Los hallazgos en una tumba sobre una práctica desconocida de los antiguos romanos
Arqueólogos encontraron en una tumba en Sagalassos (suroeste de Turquía) una serie de elementos que revelan una práctica de los antiguos romanos hasta ahora desconocida.
La arqueología ha confirmado que los antiguos romanos no solo usaban clavos como herramientas. Por ejemplo, también los ponían en puertas para evitar plagas, incluso los consideraban como talismanes para evitar malaria, fiebre y hasta hechizos.
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La arqueología ha confirmado que los antiguos romanos no solo usaban clavos como herramientas. Por ejemplo, también los ponían en puertas para evitar plagas, incluso los consideraban como talismanes para evitar malaria, fiebre y hasta hechizos.
Ahora, un grupo de arqueólogos descubrió una práctica hasta desconocida de los romanos, asociada a los clavos, en Sagalassos (suroeste de Turquía), construida en el siglo V a.C y ubicada a unos 5.000 pies sobre el nivel del mar. Encontraron 41 clavos rotos o doblados en la tumba de un hombre adulto que vivió en el siglo II d.C. (Lea: Las colombianas que investigan con el James Webb)
De estos, 25 estaban sin cabeza. Según le explicó al New York Times Johan Claeys, arqueólogo de la Universidad Católica de Lovaina y autor principal de un estudio sobre este descubrimiento, publicado en la revista Antiquity, “los clavos no se usaron en la construcción de la pira y no tenían un propósito práctico. Habrían sido lo suficientemente valiosos como para recuperarlos si todavía estuvieran en servicio. Pero eran ‘clavos muertos’, y la forma en que se distribuyeron alrededor del perímetro de la tumba sugiere que la colocación tuvo un propósito”. Con los “clavos muertos” Claeys se refiere a que se creía que tenían poderes.
Normalmente, los restos no quemados de los cuerpos cremados y las cenizas se metían en una urna y se colocaban entre un mausoleo o una tumba. Pero algo en particular tiene esta tumba y es que fue encalada, algo que no era común y que tampoco se halló en el resto de tumbas del sitio arqueológico (unas 180). “Esta cal era espesa y aseguró los restos tanto como lo hubiera hecho un ataúd sólido”, explicó Claeys. Otro rasgo particular es que sellaron con fuego el ataúd bajo una balsa de 24 ladrillos. (Lea: ¿Su pareja está lejos? En China inventaron una máquina de besos a larga distancia)
Los investigadores señalan que es la primera vez que encuentran elementos como la cal, los ladrillos y los clavos juntos en una misma tumba, aunque se han encontrado en otras partes del Mediterráneo, pero por separado. ¿Qué significa haber encontrado estos elementos juntos?
El investigador dice que “ya sea que la causa de la muerte del hombre haya sido traumática, misteriosa o el resultado de una enfermedad contagiosa o un castigo, parece haber dejado a los dolientes temerosos de su regreso. Estamos presenciando aquí al menos tres intervenciones desviadas que cada una en sí misma puede entenderse como un medio para inmovilizar al difunto en su posición de descanso final. La combinación hace oscilar el péndulo con firmeza para proteger a los vivos de los muertos”.
La profesora de historia antigua de la Universidad de Zaragoza (España), Silvia Alfayéprecisó también para el New York Times que “La cremación de Sagalassos nos cuenta una historia personal pero también social de cuidado, esperanza, desprecio, respeto, dolor y miedo ante la pérdida. Revela la elección de la magia como la tecnología ritual más adecuada para manejar la ansiedad ante la muerte y las amenazas fantasmas”. (Lea: “La medusa galáctica” que capturó el telescopio espacial Hubble)
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