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Los “cazadores de huracanes” que le siguen la pista al peligroso huracán Milton

El huracán Milton avanza como categoría 5, la más destructiva, y su trayectoria se monitorea de cerca gracias a los “cazadores de huracanes” en Estados Unidos. Estas operaciones son realizadas por el 53º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico de la Fuerza Aérea y el Centro de Operaciones Aéreas de la NOAA.

08 de octubre de 2024 - 11:31 p. m.
El jet G-IV de la NOAA en la parte delantera y el avión P-3 en la parte trasera. Crédito de la imagen: NOAA
El jet G-IV de la NOAA en la parte delantera y el avión P-3 en la parte trasera. Crédito de la imagen: NOAA
Foto: NOAA
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El avance del huracán Milton, que en la tarde noche de este martes continuaba en categoría 5 (la más destructora), se ha podido monitorear de cerca gracias a los llamados “cazadores de huracanes”. Si le parece que es una frase de ciencia ficción o exagerada, está equivocado. En Estados Unidos, y especialmente en la cuenca del Atlántico (océano Atlántico, Golfo de México y Mar Caribe) y en el Pacífico oriental y central, el reconocimiento de huracanes es llevado a cabo por dos agencias, el 53º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico de las Reservas de la Fuerza Aérea y el Centro de Operaciones Aéreas de la NOAA.

El 53º escuadrón tiene su base en la base de Keesler en Mississippi y mantiene una flota de diez aviones WC-130. Se trata de aviones Hércules de ala alta y alcance medio utilizado en misiones de reconocimiento meteorológico. Según informan las autoridades de ese país, “es capaz de permanecer en el aire casi 18 horas a una velocidad de crucero óptima de más de 300 mph. Una misión de reconocimiento meteorológico promedio dura 11 horas y cubre casi 3.500 millas (es decir, más de 5.600 kilómetros).

La tripulación recopila y reporta datos meteorológicos con una frecuencia de hasta cada minuto”. La tripulación está conformada piloto, copiloto, navegante, oficial meteorológico de reconocimiento aéreo y jefe de carga de reconocimiento meteorológico. El avión lleva instrumentos meteorológicos para medir el viento, la presión, la temperatura y el punto de rocío, así como para dejar caer sondas instrumentadas y hacer otras observaciones. Según la Noaa, “los aviones son los caballos de batalla de la caza de huracanes”. Su misión es buscar signos de circulación cerrada y cualquier fortalecimiento u organización que la tormenta pueda estar mostrando. Esta información se transmite por satélite a los especialistas en huracanes que evalúan esta información junto con los datos de otras plataformas.

El Centro de Operaciones Aéreas de la NOAA tiene, a su vez, su sede en el aeródromo de Linder en Lakeland (Florida) y entre su flota de aviones tiene dos P-3 Orions, fabricados originalmente como subcazadores de la Armada, pero modificados para incluir tres radares, así como un conjunto de instrumentos meteorológicos y capacidad de sondeo. Estos aviones se utilizan principalmente para la investigación científica sobre tormentas, “pero también pueden ser llamados para el reconocimiento de huracanes maduros cuando amenazan con tocar tierra, especialmente en el territorio de los Estados Unidos”.

¿Cómo es volar en un huracán?

“Uno podría no creerlo, pero la mayoría de los vuelos de huracanes son bastante aburridos. Duran 10 horas, hay nubes arriba y nubes abajo, así que todo lo que ves es gris, y no sientes los vientos arremolinándose alrededor del huracán”, se puede leer en la página de la NOAA. Lo más interesante, agregan, podría ser volar “a través de las bandas de lluvia del huracán y la pared ocular, que puede ser un poco turbulenta”. El globo ocular, explican los científicos, es un anillo de tormentas eléctricas como una rosquilla que rodea el ojo tranquilo. Los vientos en el globo ocular pueden hasta 325 km/h a nivel de vuelo, pero no se pueden sentir.

“Una vez que el avión entra en el ojo tranquilo de un huracán como Andrew o Gilbert, es un lugar de poderosa belleza: el sol entra en las ventanas del avión desde un círculo perfecto de cielo azul directamente sobre el avión, rodeando el avión por todos lados está la negrura de las tormentas eléctricas de la pared del ojo”, se agrega en la descripción de los científicos. Abajo del avión, las olas del océano que pueden alcanzar alturas de hasta 20 metros chocan entre sí. “El vacío parcial del ojo del huracán (donde una décima parte de la atmósfera se ha ido) no se parece a nada en la tierra”.

Los cazadores de huracanes de la 53ª edición de la USAFR tienen un “cibervuelo” a través de un huracán. Visita la página aquí.

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