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Un estudio encontró, por primera vez, que los cuervos (al igual que los niños) podrían contar con las mismas habilidades numéricas. Los resultados, que han sorprendido a la comunidad científica, señalan que una especie puntual de cuervo, los carroñeros (Corvus corone), pueden producir un número específico de graznidos en respuesta a estímulos visuales o auditivos.
Esto, dicen los investigadores en los resultados publicados en la revista Science, “les permitiría a los ejemplares contar en voz alta entre uno y cuatro”. De acuerdo con los autores del estudio, esta sería la primera prueba que demostraría que los animales cuentan haciendo un número distinto de vocalizaciones.
Para los investigadores, lo primero que se debe tener en cuenta es que para producir un número específico de vocalizaciones con un propósito específico, se debe contar con una combinación “sofisticada de habilidades numéricas y control vocal”.
Además, dicen, que la capacidad numérica se ha identificado cada vez más en animales no humanos. “Se ha demostrado que animales tan diversos como pájaros y abejas pueden “contar” y pueden discriminar entre diferentes números de objetos o entre más o menos objetos”, reseñan en el documento.
Entonces, añaden, en el caso de este reciente estudio, los resultados lograron demostrar que esta especie de cuervos “puede producir de manera flexible y deliberada un número determinado de vocalizaciones mediante el uso del ‘sistema numérico aproximado’, un sistema de estimación numérica no simbólica compartido por humanos y animales”, se lee en el documento.
Con el objetivo de reunir pruebas sólidas que demostraran cómo funciona el conteo vocal en los animales, los investigadores tomaron la decisión de centrar sus análisis en los cuervos carroñeros. La principal razón de estudiar esta especie, señalaron en los resultados, se debe a que cuenta con diversas habilidades vocales y tiene una comprensión de conceptos matemáticos complejos, como el cero.
Luego, los investigadores tomaron a tres ejemplares, los cuales fueron expuestos a estímulos visuales y auditivos. Estos estaban ordenados aleatoriamente. Por ejemplo, en el caso de los estímulos visuales, eran los números arábigos, mientras que los auditivos constaban de señales auditivas. Eran sonidos de diferentes instrumentos.
Tras una serie de pruebas, los cuervos lograron entender que cada una de las señales hacía referencia a un número determinado de graznidos entre uno y cuatro. Por ejemplo, el individuo podría graznar cuatro veces en el caso de que los investigadores le presentaran un sonido asociado con cuatro graznidos. Y, una vez terminara de “contar”, el pájaro debía picotear una pantalla para indicar que habían terminado.
En el caso de que el cuervo diera una respuesta correcta, al final eran recompensados con una golosina. De acuerdo con los investigadores, cuando los ejemplares estaban ya entrenados, “empezaron a dar respuestas precisas, produciendo el número correcto de graznidos a las indicaciones a un ritmo mayor que el azar”.
En algunos casos, añaden, cuando dieron respuestas incorrectas, fueron errores entre números que estaban relativamente juntos, como el uno y el dos. A los ojos de los investigadores, “esta competencia en los cuervos también refleja las habilidades de enumeración de los niños pequeños antes de que aprendan a comprender las palabras con números cardinales y, por lo tanto, puede constituir un precursor evolutivo del verdadero conteo, donde los números son parte de un sistema de símbolos combinatorios”.
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