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La revista de Ciencia Arqueológica publicó un artículo sobre la primera evidencia del uso de la planta de coca en el siglo XVII en Italia, casi dos siglos antes de lo que se creía hasta ahora sobre su presencia en Europa. El estudio partió de una inquietud: la cocaína es extraída de la Erythroxylum coca, una planta originaria de América del Sur, por lo que no se tiene certeza sobre cuándo se empezó a consumir en el vecino continente.
“Los primeros europeos que entraron en contacto con la planta fueron los españoles, a su llegada a América en el siglo XV”, señala la investigación. “Mostraron poco interés en las hojas de coca hasta más tarde, cuando comprendieron su inmenso valor comercial. De hecho, comenzaron a prosperar económicamente gracias a Erythroxylum spp., gestionando la producción y el comercio de la planta en el Nuevo Mundo”.
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Para dar más luces sobre este tema, el grupo de científicos planteó un enfoque innovador a través de la arqueotoxicología. “Los análisis toxicológicos realizados en restos arqueológicos son raros en la literatura, pero constituyen una contribución sustancial a nuestro conocimiento sobre la historia de la medicina y sobre las vidas y hábitos de las poblaciones pasadas”, menciona el artículo.
Entonces, el equipo analizó ocho cráneos y nueve restos de tejido cerebral humano que se encontraban en la cripta Ca’ Granda de la iglesia de la Beata Vergine Annunciata en Milán. Este recinto se ubicaba junto al hospital Maggiore, que atendía principalmente a personas de bajos recursos. Aquellas que morían, eran sepultadas en la cripta que contiene 14 cámaras subterráneas y aproximadamente a 10.000 individuos que fallecieron en el centro médico.
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A través de análisis toxicológicos, se detectaron diferentes componentes de Erythroxylum spp., es decir, cocaína, benzoilecgonina e higrina en dos de las muestras biológicas. Uno de los cerebros era de un hombre con signos patológicos de sífilis de entre 30 a 45 años de edad a la hora de su muerte, mientras que el cráneo del otro órgano fue el único que no pudo rastrearse y, por tanto, no fue posible consolidar más datos sobre el individuo.
“Las moléculas investigadas se identificaron siguiendo las pautas estándar internacionales para la toxicología forense”, explica el estudio. “Sin embargo, lo que no se puede cuantificar es la cantidad exacta de las sustancias en circulación en el momento de la muerte porque la descomposición puede concentrar o diluir los componentes del cerebro, dependiendo de demasiados factores”.
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La presencia en particular de la benzoilecgonina confirma no sólo la presencia de la planta en Italia para tal época, sino también su consumo. Por su parte, la molécula higrina fue la que permitió esclarecer que las personas masticaban las hojas de coca o la bebían como té, en vez de consumir sales de clorhidrato de cocaína.
Es posible que la planta fuese utilizada con otros fines que no fuesen medicinales, pues no se incluía en el recetario del hospital. Sin embargo, el artículo sugiere que “si las hojas de coca se utilizaban con fines recreativos, o más bien por sus propiedades fortalecedoras que ayudaban a la población en su dura vida cotidiana, es un tema que requiere mayor debate”.
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