Los grandes simios podrían alcanzar estados mentales alterados al girar
¿Ha visto a grandes simios colgarse de cuerdas y girar? ¿Ha supuesto que se trata solamente de un juego? Un equipo de investigadores acaba de sugerir que los simios podrían alcanzar estados mentales y físicos alterados, girando. Los resultados de la investigación, sin embargo, son apenas exploratorios.
Entre los animales, los humanos destacan por su inclinación a autoinducirse estados mentales alterados. Los medios a través de los cuales alteran activamente su experiencia de sí mismos y de la realidad dependen con frecuencia de las sustancias psicoactivas, pero no está claro si los psicodélicos u otras drogas formaban parte de la ecología o la cultura de los ancestros de los humanos. Un estudio publicado el pasado 14 de febrero sugiere que los simios también pueden alterar la percepción de sí mismos y de la realidad.
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Entre los animales, los humanos destacan por su inclinación a autoinducirse estados mentales alterados. Los medios a través de los cuales alteran activamente su experiencia de sí mismos y de la realidad dependen con frecuencia de las sustancias psicoactivas, pero no está claro si los psicodélicos u otras drogas formaban parte de la ecología o la cultura de los ancestros de los humanos. Un estudio publicado el pasado 14 de febrero sugiere que los simios también pueden alterar la percepción de sí mismos y de la realidad.
Los primates salvajes consumen alimentos fermentados con contenido alcohólico, pero eso depende de la disponibilidad natural y el uso de recursos escasos. Aunque se cree que algunos primates pueden experimentar una sensación parecida a la “borrachera” después, el consumo puede estar impulsado por el alto contenido calórico del alcohol y, por lo tanto, la borrachera es un efecto secundario.
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Lejos de cualquier sustancia o alimento, los investigadores de este estudio se concentraron en una acción: girar. Además de percibir el sonido, el oído interno de los vertebrados monitorea y detecta cambios en el movimiento, la orientación, la posición y la velocidad del cuerpo. Girar rápidamente alrededor del eje del cuerpo, envía señales nerviosas al cerebro que entran en conflicto con las de los movimientos oculares.
En los seres humanos, esta señalización cruzada provoca la percepción de un mundo que gira, junto con mareos, aturdimiento, vértigo, euforia y otros estados alterados de percepción, de ánimo y de conciencia. ¿Se ha preguntado por qué hay juegos como el carrusel que, básicamente, solo giran? En términos generales, en humanos no entrenados el giro se aprovecha para producir éxtasis. Para evitar las reacciones al giro, los humanos requieren un entrenamiento extenso que, por ejemplo, hacen los bailarines o astronautas.
Los investigadores sugieren que comportamientos de giro similares pueden generar efectos neurofisiológicos parecidos en los grandes simios. Así, los individuos ancestrales de los humanos, independientemente de si tenían o no acceso a psicofármacos, pudieron haber tenido la capacidad de autoinducirse estados alterados.
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Para probar la suposición de que girar induce estados mentales alterados en los grandes simios, y potencialmente también lo hizo en los ancestros humanos, los científicos buscaron en YouTube videos publicados y disponibles públicamente de grandes simios girando. Utilizaron medidas basadas en imágenes para cuantificar las velocidades de rotación y la duración de la rotación y se enfocaron, particularmente, en simios que jugaban con cuerdas en solitario y sin causas ni fines evidentes, más allá del propio acto.
Las cuerdas, o elementos similares a cuerdas como las enredaderas, probablemente permitan a los simios lograr rotaciones libres más rápidas y longitudes de rotación más largas, lo que le permitió a los investigadores explorar los límites fisiológicos y motores que los grandes simios pueden experimentar de forma autónoma. Luego, compararon las velocidades de giro de los simios con las de los humanos expertos en diferentes danzas y estilos tradicionales, como por ejemplo piruetas autogiratorias realizadas por bailarines de ballet y hopak ucranianos o actos de cuerdas giratorias suspendidas de artistas circenses.
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Este análisis fue hecho a partir de 40 videos que contenían imágenes de grandes simios involucrados en 132 turnos de giro de cuerda, para un total de 709 revoluciones. Estos videos incluían imágenes de orangutanes de al menos siete sitios identificados diferentes, gorilas de al menos siete sitios identificados, incluidos dos sitios identificados en la naturaleza, y bonobos de cuatro sitios identificados. Los grandes simios giraban, en promedio, a 5,4 revoluciones por turno, durante un promedio de 3,3 turnos de giro consecutivos, a una velocidad de rotación promedio de 1,43 revoluciones/segundo.
Cuando los simios giraban para dar un mayor número de revoluciones, era más probable que soltaran la cuerda, lo que le sugiere a los investigadores que experimentaron mareos. Se identificaron 43 casos en los que los individuos soltaron la cuerda; en 30 de todos ellos, el animal se sentó o se acostó inmediatamente; en siete animales se movió una corta distancia y luego se sentó o se acostó; y en solo seis ocasiones el animal mantuvo el equilibrio y permaneció de pie.
Los hallazgos muestran que, al igual que los humanos, los grandes simios buscan y participan voluntariamente en experiencias alteradas de autopercepción y conciencia situacional.
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“Nuestros hallazgos, aunque son exploratorios, proporcionan una prueba de concepto y una nueva carta para el estudio y la comparación de los estados mentales alterados y giratorios entre humanos y grandes simios”, escriben los investigadores en el estudio. Como señalan, sus resultados son apenas exploratorios y plantean varias preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿este comportamiento de dar giros es realizado con mayor frecuencia por una clase de edad o sexo en particular? ¿Es parte del juego de los jóvenes o una exhibición masculina?