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El de Stonehenge es quizás uno de los monumentos megalíticos (es decir, realizado con grandes bloques de piedras), más reconocidos en todo el mundo. Ubicado en el norte del Reino Unido, esta construcción congrega a miles de visitantes anualmente. (Puede leer: El sexo homosexual entre animales podría tener esta importante función social)
Igual o mayor grado de atención provoca en científicos de todas partes, pues todavía se adelantan investigaciones para determinar su fecha de construcción y los objetivos para los cuales fue eregido este monumento.
Aunque las fechas de construcción más ampliamente aceptadas por la comunidad científica van desde el 3100 antes de Cristo (a.C.) hasta el 2000 a.C, cientos de arqueólogos siguen explorando los gigantescos bloques de piedra para obtener respuestas más precisas. (Le puede interesar: En 122 años solo 25 mujeres han ganado un Nobel de Medicina, Física o Química)
Precisamente eso fue lo que le pasó recientemente a un grupo de investigadores del Departamento de Geografía y Ciencias de la Tierra de la Universidad de Aberystwyth (Gales). En un estudio reciente publicado en la revista académica Journal of Archaeological Science, revelan un particular secreto sobre la Piedra 80.
Esta piedra, también conocida como la ‘Piedra del Altar’, es la mayor de las “piedras azules” exteriores de la construcción. Aunque para un curioso turista este bloque pueda resultarle muy similar a los otros, para los arqueólogos es fácil notar que es diferente a las demás. Por eso, desde hace años, la estudian para conocer su procedencia. (También puede leer: Científicas observan este asteroide metálico, ¿qué tiene de especial?)
Hasta el momento, la teoría más aceptada sugería que esta piedra provenía de Mynydd Preseli, a más de 200 kilómetros de Stonehenge, y de donde habrían llevado las otras “piedras azules”. Sin embargo, tras diversos análisis que implicaron distintas tecnologías, los arqueólogos de la Universidad de Aberystwyth obtuvieron una respuesta que dejaría obsoleta la anterior explicación.
El alto contenido en bario, un elemento que poco se encuentra en las otras piedras del monumento, es la principal evidencia que lleva a los investigadores a afirmar que la ‘Piedra del Altar’ no proceda del mismo sitio que las otras “piedras azules”. (Puede interesarle: La historia del único elefante nacido de dos especies)
De hecho, en el estudio, los arqueólogos proponen que la piedra sea desclasificada como azul. Aunque no apuntan el lugar de procedencia de la Piedra 80, concluyen que es “hora de ampliar nuestros horizontes, tanto geográfica como estratigráficamente, hacia el norte de Gran Bretaña y también de considerar areniscas continentales de una edad más temprana”.