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La misión Lucy de la NASA, la primera nave espacial lanzada para explorar los asteroides troyanos, una población de asteroides primitivos que orbitan junto con Júpiter, acaba de tener un resultado sorpresa: el 27 de marzo, el equipo científico de Lucy descubrió que el asteroide troyano más pequeño de la misión, Polymele, tiene un satélite propio.
Ese día, explica la agencia, se esperaba que el asteroide pasara frente a una estrella lo que permitiría al equipo observar cómo la estrella parpadeaba mientras el asteroide la bloqueaba u ocultaba brevemente. Sin embargo, cuando analizaron los datos, notaron que dos de las observaciones no eran como las demás.
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“Esos dos observadores detectaron un objeto a unos 200 km (unas 124 millas) de distancia de Polymele. Tenía que ser un satélite”, explica para la NASA Marc Buie, líder de ciencia de ocultación de Lucy en el Southwest Research Institute, con sede en San Antonio. El equipo estimó que se trata de un satélite de 3 millas (5 km) de diámetro que orbita Polymele.
Para ponerlo en perspectiva, Polymele tiene unos 27 km a lo largo de su eje más ancho. La distancia entre el asteroide y su satélite es de unos 200 km. En el momento de la observación, Polymele estaba a unas 770 millones de km de la Tierra.
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El equipo de Lucy originalmente planeó visitar un asteroide del cinturón principal y seis asteroides troyanos, una población de asteroides previamente inexplorada. “El eslogan de Lucy comenzó: 12 años, siete asteroides, una nave espacial”, dijo el científico del programa Lucy, Tom Statler, en la sede de la NASA en Washington. “Seguimos teniendo que cambiar el eslogan de esta misión, pero es un buen problema”.