La Estación Espacial Internacional sufrió una fuga, pero su equipo está a salvo
Uno de los módulos de la agencia espacial rusa, Roscosmos, presentó una filtración que, según la NASA, no comprometió a ninguno de sus cosmonautas. ¿Qué pasó?
La agencia espacial rusa detectó una fuga en su segmento de la Estación Espacial Internacional (ISS) el pasado lunes 9 de octubre, aunque, horas después, la NASA confirmó que ningún integrante del equipo estuvo en peligro.
“El módulo Nauka del segmento ruso de la ISS ha sufrido una fuga de líquido de enfriamiento del circuito del radiador externo, que fue entregado a la estación en 2012″, informó Roscosmos en Telegram.
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La astronauta Jasmin Moghbeli, a bordo de la ISS, también confirmó la fuga después de mirarla a través de las ventanas envolventes de la cúpula de la estación, y luego la NASA confirmó que se trató de amoníaco tóxico, componente fundamental para enfriar la ISS porque los sistemas de la estación producen calor residual.
Ese calor es eliminado a través de placas frías e intercambios de calor, lo que requiere de circulación de refrigerante de amoníaco mediante un circuito cerrado en el exterior de la estación espacial. Luego, como explicó la NASA, el calor del amoníaco calentado es liberado al espacio a través de radiadores, como el que tuvo la fuga a bordo de Nauka.
Horas después de que se reportara lo sucedido, la NASA dijo que el radiador principal de Nauka “funciona normalmente, aportando enfriamiento a todo el módulo sin ningún impacto para la tripulación o las operaciones de la estación espacial”.
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Sin embargo, aún no está confirmado si la fuga requerirá una caminata espacial de los cosmonautas de Roscosmos para hacer las reparaciones, o si tal vez lo sucedido pueda retrasar una caminata espacial que ya había sido programada para los astronautas de la NASA el próximo jueves 12 de octubre. Esa precaución posiblemente se tome debido a que el amoníaco es tóxico y los miembros de la tripulación deben reducir al máximo su riesgo de exposición.
Los funcionarios de la NASA agregaron que la filtración, la última de una serie a bordo de equipos rusos de la ISS en los últimos meses, sigue bajo investigación. De hecho, el analista espacial del Harvard-Smithsonian, Jonathan McDowell, le dijo a The Guardian que sospecha que hay un “problema sistémico”. Aunque Roscosmos dijo que los dos últimos incidentes probablemente sucedieron por impactos de micrometeroides, McDowell señaló que “hay un hilo común ahí. Una fuga puede ser lo que sea. Dos pueden ser una coincidencia. Pero tres son algo sistémico”.
Antes de la filtración del pasado lunes 9 de octubre, ocurrió un incidente similar en diciembre de 2022 a bordo de la nave espacial Soyuz MS-22, cuando, poco antes de una caminata espacial programada por Roscosmos, se reportó una fuga que canceló el paseo de los cosmonautas.
Actualmente, la agencia rusa añadió que “nada amenaza el equipo y la estación. El circuito principal de control térmico del módulo funciona con normalidad, lo que garantiza unas condiciones confortables en la zona habitable del módulo”.
Según informó la AFP, el sector espacial ruso lleva años atravesando múltiples dificultades, como la falta de financiación y escándalos de presunta corrupción. Además, está previsto que la ISS continúe operativa hasta al menos 2030, aunque Rusia solo se ha comprometido hasta 2028.
La agencia espacial rusa detectó una fuga en su segmento de la Estación Espacial Internacional (ISS) el pasado lunes 9 de octubre, aunque, horas después, la NASA confirmó que ningún integrante del equipo estuvo en peligro.
“El módulo Nauka del segmento ruso de la ISS ha sufrido una fuga de líquido de enfriamiento del circuito del radiador externo, que fue entregado a la estación en 2012″, informó Roscosmos en Telegram.
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La astronauta Jasmin Moghbeli, a bordo de la ISS, también confirmó la fuga después de mirarla a través de las ventanas envolventes de la cúpula de la estación, y luego la NASA confirmó que se trató de amoníaco tóxico, componente fundamental para enfriar la ISS porque los sistemas de la estación producen calor residual.
Ese calor es eliminado a través de placas frías e intercambios de calor, lo que requiere de circulación de refrigerante de amoníaco mediante un circuito cerrado en el exterior de la estación espacial. Luego, como explicó la NASA, el calor del amoníaco calentado es liberado al espacio a través de radiadores, como el que tuvo la fuga a bordo de Nauka.
Horas después de que se reportara lo sucedido, la NASA dijo que el radiador principal de Nauka “funciona normalmente, aportando enfriamiento a todo el módulo sin ningún impacto para la tripulación o las operaciones de la estación espacial”.
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Sin embargo, aún no está confirmado si la fuga requerirá una caminata espacial de los cosmonautas de Roscosmos para hacer las reparaciones, o si tal vez lo sucedido pueda retrasar una caminata espacial que ya había sido programada para los astronautas de la NASA el próximo jueves 12 de octubre. Esa precaución posiblemente se tome debido a que el amoníaco es tóxico y los miembros de la tripulación deben reducir al máximo su riesgo de exposición.
Los funcionarios de la NASA agregaron que la filtración, la última de una serie a bordo de equipos rusos de la ISS en los últimos meses, sigue bajo investigación. De hecho, el analista espacial del Harvard-Smithsonian, Jonathan McDowell, le dijo a The Guardian que sospecha que hay un “problema sistémico”. Aunque Roscosmos dijo que los dos últimos incidentes probablemente sucedieron por impactos de micrometeroides, McDowell señaló que “hay un hilo común ahí. Una fuga puede ser lo que sea. Dos pueden ser una coincidencia. Pero tres son algo sistémico”.
Antes de la filtración del pasado lunes 9 de octubre, ocurrió un incidente similar en diciembre de 2022 a bordo de la nave espacial Soyuz MS-22, cuando, poco antes de una caminata espacial programada por Roscosmos, se reportó una fuga que canceló el paseo de los cosmonautas.
Actualmente, la agencia rusa añadió que “nada amenaza el equipo y la estación. El circuito principal de control térmico del módulo funciona con normalidad, lo que garantiza unas condiciones confortables en la zona habitable del módulo”.
Según informó la AFP, el sector espacial ruso lleva años atravesando múltiples dificultades, como la falta de financiación y escándalos de presunta corrupción. Además, está previsto que la ISS continúe operativa hasta al menos 2030, aunque Rusia solo se ha comprometido hasta 2028.