Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Los seres humanos (y algunos pocos animales no humanos como la mayoría de los grandes simios, los elefantes, los delfines y los peces limpiadores) pueden autor reconocer en un espejo estímulos que se originan en ellos mismos. Usan el reflejo para inspeccionarse a sí mismos, pero puede que no todos los animales dependen de ese reflejo y de la visión para hacer lo mismo.
Hay estudios que demuestran que los perros discriminan entre su propio olor y el de sus congéneres. Olfatean la orina de perros desconocidos durante más tiempo que la propia.
Los reptiles también dependen en gran medida de los productos químicos (es decir, las feromonas) en lo que respecta al reconocimiento individual, la territorialidad, las interacciones sociales y la elección de pareja. Un equipo de investigadoras de la Universidad de Berna (Suiza) publicó un estudio en el que confirman que los gecos —cuyo nombre científico es Gekko gecko— tienen la capacidad para discriminar su propia olor.
Puede ver: En este lugar del mundo, la estatura humana no cambió en 2.000 años
El equipo estimuló a 22 gecos con diferentes olores en bastoncillos de algodón: el olor de una toalla de papel húmeda (agua del grifo), aceite esencial de menta, su propio olor, ya sea de la piel o excremento propio y el olor de la piel o excremento de otro individuo del mismo sexo. En todos los tratamientos, los gecos respondieron de manera similar al agua y respondieron más fuerte a los estímulos sociales (químicos de la piel y las heces) que el aceite de menta.
Las lagartijas detectan feromonas mediante movimientos de lengua. Antes cada olor, Los geckos evaluados en el estudio dirigían su lengua en dirección al bastoncillo de algodón e inmediatamente después al suelo o área circundante, lo que fue interpretado por los científicos como una señal de que después de percibir un olor ajeno, los animales lo comparaban con el propio. Esto sucedió especialmente ante el estimulo de un olor de otro individuo y menos frente al olor de aceite o de agua.
Puede ver: El número y Baal. Aspectos éticos, estéticos y satánicos de la matemática
“Comprobamos la capacidad de los gecos Tokay adultos para distinguir entre las sustancias químicas (provenientes de la piel y las heces) que ellos mismos generan, así como las de otros ejemplares del mismo sexo, y descubrimos que se interesan tanto por sus propios olores como por los de otros congéneres”, explica a Agencia SINC la autora principal del estudio, Birgit Szabo. Según Szabo, esto podría apuntar a que los gecos pueden ser más inteligentes y sociables de lo que se pensaba.