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La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ya definió los primeros instrumentos científicos diseñados para que los astronautas los desplieguen en la superficie de la Luna durante la misión Artemis III, que llevará nuevamente a los humanos hasta el satélite de la Tierra en 2026. (Lea: Revelan los campos magnéticos del agujero negro más grande de nuestra galaxia)
“Estos tres instrumentos desplegados fueron elegidos para comenzar investigaciones científicas que abordarán objetivos clave desde la Luna hasta Marte”, sostuvo la administradora adjunta de la NASA, Pam Melroy. “Con estos instrumentos innovadores estacionados en la superficie de la Luna, nos embarcamos en un viaje transformador que impulsará la capacidad de realizar equipos humanos-máquina, una forma completamente nueva de hacer ciencia”, agregó.
Los instrumentos tendrán tres objetivos: comprender los procesos planetarios, comprender el carácter y el origen de los volátiles polares lunares, e investigar y mitigar los riesgos de exploración. “Fueron elegidos específicamente debido a sus requisitos de instalación únicos que requieren su despliegue por parte de humanos durante los paseos lunares”, explicó la NASA.
Uno de estos instrumentos se encargará de investigar los efectos del entorno de la superficie lunar en los cultivos espaciales. Se trata del LEAF- Lunar Effects on Agriculture Flora (Efectos lunares sobre la flora agrícola), que será el primer experimento que observará la fotosíntesis, el crecimiento y las respuestas al estrés sistémico de las plantas en la radiación espacial y la gravedad parcial. (Lea: El eclipse del 8 de abril será una “oportunidad única” para los científicos: NASA)
Los datos que recolecten los astronautas durante esos procesos, junto con los parámetros ambientales medidos por LEAF, ayudarán a los científicos a comprender el uso de las plantas cultivadas en la Luna tanto para la nutrición humana como para el sustento de la vida en el satélite y más allá. Este instrumento está dirigido por Christine Escobar de Space Lab Technologies, en Boulder, Colorado.
El otro instrumento es la Estación de Monitoreo del Medio Ambiente Lunar (LEMS), un conjunto de sismómetros autónomos y compactos servirán para realizar un monitoreo continuo y a largo plazo del medio ambiente sísmico, es decir, del movimiento del suelo debido a los terremotos lunares, en la región del polo sur lunar. LEMS caracterizará la estructura regional de la corteza y el manto de la Luna, lo que agregará información valiosa a los modelos de formación y evolución del satélite. Está previsto que opere desde tres meses hasta dos años y puede convertirse en una estación clave en una futura red geofísica lunar global.
Por último está el Analizador Dieléctrico Lunar (LDA) que medirá la capacidad del regolito (la capa de roca suelta y fragmentos minerales que no forman aún un suelo) para propagar un campo eléctrico, que es un parámetro clave en la búsqueda de volátiles lunares, especialmente hielo. Este instrumento recopilará información esencial sobre la estructura del subsuelo de la Luna, monitoreará los cambios dieléctricos causados por el ángulo cambiante del Sol a medida que el satélite gira, y también buscará posibles formaciones de escarcha o depósitos de hielo. LDA está dirigida por el Dr. Hideaki Miyamoto de la Universidad de Tokio y cuenta con el apoyo la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA).