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Uno de los relatos que existe sobre las batallas en la Antigua Grecia es sobre el enfrentamiento entre el ejército griego de Himera, una colonia griega en la costa norte de Sicilia, contra los cartagineses, quienes venían de la costa africana del Mediterráneo, hace casi 2500 años. Las fuerzas griegas, quienes también tuvieron el respaldo de las colonias vecinas de Agrigento y Siracusa lucharon en contra de su enemigo común, derrotándolos.
Historiadores antiguos, como Diodorus Siculus y Herodotus, retrataron la batalla como un buen ejemplo de la cultura griega, y lo que la hacía grande: la unidad entre varios grupos griegos para ganar las batallas. (También puede leer: El asteroide que mató a los dinosaurios provocó un tsunami global ‘monstruoso’)
Pero ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que la batalla, y la victoria, no fue exclusivamente un asunto griego. Por medio del análisis del ADN degradado de 54 cadáveres encontrados en la necrópolis recientemente desenterrada de Himera, investigadores encontraron que las batallas contaron con una gran participación de mercenarios.
Las fosas comunes desenterradas estaban ocupadas, en gran parte, por soldados profesionales de lugares tan remotos como Ucrania, la región del Báltico (actual Letonia) y Tracia (que hoy es Bulgaria).
Los resultados son “alucinantes”, dijo al portal especializado Science Carrie Sulosky Weaver, arqueóloga de la Universidad de Pittsburgh, quien no participó en el artículo. “Es sorprendente cuánto podemos decir sobre episodios antiguos como este con este tipo de datos”. (Le puede interesar: Ellos son los cinco científicos que han ganado dos veces el Premio Nobel)
David Reich, un genetista de Harvard que participó en el estudio, dijo a The New York Times que el artículo “sugiere que los griegos minimizaron el papel de los mercenarios, posiblemente porque querían proyectar una imagen de sus patrias defendidas por heroicos ejércitos griegos de ciudadanos y lanceros blindados, conocidos como hoplitas.” Saber que los ejércitos estaban llenos de soldados con suelo probablemente socavaría esta imagen.
Las tumbas en la necrópolis occidente de Himera se descubrieron en 2009, durante la construcción de la línea de una ferrovía que conecta Palermo y Messina. ¿Cómo saben los investigadores ahora que quienes estaban ahí eran mercenarios? Uno de los mejores indicadores son las fosas comunes. “Lo más probable es que las personas que limpiaban el campo de batalla y enterraban a las víctimas no hubieran conocido a los mercenarios”, explicó a The New York Times Laurie Reitsema, autora del artículo.
Por esto, es más probable que los mercenarios terminen en fosas comunes anónimas y se vuelvan arqueológicamente ‘invisibles’
Los cadáveres que encontraron y analizaron correspondían a hombres adultos. Para saber cómo habían muerto, por ejemplo, buscaron rastros de trauma violento, como puntas de lanza alojadas en un cuerpo.“No encontramos armaduras ni armas, aparte de las incrustadas en los huesos”, agregó Reitsema. “Esos artículos habrían sido recuperados por los sobrevivientes en el campo de batalla”. Las fechas de las tumbas, basadas en la estratigrafía y algunos objetos dispersos, se vinculan estrechamente con las fechas de las batallas históricamente documentadas.
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