Identifican a una criatura marina avistada en Japón que nadie sabía qué era
En 2018 un fotógrafo japonés vio a una criatura nadando en el mar. Ningún biólogo la reconoció. No era un gusano, un molusco o un crustáceo. ¿Qué era? Dos años después, un grupo de científicos lo descubre.
El 11 de abril de 2018 el fotógrafo japonés Ryo Minemizu vio y fotografió un animal de 5 milímetros de tamaño nadando a 16 metros de profundidad frente a la costa del cabo Kiyan, en Okinawa, Japón. Como solía hacer, publicó las imágenes de este “animal” en redes sociales. Fue grande su sorpresa cuando cientos de biólogos no lograron identificar de qué organismo se trataba. Dos años después, un grupo de investigadores revela el misterio, a partir de una muestra del animal que Minemizu recolectó y almacenó.
Después de una serie de estudios morfológicos y genéticos, los científicos revelaron que lo que Minemizu vio fue un agregado previamente desconocido de cercarias. Las cercarias son un tipo de larva parasitaria, de la familia de los trematodos, que vive en el agua y que puede infectar a animales y a humanos. ¿Pero, qué quiere decir exactamente la palabra “agregado”? Básicamente, las cercarias se habían unido imitando la forma de un pequeño organismo, que fue lo que Minemizu confundió con alguna especie de animal.
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En esa imitación, o “agregado”, los científicos se encontraron dos tipos de larvas, que llamaron “marineros” (grandes) y “pasajeros” (pequeños). La única agregación que estudiaron incluía alrededor de 20 marineros y más de 1.000 pasajeros. Las larvas pasajeros estaban dispuestas en un hemisferio, con sus colas formando la masa y sus cuerpos en la periferia. La forma se asemeja a una colonia, escribieron los científicos, estando finamente estructurada y optimizada para el desempeño funcional en diferentes niveles. Incluso para nadar.
Al iniciar la natación, solo uno o unos pocos marineros comienzan a mover la cola, y los demás se unen a ellos poco después. La pregunta es, ¿para qué las larvas hacen esto? Probablemente, escriben los investigadores, es un caso de mimetismo de presa, es decir, cuando la forma y el comportamiento tienen como objetivo atraer al huésped y facilitar la transmisión. El cómo se movía en el agua este “organismo” creado de larvas, de hecho, parecía copiar los movimientos de un tipo de plancton. Al hacerlo, atraen a un pez para que se coma las larvas, de modo que puedan continuar su ciclo de vida dentro del huésped.
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La característica peculiar de esto es que había dos tipos de larvas que, aunque pertenecen a la misma especie, difieren en estructura, tamaño y comportamiento. Y aún más importante, tienen diferentes maneras de transmitirse. Mientras los pasajeros pueden infiltrarse en las branquias o los intestinos de un pez que los traga, los marineros no pueden hacerlo. Es decir, las larvas marineros están renunciando a su propia oportunidad de reproducirse para que otro, las larvas pasajeras, puedan hacerlo.
El 11 de abril de 2018 el fotógrafo japonés Ryo Minemizu vio y fotografió un animal de 5 milímetros de tamaño nadando a 16 metros de profundidad frente a la costa del cabo Kiyan, en Okinawa, Japón. Como solía hacer, publicó las imágenes de este “animal” en redes sociales. Fue grande su sorpresa cuando cientos de biólogos no lograron identificar de qué organismo se trataba. Dos años después, un grupo de investigadores revela el misterio, a partir de una muestra del animal que Minemizu recolectó y almacenó.
Después de una serie de estudios morfológicos y genéticos, los científicos revelaron que lo que Minemizu vio fue un agregado previamente desconocido de cercarias. Las cercarias son un tipo de larva parasitaria, de la familia de los trematodos, que vive en el agua y que puede infectar a animales y a humanos. ¿Pero, qué quiere decir exactamente la palabra “agregado”? Básicamente, las cercarias se habían unido imitando la forma de un pequeño organismo, que fue lo que Minemizu confundió con alguna especie de animal.
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Al iniciar la natación, solo uno o unos pocos marineros comienzan a mover la cola, y los demás se unen a ellos poco después. La pregunta es, ¿para qué las larvas hacen esto? Probablemente, escriben los investigadores, es un caso de mimetismo de presa, es decir, cuando la forma y el comportamiento tienen como objetivo atraer al huésped y facilitar la transmisión. El cómo se movía en el agua este “organismo” creado de larvas, de hecho, parecía copiar los movimientos de un tipo de plancton. Al hacerlo, atraen a un pez para que se coma las larvas, de modo que puedan continuar su ciclo de vida dentro del huésped.
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