Los antepasados de los humanos tuvieron cola. ¿Cómo fue que la perdieron?
Investigadores de la Universidad de Nueva York publicaron un artículo en el que aseguran haber encontrado una de las razones que explican por qué simios y humanos perdieron esta parte del cuerpo.
Bo Xia es un estudiante de posgrado especializado en Biología de las células madre en la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York. En 2019, mientras viajaba en Uber, tuvo un accidente en el que se lesionó el coxis, esa parte baja de la columna vertebral. Recuperarse le costó un año, pero le permitió hacerse varias preguntas sobre esa parte del cuerpo y volver a una duda que tenía en la infancia: ¿Dónde está la cola de los humanos? (Lea Ingeniera colombiana Diana Trujillo recibirá premio de la NASA)
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Bo Xia es un estudiante de posgrado especializado en Biología de las células madre en la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York. En 2019, mientras viajaba en Uber, tuvo un accidente en el que se lesionó el coxis, esa parte baja de la columna vertebral. Recuperarse le costó un año, pero le permitió hacerse varias preguntas sobre esa parte del cuerpo y volver a una duda que tenía en la infancia: ¿Dónde está la cola de los humanos? (Lea Ingeniera colombiana Diana Trujillo recibirá premio de la NASA)
Para responderla, Xia, que le contó esa anécdota al periodista Carl Zimmer para un reportaje publicado en The New York Times, empezó a detallar a más animales. El interrogante seguía dándole vueltas en la cabeza, así que decidió emprender una investigación que le permitiera resolverlo.
Una de las primeras cosas que hizo fue buscar mutaciones en los genes que están involucrados (alrededor de 30) en el desarrollo de las colas de otras especies. Para hacerlo, relata Zimmer, Xia comparó el ADN de seis especies de simios que no tienen cola con el de otras nueve especies de primates que sí la tienen.
Luego de trabajar en su laboratorio encontró una mutación en un gen del que la ciencia tenía conocimiento hace más de un siglo: el “TBXT”. En esta ocasión, sin embargo, Xia descubrió que era una mutación que sólo compartían los simios y los humanos. Era un pedazo del ADN casi idéntico en sus genomas. Los monos (con cola), por el contrario, no la tenían.
Asombrado, Xia fue a donde Itai Yanai y Jef Boeke, sus supervisores y también autores del artículo que fue publicado como pre-print. “Casi me caigo de la silla, porque es un resultado simplemente impresionante”, le dijo Yanai a The New York Times.
Pero aún faltaba un largo tramo por recorrer para comprobar ese primer indicio. Lo siguiente que hicieron, entonces, fue crear genéticamente ratones con esa misma mutación. Para su sorpresa, los que la tenían nacieron sin cola o apenas desarrollaron un pequeño muñón. Sus conclusiones las escribieron en un artículo llamado The genetic basis of tail-loss evolution in humans and apes (La base genética de la evolución de la pérdida de cola en humanos y simios).
¿Cuál fue el origen de esa mutación? Es difícil saberlo, pero el equipo de Xia cree que algún simio la tuvo hace unos 20 millones de años y luego se extendió entre la población hasta convertirse en la “regla”. La cola, entonces, dejó de ser una parte del cuerpo que, tal vez, fue usada para no perder el equilibrio en los árboles.
Sin embargo, el estudio de Xia y sus colegas no responde del todo el enigma. Creen que en ese largo proceso hubo más genes y más mutaciones involucradas, pero como le dijo al diario estadounidense Cedric Feschotte, genetista de la Universidad de Cornell que no estuvo involucrado en el estudio, “esto es lo más cercano a una evidencia de lo que podríamos esperar”.