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Durante las últimas semanas, los rovers y orbitadores de Marte de la Nasa han proporcionado a los científicos la posibilidad de ver una serie de erupciones solares y eyecciones de masa coronal que han llegado a Marte, y en algunos casos incluso han provocado auroras marcianas.
Hay que recordar que el Sol entró a principios de este año en un período llamado “máximo solar”, en el que su actividad alcanza su punto más alto en el ciclo solar de aproximadamente 11 años. Durante este período, el Sol experimenta un aumento en el número de manchas solares, erupciones solares y eyecciones de masa coronal, lo que puede tener efectos significativos en los planetas del sistema solar, incluida la creación de espectaculares auroras y la alteración de las condiciones atmosféricas.
El evento más grande que los científicos observaron en Marte ocurrió el pasado 20 de mayo con una llamarada solar que luego se estimó que era X12 (las llamaradas solares de clase X son las más fuertes entre varios tipos), según datos de la nave espacial Solar Orbiter, una misión conjunta entre la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Nasa. La llamarada envió rayos X y rayos gamma hacia el planeta rojo, mientras que una posterior eyección de masa coronal lanzó partículas cargadas. Moviéndose a la velocidad de la luz, los rayos X y gamma de la llamarada llegaron primero, mientras que las partículas cargadas las siguieron detrás.
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En el evento del 20 de mayo, fue tanta la energía de la tormenta que golpeó la superficie, que las imágenes en blanco y negro de las cámaras de navegación del Curiosity bailaron con “nieve”: rayas y motas blancas causadas por partículas cargadas que golpean las cámaras (como puede ver en la imagen de este artículo).
La agencia espacial ilustra este impacto con un curioso ejemplo. Si los astronautas hubiesen estado junto al rover Curiosity de la Nasa en ese momento, habrían recibido una dosis de radiación de 8.100 micrograys, equivalente a 30 radiografías de tórax. Si bien no fue mortal, fue el mayor aumento medido por el detector de evaluación de radiación de Curiosity, o RAD, desde que el rover aterrizó hace 12 años. Precisamente, estas mediciones ayudan a la agencia espacial a planificar el nivel más alto de exposición a la radiación que podrían encontrar los astronautas, que podrían utilizar el paisaje marciano como protección.
“Los acantilados o los tubos de lava proporcionarían protección adicional a un astronauta contra un evento de este tipo. En la órbita de Marte o en el espacio profundo, la tasa de dosis sería significativamente mayor”, dijo, citado por la Nasa, el investigador principal de RAD, Don Hassler, de la División de Exploración y Ciencia del sistema solar del Instituto de Investigación del Suroeste en Boulder, Colorado. “No me sorprendería que esta región activa del Sol continúe en erupción, lo que significaría aún más tormentas solares tanto en la Tierra como en Marte en las próximas semanas”, agregó.
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Pero este no ha sido el único efecto del máximo solar que la Nasa ha detectado en Marte. El orbitador MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile Evolution) capturó otro efecto de la reciente actividad solar: auroras brillantes sobre el planeta. Pero la forma en que ocurren estas auroras es diferente a las que se ven en la Tierra. Nuestro planeta está protegido por un potente campo magnético, que normalmente limita las auroras a regiones cercanas a los polos. Marte, por el contrario, perdió su campo magnético generado internamente en el pasado, por lo que no hay protección contra el aluvión de partículas energéticas. Debido a eso, cuando las partículas cargadas golpean la atmósfera marciana, se producen auroras en todo el planeta.
“Este fue el evento de partículas de energía solar más grande que MAVEN haya visto jamás”, dijo la líder de clima espacial de MAVEN, Christina Lee, del Laboratorio de Ciencias Espaciales de la Universidad de California. “Ha habido varios eventos solares en las últimas semanas, por lo que estábamos viendo una ola tras otra de partículas golpeando Marte”. (Vea: Un científico colombiano le metió ultrasonido al café)
Estos datos, finalmente, preparan las próximas misiones a ese planeta que espera lanzar la Nasa, incluidas Voyager, Parker Solar Probe y la próxima misión ESCAPADE (Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers). Esta última, por ejemplo, tiene como objetivo lanzarse a finales de 2024. Se trata de dos pequeños satélites gemelos de ESCAPADE que orbitarán Marte y observarán el clima espacial desde una perspectiva dual única que es más detallada que la que MAVEN puede medir actualmente por sí solo.