Lo que significa hacer ciencia: 70 años de El CERN

Uno de los laboratorios más importantes para el avance científico, de toda la historia de la humanidad está cumpliendo 70 años. El 29 de septiembre se conmemoró la fundación del Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire, o como se le conoce en español, Centro Europeo para la Investigación Nuclear, en corto, CERN. Un laboratorio con una gran historia y un gran presente.

Se cuentan por decenas de miles las personas que trabajan en alguna forma de asociación con el CERN, de todas las latitudes, de una gran cantidad de países del mundo. Un paseo por su restaurante principal a hora de almuerzo nos permite darnos cuenta de esta diversidad, en pocos metros se pueden escuchar lenguas de todos los orígenes. Esta diversidad refleja el espíritu de la creación del laboratorio, un espacio para el trabajo científico más allá de las rivalidades políticas, étnicas, lingüísticas. Nació como un espacio para la construcción de la paz europea después de la Segunda Guerra Mundial, y ahora es un espacio para la construcción de paz, desde la ciencia, para el mundo.

La historia de la ciencia nos ha sido narrada, tradicionalmente, como la historia de grandes hombres que en su genialidad y soledad han dado con grandes ideas. Esta narrativa ignora el real quehacer de la ciencia, deja de lado la realidad que implican los grandes avances en el conocimiento científico. Y si hablamos de la física, bastaría con decir que una física sin grandes laboratorios, sin los experimentales, sería una simple vanidad, no sería ciencia.

Así pues, reconocer el papel crucial del CERN en la escritura de la ciencia contemporánea es de vital importancia, no solo para los científicos, sino también para todos los que hacemos parte de esta sociedad altamente tecnológica. ¡Más aún en la fecha de su cumpleaños! En el CERN no solo se han descubierto las evidencias experimentales de profundas leyes de la naturaleza, sino que también se han desarrollado herramientas tecnológicas de suma importancia y actualidad.

Por ejemplo, la www vio su origen en este laboratorio, cuando los científicos tuvieron la necesidad de comunicarse de forma constante a través de todo el globo. Algunas terapias para el cáncer han sido mejoradas o desarrolladas en la investigación de aceleración de partículas, una de las actividades claves para el CERN.

En cuanto a conocimiento de ciencia básica, es gracias a los experimentos que se han dado en los 70 años de la institución que hoy entendemos a cabalidad la radioactividad descubierta y descrita por Marie Curie. Y en el año 2013 se otorgó el premio Nobel a dos científicos, Peter Higgs y Francois Englert, gracias a qué el 4 de julio del 2012 los experimentos Altas y CMS, del CERN, anunciaron el descubrimiento del bosón de Higgs que ellos habían predicho unos 60 años antes.

Y desde Colombia hacemos parte de esta historia de grandeza científica y humana. La Universidad de Antioquia, la Universidad de los Andes en el experimento CMS, la Universidad Nacional de Colombia en los experimentos Atlas y LHCb y la Universidad Antonio Nariño en el experimento Atlas, son la cuota colombiana en este laboratorio europeo. Esta participación nos ha permitido contribuir al desarrollo científico, tecnológico y a la formación de estudiantes que luego entrarán a formar parte del selecto grupo de físicos de partículas con mejor formación mundial.

Algunos se podrían preguntar, ¿Estamos a la altura? Sí, los colombianos lo estamos, nuestra participación ha sido más que apoyo, hemos tenido un papel destacado. Sin embargo, aún no contamos con el apoyo gubernamental adecuado que garantice nuestra continuidad en este gran laboratorio. Y con algunas de nuestras universidades atravesando por crisis financieras, el panorama se ve aún menos claro.

Así pues, esperamos poder celebrar los 80, los 90 y los 100 años del CERN, no solo como científicos, sino también como colombianos protagonistas en esta historia.

* Profesor de planta de la Universidad de Antioquia, asociado al Instituto de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, investigador del experimento CMS y doctor en Física de Partículas de la Universté Claude Bernard Lyon.

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Uno de los laboratorios más importantes para el avance científico, de toda la historia de la humanidad está cumpliendo 70 años. El 29 de septiembre se conmemoró la fundación del Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire, o como se le conoce en español, Centro Europeo para la Investigación Nuclear, en corto, CERN. Un laboratorio con una gran historia y un gran presente.

Se cuentan por decenas de miles las personas que trabajan en alguna forma de asociación con el CERN, de todas las latitudes, de una gran cantidad de países del mundo. Un paseo por su restaurante principal a hora de almuerzo nos permite darnos cuenta de esta diversidad, en pocos metros se pueden escuchar lenguas de todos los orígenes. Esta diversidad refleja el espíritu de la creación del laboratorio, un espacio para el trabajo científico más allá de las rivalidades políticas, étnicas, lingüísticas. Nació como un espacio para la construcción de la paz europea después de la Segunda Guerra Mundial, y ahora es un espacio para la construcción de paz, desde la ciencia, para el mundo.

La historia de la ciencia nos ha sido narrada, tradicionalmente, como la historia de grandes hombres que en su genialidad y soledad han dado con grandes ideas. Esta narrativa ignora el real quehacer de la ciencia, deja de lado la realidad que implican los grandes avances en el conocimiento científico. Y si hablamos de la física, bastaría con decir que una física sin grandes laboratorios, sin los experimentales, sería una simple vanidad, no sería ciencia.

Así pues, reconocer el papel crucial del CERN en la escritura de la ciencia contemporánea es de vital importancia, no solo para los científicos, sino también para todos los que hacemos parte de esta sociedad altamente tecnológica. ¡Más aún en la fecha de su cumpleaños! En el CERN no solo se han descubierto las evidencias experimentales de profundas leyes de la naturaleza, sino que también se han desarrollado herramientas tecnológicas de suma importancia y actualidad.

Por ejemplo, la www vio su origen en este laboratorio, cuando los científicos tuvieron la necesidad de comunicarse de forma constante a través de todo el globo. Algunas terapias para el cáncer han sido mejoradas o desarrolladas en la investigación de aceleración de partículas, una de las actividades claves para el CERN.

En cuanto a conocimiento de ciencia básica, es gracias a los experimentos que se han dado en los 70 años de la institución que hoy entendemos a cabalidad la radioactividad descubierta y descrita por Marie Curie. Y en el año 2013 se otorgó el premio Nobel a dos científicos, Peter Higgs y Francois Englert, gracias a qué el 4 de julio del 2012 los experimentos Altas y CMS, del CERN, anunciaron el descubrimiento del bosón de Higgs que ellos habían predicho unos 60 años antes.

Y desde Colombia hacemos parte de esta historia de grandeza científica y humana. La Universidad de Antioquia, la Universidad de los Andes en el experimento CMS, la Universidad Nacional de Colombia en los experimentos Atlas y LHCb y la Universidad Antonio Nariño en el experimento Atlas, son la cuota colombiana en este laboratorio europeo. Esta participación nos ha permitido contribuir al desarrollo científico, tecnológico y a la formación de estudiantes que luego entrarán a formar parte del selecto grupo de físicos de partículas con mejor formación mundial.

Algunos se podrían preguntar, ¿Estamos a la altura? Sí, los colombianos lo estamos, nuestra participación ha sido más que apoyo, hemos tenido un papel destacado. Sin embargo, aún no contamos con el apoyo gubernamental adecuado que garantice nuestra continuidad en este gran laboratorio. Y con algunas de nuestras universidades atravesando por crisis financieras, el panorama se ve aún menos claro.

Así pues, esperamos poder celebrar los 80, los 90 y los 100 años del CERN, no solo como científicos, sino también como colombianos protagonistas en esta historia.

* Profesor de planta de la Universidad de Antioquia, asociado al Instituto de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, investigador del experimento CMS y doctor en Física de Partículas de la Universté Claude Bernard Lyon.

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