Los ajolotes podrían dar pistas sobre la regeneración del cerebro, ¿por qué?
Un grupo de investigadores elaboró un atlas con las células que conforman el cerebro de este animal. Los resultados mostraron la forma en la que se regenera y la evolución del cerebro entre especies. Los resultados fueron publicados en la revista Science.
Los ajolotes son una especie de salamandra que cuenta con una característica poco habitual: conserva sus rasgos larvales en su vida adulta. Además, este monstruo acuático, como es conocido, llama la atención de los investigadores para realizar diversos estudios. Recientemente, científicos del Laboratorio Treutlein, en Zúrich, y el Laboratorio Tanaka en el Instituto de Patología Molecular, en Viena, se centraron en responder una pregunta en particular de estos animales: ¿pueden regenerar los diferentes tipos de células en su cerebro, incluyendo las conexiones que unen una región del cerebro con otra?. (Lea: Científicos logran que las patas amputadas de ranas vuelvan a crecer)
Los investigadores ya habían recopilado algunas pistas en estudios realizados anteriormente. Pues, esta salamandra es conocida por su capacidad de regenerar la médula espinal, el corazón y las extremidades. Pero, solo en una investigación de 1964, habían podido encontrar evidencia de que los ejemplares adultos podían regenerar parte de sus cerebros.
Sin embargo, otro estudio realizado en 2016 logró comprobar que esta regeneración era bastante limitada para reconstruir la estructura del tejido original. Por eso, para responder esta inquietud, los expertos elaboraron un atlas con las células que conforman el cerebro de este animal. Los resultados mostraron la forma en la que se regenera y la evolución del cerebro entre especies.
Los investigadores explicaron que era fundamental comenzar a responder su incógnita desde el análisis de los diferentes tipos de células, ya que tienen diversas funciones y se especializan en una función en específica. Por esta razón, dicen, entender cuáles son los tipos de células que están en el cerebro de los ajolotes y cuál es la función de cada una de ellas, abre un panorama de cómo funciona el cerebro.
Una vez determinaron cuáles eran estos tipos de células, los investigadores se centraron en una en específica: el telencéfalo. Allí está centrada la región de la neocorteza, que recopila información de la memoria, la personalidad, las emociones, el habla y la capacidad de sentir y mover, es decir, es clave en el comportamiento y la cognición de los animales.
Según los resultados de los investigadores, durante la evolución la neocorteza ha crecido mucho más en comparación con otras regiones del cerebro y, los tipos de células que componen el telencéfalo, se han diversificado. (Puede leer: ¿Por qué tras un día largo de trabajo hay agotamiento mental?, estudio da pistas)
“Identificamos qué genes están activos cuando las células progenitoras se convierten en neuronas y descubrimos que muchas de ellas pasan por medio de una célula intermedia llamada neuroblastos, que antes no existía en los ajolotes, antes de convertirse en neuronas maduras”, dicen los investigadores en un artículo publicado en The Conversation.
Para poner a prueba la regeneración del cerebro del ajolote, los investigadores retiraron una fracción de su telencéfalo. Con una técnica especial, capturaron y secuenciaron todas las células nuevas y diferentes etapas de regeneración. Lo hicieron desde la primera hasta la semana 12 después de la lesión. “Descubrimos que todos los tipos de células que se eliminaron se habían restaurado por completo”, añaden al medio.
Esta regeneración, explican los investigadores, sucedió en tres fases. “Una se presenta con un rápido aumento en el número de células progenitoras y una pequeña fracción de estas células activa un proceso de curación de heridas. En la segunda, las células progenitoras comienzan a diferenciarse en neuroblastos. Y, finalmente, los neuroblastos se diferencian en los mismos tipos de neuronas que se perdieron originalmente”, apuntan. (Lea también: ¿Antidepresivos para la depresión? Revive el debate)
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Los ajolotes son una especie de salamandra que cuenta con una característica poco habitual: conserva sus rasgos larvales en su vida adulta. Además, este monstruo acuático, como es conocido, llama la atención de los investigadores para realizar diversos estudios. Recientemente, científicos del Laboratorio Treutlein, en Zúrich, y el Laboratorio Tanaka en el Instituto de Patología Molecular, en Viena, se centraron en responder una pregunta en particular de estos animales: ¿pueden regenerar los diferentes tipos de células en su cerebro, incluyendo las conexiones que unen una región del cerebro con otra?. (Lea: Científicos logran que las patas amputadas de ranas vuelvan a crecer)
Los investigadores ya habían recopilado algunas pistas en estudios realizados anteriormente. Pues, esta salamandra es conocida por su capacidad de regenerar la médula espinal, el corazón y las extremidades. Pero, solo en una investigación de 1964, habían podido encontrar evidencia de que los ejemplares adultos podían regenerar parte de sus cerebros.
Sin embargo, otro estudio realizado en 2016 logró comprobar que esta regeneración era bastante limitada para reconstruir la estructura del tejido original. Por eso, para responder esta inquietud, los expertos elaboraron un atlas con las células que conforman el cerebro de este animal. Los resultados mostraron la forma en la que se regenera y la evolución del cerebro entre especies.
Los investigadores explicaron que era fundamental comenzar a responder su incógnita desde el análisis de los diferentes tipos de células, ya que tienen diversas funciones y se especializan en una función en específica. Por esta razón, dicen, entender cuáles son los tipos de células que están en el cerebro de los ajolotes y cuál es la función de cada una de ellas, abre un panorama de cómo funciona el cerebro.
Una vez determinaron cuáles eran estos tipos de células, los investigadores se centraron en una en específica: el telencéfalo. Allí está centrada la región de la neocorteza, que recopila información de la memoria, la personalidad, las emociones, el habla y la capacidad de sentir y mover, es decir, es clave en el comportamiento y la cognición de los animales.
Según los resultados de los investigadores, durante la evolución la neocorteza ha crecido mucho más en comparación con otras regiones del cerebro y, los tipos de células que componen el telencéfalo, se han diversificado. (Puede leer: ¿Por qué tras un día largo de trabajo hay agotamiento mental?, estudio da pistas)
“Identificamos qué genes están activos cuando las células progenitoras se convierten en neuronas y descubrimos que muchas de ellas pasan por medio de una célula intermedia llamada neuroblastos, que antes no existía en los ajolotes, antes de convertirse en neuronas maduras”, dicen los investigadores en un artículo publicado en The Conversation.
Para poner a prueba la regeneración del cerebro del ajolote, los investigadores retiraron una fracción de su telencéfalo. Con una técnica especial, capturaron y secuenciaron todas las células nuevas y diferentes etapas de regeneración. Lo hicieron desde la primera hasta la semana 12 después de la lesión. “Descubrimos que todos los tipos de células que se eliminaron se habían restaurado por completo”, añaden al medio.
Esta regeneración, explican los investigadores, sucedió en tres fases. “Una se presenta con un rápido aumento en el número de células progenitoras y una pequeña fracción de estas células activa un proceso de curación de heridas. En la segunda, las células progenitoras comienzan a diferenciarse en neuroblastos. Y, finalmente, los neuroblastos se diferencian en los mismos tipos de neuronas que se perdieron originalmente”, apuntan. (Lea también: ¿Antidepresivos para la depresión? Revive el debate)
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