Lo que los perros que viven en Chernóbil pueden enseñarnos sobre la radiación
Un estudio que acaba de ser publicado en la revista Sciences Advances presentó la primera caracterización de los perros que se quedaron en el lugar del accidente nuclear. Los científicos encontraron que son genéticamente distintos.
Abril de 1986 será una fecha que pocos olviden. A finales de ese mes se produjo el accidente nuclear de Chernóbil, al norte de Ucrania. Muchas personas murieron como consecuencia de la exposición a la radiación del lugar. Varios pinos del área se secaron y poblaciones de insectos desaparecieron. (Lea Universidades envían carta de observaciones a la política de ciencia de Medellín)
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Abril de 1986 será una fecha que pocos olviden. A finales de ese mes se produjo el accidente nuclear de Chernóbil, al norte de Ucrania. Muchas personas murieron como consecuencia de la exposición a la radiación del lugar. Varios pinos del área se secaron y poblaciones de insectos desaparecieron. (Lea Universidades envían carta de observaciones a la política de ciencia de Medellín)
Sin embargo, no todos los animales murieron. Algunos perros que fueron abandonados por las personas que huyeron sobrevivieron. Los funcionarios que, posteriormente, visitaron el lugar, trataron de exterminarlos para evitar que contaminaran a humanos de otras zonas, pero los caninos permanecieron en el sitio. Con el tiempo, empezaron a alimentarlos. Hoy hay cientos de ellos deambulando por Chernóbil.
Esa situación ha inquietado mucho a los científicos, que hace unos años decidieron empezar a estudiar a los perros y tomar muestras de su ADN. Los primeros resultados de ese trabajo acaban de ser publicados en la revista Science Advances.
“Caracterizamos la estructura genética de 302 perros que representan tres poblaciones de perros que deambulan libremente y que viven dentro de la central eléctrica, así como entre 15 y 45 kilómetros del punto del desastre. Los perfiles de todo el genoma de Chernóbil, perros de raza pura y criados en libertad, en todo el mundo revelan que los individuos de la central eléctrica y la ciudad de Chernóbil son genéticamente distintos; los primeros muestran una mayor similitud y diferenciación genética dentro de la población”, escriben los investigadores en el artículo.
“Algunos perros viven y se reproducen en áreas altamente contaminadas, como la estructura del nuevo confinamiento seguro de Chernóbil, construida para contener la radiactividad del reactor dañado y las áreas de almacenamiento de combustible nuclear gastado (ISF2). Por lo tanto, los perros de Chernóbil son de gran relevancia científica para comprender el impacto de las duras condiciones ambientales en la vida silvestre y los seres humanos, en particular los efectos genéticos en la salud de la exposición a radiación ionizante de dosis baja a largo plazo y otros contaminantes”, añaden en otro apartado.
Como le dijeron los autores de la investigación al periódico The New York Times, aún es pronto para saber si la radiación contribuyó a esos perfiles únicos de los perros de Chernóbil, pero su trabajo está ayudando a comprender de qué manera los afectó a ellos y a las nuevas generaciones que nacieron en el sitio.
Una de las principales preguntas que se hacen hoy los científicos es si estos animales tienen mutaciones que les ha permitido vivir y reproducirse con éxito en esa región.
Para empezar a resolver esa inquietud, lo que hicieron los autores de la investigación fue tomar muestras de sangre a 302 perros que vivían en diferentes lugares dentro y alrededor de la zona de exclusión.
En pocas palabras, lo que encontraron los investigadores fue que los perros de la planta de energía eran genéticamente distintos de los perros de la ciudad de Chernóbil. Al parecer, rara vez se cruzaron.
Así mismo, los autores identificaron 15 grupos familiares diferentes. Algunas familias de perros eran grandes y extensas, pero otras eran pequeñas. Otros tres grupos familiares compartían una instalación de almacenamiento de combustible nuclear.
Otro hallazgo clave de la investigación tiene que ver con la ascendencia de los perros. Algunos compartían ADN de pastores alemanes y de otras razas del Europa del Este. Haber detectado eso ha emocionado a los científicos, pues esperan que, al comparar ese ADN con el de pastores de raza pura, por ejemplo, puedan hallar cambios en el genoma causados, posiblemente por la radiación.
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