos en el relato del mundo
Una campaña de concientización aboga por la inclusión de la palabra “hongo” en conversaciones sobre conservación, en conjunto con la flora y fauna. Esto se hace para resaltar el papel crucial de los hongos en la salud del ecosistema.
La Fundación Fungi, una organización global que explora los hongos para aumentar el conocimiento de su diversidad, ha comenzado una campaña que ha tenido eco en varios países del mundo y que busca poner al hongo en el lugar de importancia ambiental que se merece. En una publicación en sus redes sociales, la fundación señala que “es hora de que los hongos sean reconocidos y protegidos en pie de igualdad con los animales y las plantas en los marcos legales de conservación”. Como, continúan, el lenguaje crea realidad, proponen incluir la palabra “Hongo” siempre que se quiera referir a la diversidad macroscópica de la vida en la Tierra: “flora, fauna y HONGOS”. “Animales, plantas y HONGOS”.
La petición ha tenido eco en las agencias gubernamentales de Australia, Brasil o Islandia, que ya incluyen la palabra cuando quieren describir la diversidad ambiental de sus países. Los hongos son claves para la vida. Son reservorios de carbono de la naturaleza y desempeñan un papel vital en la prevención del cambio climático acelerado. Gran parte de la vida depende de las interacciones de las plantas con los hongos micorrízicos, que amplían la cantidad de suelo que los árboles pueden explorar con sus raíces utilizando su red de filamentos (micelio) para llegar a poros más pequeños, permitiendo a los árboles acceder al agua y a los nutrientes. que de otro modo no estarían disponibles para ellos.
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Por no obviar su gran aporte a la salud humana. La penicilina, por ejemplo, que desempeñó un papel revolucionario en la historia de la medicina y la salud humanase y marcó el comienzo de la era de los antibióticos, se obtiene de un hongo del género Penicillium y fue descubierta por primera vez por Alexander Fleming en 1928. Hoy muchas especies de hongos siguen siendo estudiadas y aprovechas por sus eventuales facultades para sanar el dolor en el cuerpo humano.
Pese a eso, es muy común que cada vez que haya noticias de hongos sea para hablar de sus riesgos o incluso para inventar historias vistas por millones de personas donde los hongos vuelven zombis a las personas. “A diferencia de los hongos zombis asesinos ficticios de la reciente serie post-apocalíptica de HBO, The Last of Us, nunca se ha descubierto que los hongos zombis infecten a los mamíferos”, escribían en una columna en Times Giuliana Furci y Merlín Sheldrake, la primera micóloga de campo y fundadora de la Fungi Foundation y el segundo biólogo y autor de Entangled Life: How Fungi Make Our Worlds, Change Our Minds, and Shape Our Futures, uno de los “100 libros imprescindibles de 2020″ de Time.
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En ese texto ambos autores defendían que “Los hongos comprenden uno de los reinos de la vida (una categoría tan amplia como “animales” o “plantas”) y son clave para comprender el planeta en el que vivimos. Están dentro de ti y a tu alrededor. Te sostienen a ti y a todo lo que dependes. Mientras lees estas palabras, los hongos forman el suelo, producen alimentos, elaboran medicinas, alimentan y matan animales y plantas e influyen en la composición de la atmósfera de la Tierra (...) Los relatos del mundo vivo que no incluyen los hongos son relatos de un mundo que no existe”.
La Fundación Fungi, una organización global que explora los hongos para aumentar el conocimiento de su diversidad, ha comenzado una campaña que ha tenido eco en varios países del mundo y que busca poner al hongo en el lugar de importancia ambiental que se merece. En una publicación en sus redes sociales, la fundación señala que “es hora de que los hongos sean reconocidos y protegidos en pie de igualdad con los animales y las plantas en los marcos legales de conservación”. Como, continúan, el lenguaje crea realidad, proponen incluir la palabra “Hongo” siempre que se quiera referir a la diversidad macroscópica de la vida en la Tierra: “flora, fauna y HONGOS”. “Animales, plantas y HONGOS”.
La petición ha tenido eco en las agencias gubernamentales de Australia, Brasil o Islandia, que ya incluyen la palabra cuando quieren describir la diversidad ambiental de sus países. Los hongos son claves para la vida. Son reservorios de carbono de la naturaleza y desempeñan un papel vital en la prevención del cambio climático acelerado. Gran parte de la vida depende de las interacciones de las plantas con los hongos micorrízicos, que amplían la cantidad de suelo que los árboles pueden explorar con sus raíces utilizando su red de filamentos (micelio) para llegar a poros más pequeños, permitiendo a los árboles acceder al agua y a los nutrientes. que de otro modo no estarían disponibles para ellos.
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Por no obviar su gran aporte a la salud humana. La penicilina, por ejemplo, que desempeñó un papel revolucionario en la historia de la medicina y la salud humanase y marcó el comienzo de la era de los antibióticos, se obtiene de un hongo del género Penicillium y fue descubierta por primera vez por Alexander Fleming en 1928. Hoy muchas especies de hongos siguen siendo estudiadas y aprovechas por sus eventuales facultades para sanar el dolor en el cuerpo humano.
Pese a eso, es muy común que cada vez que haya noticias de hongos sea para hablar de sus riesgos o incluso para inventar historias vistas por millones de personas donde los hongos vuelven zombis a las personas. “A diferencia de los hongos zombis asesinos ficticios de la reciente serie post-apocalíptica de HBO, The Last of Us, nunca se ha descubierto que los hongos zombis infecten a los mamíferos”, escribían en una columna en Times Giuliana Furci y Merlín Sheldrake, la primera micóloga de campo y fundadora de la Fungi Foundation y el segundo biólogo y autor de Entangled Life: How Fungi Make Our Worlds, Change Our Minds, and Shape Our Futures, uno de los “100 libros imprescindibles de 2020″ de Time.
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