La colección que quiere visibilizar el trabajo de científicas colombianas
En la Biblioteca Nacional de Colombia, se estrenó la colección virtual y física de mujeres científicas de nuestro país, con más de 200 documentos que visibilizan el trabajo de las integrantes de la Red Colombiana de Mujeres Científicas. Se espera que, en un futuro, más académicas puedan incluir sus trabajos. ¿Qué hace falta para reducir las brechas de género? ¿Por qué no conocemos a tantas científicas de nuestro país?
Luisa Fernanda Orozco
“Cuando uno le pregunta a la gente si conoce alguna científica, suele ser muy difícil encontrar respuestas”, dice Ángela Camacho, primera mujer colombiana en obtener un doctorado en Física en la Universidad Johannes Gutenberg, de Alemania, en 1977. Según su experiencia, en la mayoría de los casos, las personas no logran nombrar a ninguna mujer que se desempeñe en algún campo científico. Y en caso de que lo logren, dice, no recuerdan más que tres nombres.
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“Cuando uno le pregunta a la gente si conoce alguna científica, suele ser muy difícil encontrar respuestas”, dice Ángela Camacho, primera mujer colombiana en obtener un doctorado en Física en la Universidad Johannes Gutenberg, de Alemania, en 1977. Según su experiencia, en la mayoría de los casos, las personas no logran nombrar a ninguna mujer que se desempeñe en algún campo científico. Y en caso de que lo logren, dice, no recuerdan más que tres nombres.
“Es como si nosotras tuviéramos que atravesar las barreras de la luz, incluso del tiempo, para obtener visibilidad en lo que hacemos”, ejemplifica Camacho en el auditorio de la Biblioteca Nacional. Allí, el pasado 21 de junio, se inauguró una iniciativa que, precisamente, quiere romper esas barreras de desconocimiento: la Colección de Mujeres Científicas.
De dicha colección, hacen parte más de 200 documentos científicos, como libros, tesis de posgrado, artículos de revistas científicas, archivos documentales y audiovisuales, de mujeres profesionales en múltiples campos: física, biología, ingeniería, neurobiología, lingüística y demás.
La colección, explica la directora de la Biblioteca Nacional, Adriana Martínez-Villalba, es una iniciativa pionera en Colombia que podrá encontrarse de manera virtual y física. “Tendremos algunos documentos que podrán consultarse presencialmente, pero la totalidad estará alojada en nuestro sitio web, de libre acceso para quienes quieran verlo”, contó Martínez durante la inauguración, que además contó con la participación de otras integrantes de la Red e, incluso, mujeres adolescentes que apenas estaban cursando su pregrado en alguna de las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en español).
Los nombres de reconocidas científicas en su campo destacan entre quienes componen la colección: además de la doctora Camacho, también están Ángela Guzmán, considerada como la madre de la Óptica en Colombia -un campo de la física que estudia las leyes y fenómenos de la luz-, y la entomóloga Blanca Huertas, reconocida por su trabajo con mariposas en el Museo de Historia Natural de Londres. “Esta es apenas una pequeña muestra de la gran riqueza de la producción académica de las mujeres colombianas”, continuó Martínez-Villalba.
Según recuerda Camacho, la colección comenzó a gestarse en 2020 durante acercamientos iniciales que tuvo la Biblioteca Nacional con la Red Colombiana de Mujeres Científicas, de la que Camacho es presidenta. Así, lo que comenzó con cafés y reuniones virtuales en las que se hablaba de la falta de reconocimiento que tenían ellas, luego se materializó en la recopilación de documentos.
Lady González, investigadora de la Biblioteca quien hizo parte de la creación de la colección, cuenta que, luego de las charlas iniciales, se decidió comenzar por la recopilación de material de las mujeres que hicieran parte de la Red. No establecieron un límite de fecha de publicación, ni un número máximo de documentos recibidos. “El resultado final es una mezcla de trabajos de mujeres que, como Camacho, Guzmán y Huertas, han dedicado toda su vida a la ciencia, pero también encontramos investigaciones de científicas mucho más jóvenes que están haciendo los primeros aportes en sus respectivos campos”, cuenta.
“Fue un trabajo arduo”, complementa Johanna Gallego, comunicadora social, quien también hace parte de la Biblioteca y estuvo al tanto de todo el proceso. “Tuvimos que hacer una serie de capacitaciones para que las mujeres aprendieran a cargar sus documentos en la plataforma y se hiciera debidamente le registro. Todavía nos falta afinar un par de cosas para el futuro, pero seguiremos con las capacitaciones”, dice.
Para acceder a las publicaciones, lo primero, es acceder al sitio web de la Biblioteca Nacional, dirigirse a la pestaña que dice “Catálogos”, y, luego, hacer click en Fondos y Colecciones Especiales. Allí, entre los múltiples títulos, se encuentra la colección. También, las personas interesadas pueden remitirse directamente a este enlace: https://catalogo.bibliotecanacional.gov.co/uhtbin/cgisirsi.exe/?ps=of8F0gWscg/B.NACIONAL/X/60/127/X. Allí, podrán buscar cada documento según los filtros de información: nombre de la autora, título, materia y palabras clave.
La idea, en palabras de González y Johanna, es que se sigan recibiendo más publicaciones. Sin embargo, todavía debe definirse la rigurosidad de los requisitos que debe cumplir cada documento antes de ser recibido. “La ciencia abierta es valiosa”, agrega Camacho, “pero hay muchas mujeres que han pasado años en la academia, cuyos trabajos merecen ser priorizados en esta colección. Igualmente, el tipo de documentos que podrán ser recibidos se irá afinando más en el futuro. Lo importante es que la colección ya está”, dijo. Además, en sus palabras, aunque las charlas comenzaron en 2020, no fue sino hasta el año pasado que se formalizó la alianza entre la Red y la Biblioteca. “No fue fácil, nos tomó cuatro años”, agrega.
Con ella coincide Guzmán, pues, en sus palabras, “a nosotras se nos dificulta mucho más hablar de nuestras investigaciones, no sé por qué. Es como si tuviéramos un pudor, una timidez, para mostrar nuestros resultados, cuando a los hombres les es más fácil hablar de lo que han logrado durante sus años en la academia”.
La brecha de género que no es novedad
Al respecto de las dificultades que mencionan Guzmán y Camacho, durante la inauguración de la colección se oficializó también la creación de la revista Científicas en Acción, una publicación de la Red cuyo propósito es abordar temas de equidad de género en la academia y el ámbito científico de nuestro país. “Ya teníamos una serie de investigaciones que hablaban de los retos para reducir las brechas de género en nuestro campo”, explica Guzmán, “pero no encontrábamos revistas dónde publicarlas. Por eso, decidimos crear nuestra propia revista en un esfuerzo para hablar de lo que nos sucede a nosotras”.
Destacaron cifras como el hecho de que, a nivel mundial, las mujeres hayan aumentado su participación en las áreas STEM. En nuestro país, por ejemplo, la brecha de género estaba por encima del 80 % respecto a más de 100 países durante 2006. En cambio, en 2022, pasamos a estar por debajo del 50 %. “Pero fue en ese mismo año, en el 2022, que nos estancamos en los logros y no hemos mejorado significativamente”, afirma Guzmán. “De hecho, el porcentaje de graduadas en esas áreas ocupa el puesto 80 entre 114 países”.
Las afirmaciones de Guzmán se ven respaldadas en estudios como el de Carolina Pardo -decana de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario-, y Ángela Díaz, profesora asistente en la Universidad de Montreal, en Canadá, quienes, durante 2024 publicaron una investigación en la que evidenciaron que solo el 34,3 % de mujeres graduadas en STEM en Colombia son investigadoras activas en sus campos, y que apenas el 5 % alcanzan el título de profesora emérita.
Por eso, Guzmán es enfática al decir que, aunque han ocurrido avances, es fundamental reconocer que hace falta un gran camino para lograr una igualdad, y que, para hacerlo, el primer paso es reconocer a las mujeres que, desde hace años, comenzaron a trabajar por la visibilidad de las científicas en nuestro país. Por ejemplo, Camacho recuerda dos hitos que tal vez no son tan conocidos por el resto de la ciudadanía: la primera vez que una mujer ingresó a un pregrado en la Universidad Nacional fue en 1935, y solo hasta diez años después, en 1944, ingresó la primera profesora. “Las que estamos hoy acá hemos forjado nuestro camino a partir de ellas. Nuestra labor, entonces, es recordarlas para llevar su mensaje al futuro y que así logremos hacer ciencia con las mismas oportunidades que los hombres”, agrega Guzmán.
Por ahora, el siguiente paso a dar con la colección, según Camacho, es que lo mismo pueda replicarse en la Red de Bibliotecas Colombiana para que cuenten con acceso al archivo. Además, todas las expertas que hicieron parte de la recopilación coincidieron en dos cosas: que la colección tendrá sentido cuando el resto de la ciudadanía se entere de que puede acceder a ella, y que las científicas se den cuenta de que su trabajo es valorado para que, en últimas, logren hacer ciencia de una manera que las haga felices.
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