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Un grupo de científicos encontró un fósil del embrión de un dinosaurio que estaba perfectamente conservado y que, al parecer, estaba a punto de nacer. El hallazgo se registró en Ganzhou, una ciudad ubicada al sur de China. (Lea: Desentierran a cinco mamuts de la edad de hielo)
El embrión es un terópodo sin dentadura u oviraptosaurio y podría ser de hace 66 a 72 millones de años. Según el documento, publicado en iScience, el ejemplar fue encontrado con su cabeza debajo de su cuerpo, con los pies a ambos lados y con la espalda encorvada, una postura que no había sido observada antes en dinosaurios pero similar a la de las aves modernas.
Los investigadores explicaron que esta postura se debe a que “los oviraptóridos, la especie a la que hacía parte este ejemplar, antes de la eclosión desarrollaron posturas similares a las de las aves al final de la incubación una postura que hasta la fecha mantienen las aves modernas”.
En el caso de los pájaros, este comportamiento o postura es controlado por el sistema nervioso central y se le llama “plegamiento”. Los pollos que se preparan a salir del huevo colocan su cabeza debajo de su ala derecha para mantenerla estable mientras rompen el cascarón con sus picos y, los embriones que no logran esta posición, son aquellos que registran una mayor probabilidad de morir por una eclosión fallida.
El “bebé Yingliang”, como fue llamado este fósil, “es uno de los mejores embriones de dinosaurios jamás encontrados”, según le digo a la AFP la investigadora de la Universidad de Birmingham Fion Waisum Ma, coautora de la publicación. (Puede leer: Quetzalcoatlus, el mayor ser volador que vivió en la tierra)
Ma comentó que esta especie de dinosaurios o “largatos ladrones de huevos”, como también se les conocían, eran individuos emplumados que vivían en las zonas que hoy en día son Asia y Norteamérica durante el periodo Cretácico Superior. También se caracterizan por tener diversos tipos de picos y dietas, y su tamaño varía desde el de un pavo hasta el de un Gigantoraptor, que mide ocho metros.
Este ejemplar mide 27 centímetros de largo desde su cabeza hasta su cola y está dentro de un huevo de 17 centímetros. Los investigadores creen que su buen estado de conservación podría ser porque probablemente pudo preservarse al quedar el huevo enterrado como consecuencia de un alud, lo que lo protegió de los carroñeros por tanto tiempo.
“Este pequeño dinosaurio en su estado prenatal se asemeja mucho a un ave bebé encorvada en su huevo, lo que aporta más evidencia de que muchas de las características de las aves de hoy evolucionaron de sus ancestros dinosaurios”, apuntó Steve Brusatte, profesor de la Universidad de Edimburgo e integrante del equipo de investigación. (Lea también: Pese a oposición de científicos, subastan fósiles del dinosaurio triceratops más grande conocido)