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Durante décadas se ha estudiado si fenómenos como los movimientos de las mareas bastan para desencadenar terremotos regulares o de baja frecuencia. Esto solo se ha observado en unos pocos lugares en los que la corteza terrestre está lo suficientemente cerca de fallar como para que pequeños cambios de tensión puedan inducir deslizamientos.
Para dar luces sobre este tema, investigadores estudiaron la posible relación entre los cambios del nivel del mar y la sismicidad en la península de Armutlu, en la costa sur del mar de Mármara, en Turquía, durante seis meses (desde el 1 de noviembre de 2018 hasta el 05 de mayo de 2019). Este periodo de tiempo incluye una secuencia de terremotos que tuvo lugar en el norte de la península, cuyo mayor sismo tuvo una magnitud de 4,5 y otro más de 4,3.
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Los datos sugieren, según el estudio, que las tasas de sismicidad son mayores en esta zona durante los periodos de aumento del nivel del mar, en los que el aumento de la masa de agua incrementa la carga de tensión.
“Las tasas de sismicidad locales aumentaron significativamente poco después de los mínimos en el nivel del mar, cuando el nivel del mar está subiendo”, señala el estudio. El papel de los cambios del nivel del mar en los índices de sismicidad apoya la idea, dice el estudio, de que la región está próxima a la falla y que pequeñas perturbaciones de la tensión han sido capaces de desencadenar la sismicidad.
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Patricia Martínez-Garzón, autora principal del artículo publicado en Geophysical Research Letters, dijo, citada por The Guardian, que “los cambios en el nivel del mar en el Mar de Mármara son pequeños, hasta 0,8 metros, por lo que el hecho de que estos pequeños cambios resulten en terremotos indica que estas fallas solo necesita una pequeña patada para romperse”.
La falla de Armutlu es una pequeña rama de la falla principal de Anatolia del Norte. La rama principal corre bajo el agua a solo 20 km de Estambul y la última vez que se rompió ocurrió en 1766. Se cree que se debió a un terremoto de magnitud 7 o mayor.