La araña viuda marrón está atacando a sus “primas” norteamericanas
Un estudio liderado por científicos estadounidenses retrata cómo las viudas negras nativas de ese país están perdiendo hábitat con las viudas marrones, una araña invasora de ese país. Los investigadores observaron que mientras las primeras son “tímidas”, las segundas tienen un comportamiento más violento.
La primera aparición en Estados Unido de la viuda marrón, una araña no nativa de ese país, se registó en el sur de Florida en 1935. Desde entonces los científicos de ese país han notado que se ha expandido rápidamente en áreas urbanas y rurales al norte de Kansas y al oeste como California. Se han informado poblaciones establecidas de viudas marrones en Hawái, las islas del Caribe, Australia, Japón y Chipre.
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La primera aparición en Estados Unido de la viuda marrón, una araña no nativa de ese país, se registó en el sur de Florida en 1935. Desde entonces los científicos de ese país han notado que se ha expandido rápidamente en áreas urbanas y rurales al norte de Kansas y al oeste como California. Se han informado poblaciones establecidas de viudas marrones en Hawái, las islas del Caribe, Australia, Japón y Chipre.
Los investigadores creen que la viuda marrón no nativa no solo ha invadido con éxito a EE. UU, sino que lo ha hecho desplazando de su hábitat a las arañas viudas negras. Porqué ha sucedido es una pregunta clave. Se sabe, por ejemplo, que las hembras adultas de viuda marrón tienen tasas más altas de fertilidad y un rango de dispersión más largo que las hembras adultas de viuda negra. Sin embargo, se desconocen las tasas de desarrollo hasta la madurez sexual de las primeras y, sobre todo, su cohabitación tolerante (o no) con vecinos.
Un grupo de investigadores acaba de publicar un estudio en el que intenta arrojar luz sobre porqué las viudas negras están, aparentemente, perdiendo la batalla contra las viudas marrones. Para hacerlo, documentaron el número relativo de crías de viudas marrones y negras desde junio de 2019 hasta agosto de 2022.
Lo hicieron contando el número de sacos de huevos viables por hembra de cada araña. A pedido de los propietarios de viviendas que informaron posibles infestaciones de arañas en Orlando, Live Oak, St. Augustine, Clearwater y St. Petersburg, inspeccionaron los espacios de acceso debajo de 15 viviendas, así como el interior de garajes, cobertizos y estructuras de patio. Las poblaciones reproductoras de arañas de telaraña estaban presentes debajo de todas las casas.
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También inspeccionaron estructuras en el norte y centro de Florida, entre ellas edificios de almacenamiento, paseos marítimos, puentes, baños, centros naturales y edificios de oficinas. Esa búsqueda arrojó el primer resultado interesante del estudio: encontraron 223 viudas marrones y 10 viudas negras del sur, una proporción de aproximadamente 20:1. A fines del verano y principios del otoño de 2019, los investigadores recolectaron arañas de telaraña, incluidos machos y hembras y las alojaron en un insectario.
Después, seleccionaron al azar 30 crías de sacos de huecos de ambos tipo de araña y estudiaron su desarrollo. Los datos se registraron en cada individuo hasta la muerte o hasta el fin del experimento, que duró 120 días. Los investigadores lograron completar tres experimentos en los que evaluaron los niveles de cohabitación de las hembras de araña. Al final de cada “situación”, registraron “sin conflicto” si ambas arañas estaban vivas, “presa” si una estaba envuelta en seda y “depredador” si una estaba viva.
En un primer experimento, los científicos seleccionaron 10 arañas crías de viuda negra y marrón y las ubicaron en un recinto transparente y registraron el número de sobrevivientes por especie hasta que quedó una araña. Los investigadores usaron el hambre como un factor de motivación para el canibalismo o la depredación.
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Cuando se produjo la depredación entre las arañas, las viudas marrones abandonaron su red base y acecharon, capturaron y consumieron agresivamente a las viudas negras del sur antes de canibalizar a sus hermanos. Cuando las viudas marrones se acercaron a ellas, las arañas viudas negras del sur se congelaron o huyeron, pero no iniciaron un ataque. Cuando estaban acorralados, contraatacaban defensivamente.
Los científicos observaron a las viudas marrones ‘probando’ audazmente la telaraña de su vecino durante incursiones más allá de su telaraña, un comportamiento que no observaron en la viuda negra. Cuando ambas se enfrentaron, se involucraron en ataques de ‘bofetadas’ en las patas delanteras y los tarsos de la otra.
Los científicos concluyeron que las viudas marrones tenían 6,6 veces más probabilidades de matar y consumir a las tímidas viudas negras del sur y 3,5 veces menos probabilidades de cohabitar con las viudas negras. “Las viudas marrones perseguirán agresivamente a las viudas negras, las perseguirán”, dijo Louis Coticchio en New York Times, autor del artículo. “No juegan bien con ser vecinos”.