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El profesor de la Universidad de Antioquia, Ignacio Ramón Ferrín Vázquez, observó y estudió la trayectoria de un asteroide desde 2005 que no estaba registrado por astrónomos y estudiosos del espacio. “El proceso no consiste en que te sientes y lo veas. Se trata de trabajar arduamente en la noche y la madrugada. Fueron más de 200 horas de trabajo y dedicarme a cumplir un protocolo muy largo. Le hice muchas preguntas a la base de datos internacional sobre qué había en determinada región del Universo a determinada hora y encontré que hasta ese momento no se había reportado nada, es decir, que no lo habían descubierto. Después se calculó la órbita y se determinan otros aspectos”, detalló Ferrín para el periódico de esa institución.
El 19 de diciembre pasado comenzó a ver algunos frutos de su observación: la Unión Astronómica Internacional emitió un boletín en el que aparece la entrada: (423624) Udeantioquia = 2005 WZ156, lo que significa que oficialmente fue bautizado este asteroide con el nombre Universidad de Antioquia.
“Se llama 423624 Udeantioquia. No estaba pensando en los edificios o espacios físicos que componen a la Universidad de Antioquia cuando le asigné el nombre, tampoco en el Instituto de Física o en mí. El honor es a las personas, pensé en los estudiantes, profesores y administrativos, en todas las personas que trabajamos día a día en nuestra institución y en lo que esa fuerza colectiva ha impulsado en la sociedad”, indicó Ferrín.
Los asteroides son cuerpos rocosos o metálicos más pequeños que los planetas y que orbitan alrededor del Sol en el sistema solar. Son restos remanentes de la formación temprana del sistema solar, cuando partículas y materiales se acumularon para formar planetas, lunas y otros objetos celestes. Los asteroides varían en tamaño, desde pequeñas rocas hasta cuerpos más grandes, con cientos de kilómetros de diámetro. Algunos asteroides pueden contener recursos minerales que serían muy valiosos en la Tierra.
La Unión Astronómica Internacional (IAU) establece normas para la asignación de nombres a asteroides, asegurando que sean apropiados y no redundantes. Se prohíben nombres ofensivos y se busca evitar repeticiones para evitar confusiones. Los nombres deben tener una fuente de inspiración adecuada, como mitología o eventos históricos, y la IAU fomenta la participación de la comunidad científica y del público en la sugerencia de nombres. Sin embargo, todos los nombres propuestos deben recibir la aprobación final por parte de la IAU, que evalúa la idoneidad de cada elección. Estas directrices buscan mantener la coherencia y la integridad en el proceso de denominación de asteroides.