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La ciencia detrás del brillante desempeño de la gimnasta artística Simone Biles

Simone Biles obtuvo este martes su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024, tras guiar al equipo femenino estadounidense. ¿Cuál es la ciencia detrás del brillante desempeño de la competidora?

31 de julio de 2024 - 01:31 p. m.
Simone Biles se ha dedicado a la gimnasia artística desde que tenía seis años.
Simone Biles se ha dedicado a la gimnasia artística desde que tenía seis años.
Foto: EFE - CAROLINE BREHMAN

La gimnasta artística Simone Biles logró su primer título en París después del difícil momento que atravesó en Tokio en 2021, cuando se retiró de la final de las olimpiadas para priorizar su salud mental. En ese entonces, Biles experimentó lo que en esta disciplina se conoce como los “twisties”, un fenómeno en el que el cuerpo y la mente se desincronizan y los gimnastas pierden el sentido de la orientación durante sus saltos. Tres años después, regresó recuperada y fortalecida a la arena.

Biles ha sido considerada como la mejor de la gimnasia artística moderna. Varias piruetas ya llevan su nombre en el Código de Puntos (2022-2024) de esta disciplina y la deportista espera agregar más en París. La ciencia detrás de su desempeño puede explicarse, en principio, desde su anatomía.

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Su estatura es de 1.42 metros, una característica que le facilita el rendimiento. Así lo explica un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, cuyos resultados arrojaron que “las gimnastas más pequeñas, con una alta relación fuerza-masa, tienen un mayor potencial para realizar habilidades que involucran rotaciones de todo el cuerpo”.

La clave también está en sus músculos. Los de sus piernas, por ejemplo, operan de manera particular al competir. Como si fueran un resorte, se contraen y liberan la carga rápidamente, ejerciendo fuerza contra el suelo o la viga, lo cual le permite brincar. The Sidney Morning Herald explica que activar esos “músculos explosivos” una fracción de segundo prematura o tardía, puede marcar la diferencia entre saltar muy alto o caer erróneamente.

Pero la proeza no acaba allí. Gina Pongetti, exgimnasta y fisioterapeuta, explica en un artículo de Live Science que, al momento de rebotar o aterrizar, sus piernas deben absorber esa fuerza generada en las volteretas a través de una concentración excéntrica, la cual sucede cuando el músculo se tensiona al mismo tiempo que se alarga. De acuerdo con Pongetti, Biles tiene gran destreza en ello.

El doctor Frederic Bertley, presidente del Centro de Ciencia e Industria de Estados Unidos, dijo a NPR que considera a los atletas como Biles expertos en física, que además desafían a la gravedad. Según explica, a medida que la gimnasta añade giros a sus combos, incorpora más vectores de movimiento a su propia trayectoria. En ese proceso, Biles inconscientemente considera su velocidad y “la forma de rotar con mayor precisión alrededor del centro de su masa”, sugiere Bertley.

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“Es realmente una sinfonía de física newtoniana aplicada a un sistema biológico con cosas que cambian todo el tiempo, y realmente se requiere cierto dominio cognitivo por parte del atleta para lograrlo todo y que perdure”, agrega el experto.

Precisamente, las grandes capacidades de Biles se deben también a su gran entrenamiento neuromuscular, que involucra todo, “desde la cinta de tejido que atraviesa el lóbulo frontal del cerebro y controla el movimiento, hasta los receptores sensoriales que brindan retroalimentación a los músculos mismos”, menciona Pongetti.

Según ella, para llegar al nivel de Biles se necesita conocer profundamente el cuerpo y entender las señales que le llegan desde la mente. Cuando ella compite, los receptores de sus manos, por ejemplo, reaccionan ante la presión de la barra y le dan una idea de la fuerza requerida para saltar y girar en el aire. “Ninguna de esas decisiones es consciente. Los movimientos se producen tan rápidamente que la planificación motora tiene que estar preordenada de antemano”, explica Pongetti.

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En ese sentido, para estos deportistas es fundamental la propiocepción que, según Live Science, “es la sensación de saber dónde se encuentra el propio cuerpo en el espacio”. Este sistema le indica a la gimnasta que todo va bien en su secuencia y cómo puede perfeccionar sus aterrizajes. Pero para lograr que esos procesos sean lo suficientemente automáticos, se requiere de mucha práctica. Primero, los atletas entrenan en un espacio de espuma hasta que llega el día en que se desempeñan directamente en el suelo, sin protección.

Biles se empezó a dedicar a esta disciplina desde que tenía seis años y durante casi dos décadas se ha enfocado en su técnica y precisión. Pero además de su entrega, de su musculatura de contracción rápida y de su ágil procesamiento neuronal, la estadounidense reconoce la importancia de su salud mental y lo que ello implica: la rehabilitación de lesiones, no sobrecargarse, una buena nutrición, entre otros factores.

Al respecto, el artículo de Live Science cita a Gregory Youdan, un científico del movimiento independiente y bailarín de la ciudad de Nueva York. “Miren la fuerza que necesitó para alejarse cuando sabía que lo necesitaba por sí misma, y miren la fuerza que necesitó para regresar de nuevo”, concluye el experto.

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