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La conquista de América durante el siglo XV fue un proceso tan brutal que transformó el medio ambiente y provocó que el clima de la Tierra se enfriara, según una nueva investigación publicada en Quaternary Science Reviews.
Según la investigación de un equipo de científicos del University College de Londres (UCL), los conquistadores mataron a un gran número de personas a través de conflictos, esclavitud y enfermedades. Esto redujo la población indígena en un 90% en el siglo posterior al viaje inicial de Cristóbal Colón a América y el Caribe en 1492.
Esta "despoblación a gran escala" provocó que vastas extensiones de tierras de cultivo quedaran desatendidas, lo que permitió que los árboles y otras plantas silvestres recuperaran esos espacios. De acuerdo a los investigadores, el área fue de aproximadamente 56 millones de hectáreas, similar al área que ocupa Francia.
Estas plantas nuevas plantas absorbieron suficiente dióxido de carbono de la atmósfera como para enfriar realmente el planeta, con un descenso de la temperatura promedio de 0,15° C a finales de la década de 1500 y principios de 1600.
"La gran muerte de los pueblos indígenas de las Américas resultó en un impacto global impulsado por los humanos en el sistema de la Tierra en los dos siglos anteriores a la Revolución Industrial", escribieron los autores Alexander Koch, Chris Brierley, Mark Maslin y Simon Lewis.
Pequeña edad de Hielo
La caída de la temperatura durante este período se conoce como la "Pequeña Edad de Hielo", una época en que el río Támesis en Londres se congelaría regularmente, las tormentas de nieve fueron comunes en Portugal y los problemas con la agricultura causaron hambrunas en varios países europeos.
Aunque siempre se pensó que este anómalo enfriamiento se debió a alguna erupción volcánica o a una disminución temporal de la actividad solar. Ahora los investigadores de UCL creen que la colonización europea de América contribuyó indirectamente a este período más frío al causar el colapso social de las civilizaciones que habitaban el continente.
El factor humano en el clima
El estudio es importante porque sugiere que los humanos pudimos influir en el clima mucho antes de la revolución industrial, donde el uso de combustibles fósiles para la fabricación de bienes, la generación de electricidad y el transporte ha permitido que se liberen decenas de miles de millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera.
La deforestación generalizada para la agricultura y el desarrollo urbano también han estimulado la liberación de gases de efecto invernadero, lo que ha ocasionado que el planeta se caliente alrededor de 1° C durante el último siglo.
Los científicos han advertido que el mundo tiene poco más de una década para reducir drásticamente esta tendencia o el planeta experimentará fenómenos cada vez más extremos como huracanes, sequías, olas de calor, inundaciones (como las que atraviesa Australia, que llevó cocodrilos a las calles) o, como está ocurriendo actualmente, olas de frío causadas por el Vórtice Polar en Norteamérica. (Puede leer: Más frío que en el Ártico: una helada brutal congela parte de EE.UU. )
La revegetación de América después de la llegada de los españoles ayudó a disminuir el contenido global de carbono en el aire, disminuyendo en alrededor de 7 a 10 partes de CO2 por cada millón de moléculas de aire en la atmósfera. Esto se compara con las 3 ppm de dióxido de carbono que la humanidad está agregando a la atmósfera cada año a través de la quema de combustibles fósiles.
"Se habla mucho sobre emisiones negativas que se acercan y utilizan la plantación de árboles para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y mitigar el cambio climático", dijo el coautor del estudio, Chris Brierley, a la BBC. "Y lo que vemos en este estudio es la escala de lo que se requiere, porque la gran muerte resultó en un área del tamaño de Francia que se reforestó y eso nos dio solo unas pocas partes por millón”.
Este último dato es útil porque nos muestra el poder de la reforestación. Sin embargo, también alerta de que podría ser insuficiente si las emisiones de combustibles fósiles continúan a la tasa actual.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.