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Desde hace algunos años, astrónomos de todo el mundo han manifestado su preocupación por la gran cantidad de satélites que orbitan alrededor de la Tierra. A estas inquietudes se han sumado recientemente la Organización de las Naciones Unidas (Onu) e, incluso, la Nasa, la agencia espacial de los Estados Unidos. (Puede leer: Con este descubrimiento podría haber una nueva categoría astronómica)
Hace poco más de un año, Christopher Kyba, científico del Centro Alemán de Investigación de Geociencias, sintetizó el temor de miles de astrónomos: “A lo largo de la historia humana, cuando las personas salían en la noche se encontraban de frente con el cosmos, al menos en noches sin Luna. Ibas afuera y ahí estaban las estrellas, la Vía Láctea. Estaba ahí brillando sobre ti. Ahora, esa es una experiencia realmente inusual”.
En las últimas horas, un grupo de casi 40 astrónomos alertó por los riesgos que representa el satélite BlueWalker 3 lanzado a finales del año pasado. De acuerdo con los investigadores, quienes publicaron un estudio en la revista académica Nature este lunes (2 de octubre), este satélite es uno de los más brillantes del mundo. (Le puede interesar: Descubren habitaciones en una pirámide egipcia de hace más de 4.000 años)
Según le dijo Jeremy Tregloan-Reed, de la Universidad de Atacama (Chile), al diario británico The Guardian, “una vez desplegado su conjunto de 64 m², BlueWalker 3 es visible tanto en cielos oscuros como en cielos urbanos, aunque en los entornos urbanos esto se limitará a cuando BlueWalker 3 pase por encima”.
El problema con satélites como el BlueWalker 3 es que al ser detectado por un telescopio “deja una raya que puede ser difícil, si no imposible de eliminar”, dijo Tregloan-Reed. De hecho, aseguró que este es un problema que ya se está presentando con el telescopio espacial Hubble. (También puede leer: Encuentran un pene de piedra de la Edad Media, ¿para qué se usaba?)
Aunque los científicos reconocen que las empresas privadas, los Estados y las agencias espaciales adelantan investigaciones para reducir el impacto que los satélites tienen sobre las observaciones astronómicas y el trabajo de los telescopios, advierten que la cantidad de estos objetos orbitando la Tierra aumenta a un ritmo vertiginoso.
En el informe Para toda la humanidad – el futuro de la gobernanza del espacio ultraterrestre, que la Onu publicó a mediados de este año, detallaron que para 2030, es decir, en siete años, podría haber más de un millón de satélites alrededor de la Tierra. La cifra estimada en 2022 señalaba que había tan solo 2.500.