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El robot dejará un legado de datos que será aprovechado por científicos de todo el mundo durante años, lo que ayudará a mejorar la comprensión humana de la formación del planeta, dijo la Nasa al hacer el anuncio. Equipada con un sismómetro ultrasensible, la sonda registró más de 1.300 “sismos marcianos”, incluido uno de magnitud 5 el 4 de mayo, el mayor hasta la fecha. Pero hacia el mes de julio, el sismómetro se apagará.
Después se comprobará el nivel de energía del robot aproximadamente una vez al día, y se podrán seguir tomando algunas fotografías. Para fines de 2022, la misión se interrumpirá por completo. La causa es la acumulación de polvo marciano en sus dos paneles solares, de unos 2,2 metros de ancho cada uno.
Llegado a Marte en noviembre de 2018, InSight pronto verá agotadas sus baterías, pues ya funciona con apenas la décima parte de su energía original. (Lea: Un diente de hace 130.00 años da nuevas pistas de nuestros antepasados)
La sonda ganó una extensión de su vida útil hace aproximadamente un año, cuando su brazo robótico fue utilizado de forma imprevista para eliminar parte del polvo de los paneles solares, lo que prolongó la misión.
En esta maniobra -seis veces exitosa-, el brazo utilizó el propio polvo para limpiar los paneles: recogió tierra marciana y la dejó caer sobre el robot para que la suciedad saliera de los paneles solares y limpiara parcialmente su superficie.
Bruce Banerdt, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa, explicó el martes en rueda de prensa que debido a los costos se decidió no agregar nada específico al robot para limpiar los paneles, porque ello dejaría “menos para poner en los instrumentos científicos”. (Lea: No sólo se trató de una hazaña. Para esto sirve “capturar” un agujero negro)
“Tesoro científico”
InSight es una de las cuatro misiones actualmente en el planeta rojo junto con los rovers estadounidenses Perseverance y Curiosity, y el chino Zhurong.
Desde su llegada a Marte, su sismómetro, fabricado en Francia, allanó el camino para lograr grandes avances. “El interior era una especie de signo de interrogación gigante”, dijo Banerdt, que ha trabajado en la misión InSight por más de una década. Pero gracias a esta sonda, “pudimos mapear el interior de Marte por primera vez en la historia”.
Las ondas sísmicas, que varían de acuerdo con los materiales que atraviesan, ofrecen una imagen del interior del planeta. Los científicos pudieron confirmar, por ejemplo, que el núcleo de Marte es líquido y determinar el grosor de la corteza marciana, menos densa de lo que se pensaba y probablemente compuesta por tres capas. El terremoto de magnitud 5 de principios de mayo fue mucho mayor que todos los que ya se habían registrado y se acercó a lo que los científicos pensaban que sería el máximo en Marte, aunque no se consideraría un sismo enorme en la Tierra. (Lea: Un estudio apunta que reducir la pobreza mejora la actividad cerebral en la infancia)
“Este terremoto va a ser realmente un tesoro de información científica cuando le hinquemos los dientes”, dijo Banerdt.
Los sismos son causados en particular por las placas tectónicas, explicó. Pero también pueden desencadenarse cuando la corteza terrestre se mueve debido a las anomalías de temperatura provocadas por su manto. Es este último tipo de temblor que los científicos creen que se produce en Marte.
Sin embargo, no todas las operaciones científicas de InSight han ido bien, como cuando su sensor térmico tuvo problemas para insertarse bajo la superficie para tomar la temperatura del planeta debido a la composición del suelo en que aterrizó el robot.
Pero, a la luz del éxito del sismómetro, la Nasa considera en el futuro utilizar la técnica en otros lugares, dijo Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de la agencia. “Realmente nos gustaría establecer una red completa en la luna para entender de verdad lo que ocurre allí”, señaló.