La polémica por el vuelo que llevó restos de parientes humanos antiguos al espacio
El pasado 8 de septiembre, un vuelo de la empresa Virgin Galactic llevó al espacio un fragmento de clavícula y un hueso de un pulgar de dos parientes humanos antiguos. Arqueólogos de distintas partes del mundo están criticando duramente la ética y seguridad de la iniciativa y cuestionando la validez científica de esta.
Solo hace poco más de un mes, la empresa estadounidense Virgin Galactic llevó a cabo su primer vuelo comercial al espacio, con tres turistas a bordo. El pasado 8 de septiembre, la compañía realizó otro de sus vuelos, que viaja 88 kilómetros desde la Tierra hasta el “borde” del espacio, y dura un poco más de una hora.
Pero, a medida que se conocieron más detalles sobre ese vuelo, empezó a surgir malestar entre un grupo de científicos. Además de los tres turistas y tres miembros del personal de la compañía, en el vuelo iban a bordo los restos de dos parientes humanos antiguos.
¿Por qué estaban ahí? Los llevaba el empresario sudafricano Tim Nash, quien era uno de los pasajeros. Él fue una de las primeras personas que reservó sus tiquetes para ese vuelo, en 2005, exactamente, según dijo Virgin Galactic en una declaración previa al vuelo. En ese año, la empresa cobraba 200.000 dólares por asiento, frente a los 450.000 que cobra hoy en día. (También puede leer: Un exoplaneta distante podría ser un ‘mundo oceánico’)
Los restos pertenecen al Australopithecus sediba, que vivió hace unos 2 millones de años, y al Homo naledi, de hace unos 250.000 años. Ambos de estos ejemplares fueron encontrados cerca de Johannesburgo, en Sudáfrica, por equipos liderados por Lee Berger, un paleoantropólogo que actualmente trabaja en la National Geographic Society.
Berger, registró el portal especializado Nature, fue quien pidió a la Agencia Sudafricana de Recursos Patrimoniales (SAHRA) de Ciudad del Cabo un permiso de exportación para transportar los restos. Fueron un fragmento de la clavícula de A. sediba y un hueso del pulgar de H. naledi.
En julio, el organismo le concedió el permiso a Berger para que estos restos fueran transportados a Nuevo México, donde se encuentra el puerto espacial de Virgin Galactic, y a bordo de la nave de la empresa. Nash se encargó de llevarlos, directamente en el vuelo. (Le puede interesar: Detectaron el posible origen de un movimiento “regular y repetitivo” en la Luna)
Según Nature, la solicitud de Berger decía que, aunque podrían realizarse estudios científicos sobre los fósiles, ese no era el objetivo principal de la petición. “Los principales medios de comunicación colaborarán en el aprovechamiento de esta oportunidad única en la vida para dar a conocer la ciencia, la exploración, los orígenes humanos y Sudáfrica y su papel en la comprensión de la ascendencia africana compartida por la Humanidad”.
Sin embargo, hay varios científicos que no comparten esta visión. Por ejemplo, el antropólogo biológico y coorganizador de la conferencia AHEAD (Avances en Evolución, Adaptación y Diversidad Humanas), expresó a través de un hilo de X las críticas principales que se han mencionado en la comunidad científica: la falta de justificación científica del vuelo; las cuestiones éticas en torno al respeto de los restos ancestrales humanos; el acceso de Berger a los fósiles, que pocos otros investigadores comparten; y la tergiversación de la práctica de la paleoantropología.
Sobre este último punto, escribió que: “Lo triste es que inducimos al público a esperar solo hechos sensacionales sobre la disciplina, perdiéndose así la verdadera ciencia. La ciencia real es a menudo difícil de comunicar de una manera fácil de entender. Enviar homínidos al espacio es una narración más fácil, pero sin sentido”.
La mayor crítica, en general, es que Berger y otros de sus colegas se aprovecharon de la oportunidad del vuelo comercial para hacerle “publicidad” a su ejercicio científico. “Tratar los restos ancestrales de una forma tan cruel y poco ética, lanzarlos al espacio solo porque se puede, no tiene ningún mérito científico”, afirmó a Nature Robyn Pickering, geóloga de la Universidad de Ciudad del Cabo, quien también resaltó que los riesgos que implica un vuelo así son muy grandes.
“El viaje de estos fósiles al espacio representa el reconocimiento de la humanidad a la contribución de todos sus antepasados y de nuestros antiguos parientes. Sin su invención de tecnologías como el fuego y las herramientas, y su contribución a la evolución de la mente humana contemporánea, no se habrían llevado a cabo empresas tan extraordinarias como los vuelos espaciales”, dijo Berger en un comunicado de prensa.
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Solo hace poco más de un mes, la empresa estadounidense Virgin Galactic llevó a cabo su primer vuelo comercial al espacio, con tres turistas a bordo. El pasado 8 de septiembre, la compañía realizó otro de sus vuelos, que viaja 88 kilómetros desde la Tierra hasta el “borde” del espacio, y dura un poco más de una hora.
Pero, a medida que se conocieron más detalles sobre ese vuelo, empezó a surgir malestar entre un grupo de científicos. Además de los tres turistas y tres miembros del personal de la compañía, en el vuelo iban a bordo los restos de dos parientes humanos antiguos.
¿Por qué estaban ahí? Los llevaba el empresario sudafricano Tim Nash, quien era uno de los pasajeros. Él fue una de las primeras personas que reservó sus tiquetes para ese vuelo, en 2005, exactamente, según dijo Virgin Galactic en una declaración previa al vuelo. En ese año, la empresa cobraba 200.000 dólares por asiento, frente a los 450.000 que cobra hoy en día. (También puede leer: Un exoplaneta distante podría ser un ‘mundo oceánico’)
Los restos pertenecen al Australopithecus sediba, que vivió hace unos 2 millones de años, y al Homo naledi, de hace unos 250.000 años. Ambos de estos ejemplares fueron encontrados cerca de Johannesburgo, en Sudáfrica, por equipos liderados por Lee Berger, un paleoantropólogo que actualmente trabaja en la National Geographic Society.
Berger, registró el portal especializado Nature, fue quien pidió a la Agencia Sudafricana de Recursos Patrimoniales (SAHRA) de Ciudad del Cabo un permiso de exportación para transportar los restos. Fueron un fragmento de la clavícula de A. sediba y un hueso del pulgar de H. naledi.
En julio, el organismo le concedió el permiso a Berger para que estos restos fueran transportados a Nuevo México, donde se encuentra el puerto espacial de Virgin Galactic, y a bordo de la nave de la empresa. Nash se encargó de llevarlos, directamente en el vuelo. (Le puede interesar: Detectaron el posible origen de un movimiento “regular y repetitivo” en la Luna)
Según Nature, la solicitud de Berger decía que, aunque podrían realizarse estudios científicos sobre los fósiles, ese no era el objetivo principal de la petición. “Los principales medios de comunicación colaborarán en el aprovechamiento de esta oportunidad única en la vida para dar a conocer la ciencia, la exploración, los orígenes humanos y Sudáfrica y su papel en la comprensión de la ascendencia africana compartida por la Humanidad”.
Sin embargo, hay varios científicos que no comparten esta visión. Por ejemplo, el antropólogo biológico y coorganizador de la conferencia AHEAD (Avances en Evolución, Adaptación y Diversidad Humanas), expresó a través de un hilo de X las críticas principales que se han mencionado en la comunidad científica: la falta de justificación científica del vuelo; las cuestiones éticas en torno al respeto de los restos ancestrales humanos; el acceso de Berger a los fósiles, que pocos otros investigadores comparten; y la tergiversación de la práctica de la paleoantropología.
Sobre este último punto, escribió que: “Lo triste es que inducimos al público a esperar solo hechos sensacionales sobre la disciplina, perdiéndose así la verdadera ciencia. La ciencia real es a menudo difícil de comunicar de una manera fácil de entender. Enviar homínidos al espacio es una narración más fácil, pero sin sentido”.
La mayor crítica, en general, es que Berger y otros de sus colegas se aprovecharon de la oportunidad del vuelo comercial para hacerle “publicidad” a su ejercicio científico. “Tratar los restos ancestrales de una forma tan cruel y poco ética, lanzarlos al espacio solo porque se puede, no tiene ningún mérito científico”, afirmó a Nature Robyn Pickering, geóloga de la Universidad de Ciudad del Cabo, quien también resaltó que los riesgos que implica un vuelo así son muy grandes.
“El viaje de estos fósiles al espacio representa el reconocimiento de la humanidad a la contribución de todos sus antepasados y de nuestros antiguos parientes. Sin su invención de tecnologías como el fuego y las herramientas, y su contribución a la evolución de la mente humana contemporánea, no se habrían llevado a cabo empresas tan extraordinarias como los vuelos espaciales”, dijo Berger en un comunicado de prensa.
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