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Desde hace siete años, un grupo de científicos liderados por el profesor Karl Glazebrook, de la Universidad Tecnológica de Swinburne (Australia), venía haciéndole seguimiento a una galaxia masiva del universo primitivo de hace más de 11.500 millones de años. (Puede leer: Ya está abierta la convocatoria al “Programa Orquídeas: mujeres en la Ciencia”)
El problema, como explicó recientemente Glazebrook, es que a pesar de observarla durante horas con los dos telescopios más grandes de la Tierra, no podían confirmar su edad ni hacer otro tipo de mediciones. “Era demasiado roja y débil”, comentó el científico sobre las dificultades que tuvieron para tener observaciones más claras y precisas. “Al final, tuvimos que salir de la Tierra y utilizar el telescopio espacial James Webb para confirmar su naturaleza”, apuntó el investigador.
Fue gracias a este telescopio espacial, el más poderoso construido hasta el momento, que Glazebrook y su equipo pudieron obtener mediciones más nítidas sobre la galaxia que les había sido esquiva. Como reportan en un artículo publicado recientemente en la revista académica Nature, la masiva galaxia de hace 11.500 millones de años tiene una población “extremadamente antigua de estrellas formadas mucho antes: 1.500 millones de años antes en el tiempo”. (Le puede interesar: La ciencia dice que las fallas geológicas no tienen que ver con constructores)
Estas observaciones, explican los investigadores, “contradice los modelos actuales, ya que no se ha acumulado suficiente materia oscura en concentraciones suficientes para sembrar su formación”. En otras palabras, la comprensión que hasta el momento tiene la ciencia sobre la formación de las galaxias y la naturaleza de la materia oscura, podría cambiar completamente gracias a este nuevo trabajo.
La importancia de este trabajo, y los cambios que podrían darse gracias a este, fueron explicados por Claudia Lagos, de la Universidad de Australia Occidental del Centro Internacional de Investigación en Radioastronomía (ICRAR): “La formación de las galaxias viene dictada en gran parte por cómo se concentra la materia oscura. La existencia de estas galaxias extremadamente masivas en una fase tan temprana del Universo plantea importantes retos a nuestro modelo estándar de cosmología. Esto se debe a que no creemos que las estructuras de materia oscura tan masivas como para albergar estas galaxias masivas hayan tenido tiempo aún de formarse”. (También puede leer: Científicos examinan la investigación sobre la felicidad)
Pese a los relevantes hallazgos del equipo, Lagos considera que es fundamental contar con más observaciones para poder comprender qué tan comunes pueden ser estas galaxias.
Para el investigador Themiya Nanayakkara, quien también hizo parte del trabajo, “esto empuja los límites de nuestra comprensión actual de cómo se forman y evolucionan las galaxias. La pregunta clave ahora es cómo se forman tan rápido muy temprano en el Universo y qué misteriosos mecanismos llevan a que dejen de formar estrellas abruptamente cuando el resto del Universo lo hace”.