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El sistema Rising Star Cave, en Sudáfrica, es un lugar conocido por la concentración de restos de homínidos, que se estima pertenecen a más de 15 individuos que representan todos los grupos de edad, asignados a una nueva especie: Homo naledi, un homínido extinto de cerebro pequeño de hace entre 335.000 y 241.000 años.
Dicha especie, ha estado en los titulares de prensa en todo el mundo durante este año, luego de la publicación de varios estudios (algunos revisados por pares y otros no), en los que afirmaban que H. naledi, fue la primera especie que hizo entierros deliberados de sus muertos. (Lea: Descubren estatua de guerrero maya de 1.400 años de antigüedad en Chichén Itzá)
Los estudios indicaban que, además, este homínido de cerebro pequeño realizaba arte rupestre relacionado con esas prácticas funerarias. Tres artículos preimpresos fueron publicados en la revista eLife. Estos sugerían que las recientes excavaciones en el sistema Rising Star Cave proporcionaron evidencia de al menos tres elementos de entierro, dos en la Cámara Dinaledi y otro en la cavidad Hill Antechamber.
Según esos estudios, Homo naledi iluminó pasadizos oscuros usando fuego e intencionalmente llevó los cuerpos de tres individuos a las profundidades del sistema de Rising Star Cave, cavó pozos y depositó cadáveres dentro de las fosas y cubrieron los cuerpos con sedimentos. También se afirmó que la antecámara de Hill contenía una herramienta de piedra muy cerca de la mano del homínido.
Estos estudios difundieron la idea de que los homínidos de cerebro pequeño (~450-600 cc) eran capaces de comportamientos funerarios complejos equivalentes a los atribuidos a especies de homínidos de cerebro más grande (~1400 cc), como los Homo sapiens y Homo neanderthalensis.
Sin embargo, un grupo de investigadores especializados diferentes áreas dicen que no hay evidencias científicas que prueben dichas afirmaciones, y que los escenarios de formación natural pueden explicar acumulaciones esqueléticas, como una trampa mortal natural, el transporte acuático de cuerpos o partes de cuerpos y la actividad de carnívoros. (Lea: La razón por la que la Nasa perdió la comunicación con sus misiones en Marte)
En el estudio publicado hace unos días en la revista Journal of Human Evolution, los investigadores dicen que “la evidencia presentada hasta ahora no es lo suficientemente convincente para respaldar el entierro deliberado de los muertos por parte de H. naledi ni que ellos hicieran los supuestos grabados”.
“Realmente necesitamos documentación adicional, sustancial y análisis científicos antes de que podamos descartar que los agentes naturales y los procesos post-deposición fueran responsables de la acumulación de cuerpos/partes de cuerpos y para demostrar la excavación y el llenado intencional de pozos por parte del Homo naledi”, dijo María Martinón-Torres, coautora del estudio, integrante del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en un comunicado.
Los investigadores señalan, además, que, “se necesitan análisis detallados para demostrar que los llamados “grabados” son en realidad marcas hechas por humanos y que, al igual que la supuesta evidencia del uso del fuego, pueden vincularse de manera segura con H. naledi”.
“Desafortunadamente, existe una clara posibilidad de que el llamado artefacto de piedra junto a la mano del homínido sea un geofacto, y no un producto de la extracción de herramientas de piedra por parte del Homo naledi”, sostuvo Michael Petraglia, profesor del Centro Australiano de Investigación sobre la Evolución Humana de la Universidad Griffith.