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Los humanos que escalan el Everest están dejando microbios congelados

El monte Everest es muy transitado por escaladores y guías cada año, lo que genera preocupaciones alrededor de cómo los humanos pueden estar cambiando el entorno alpino alto. Un estudio publicado en febrero proporciona evidencia de que la actividad de escalada puede aumentar el transporte de microorganismos asociados con los humanos a las superficies más altas de la montaña.

15 de marzo de 2023 - 01:53 a. m.
Los investigadores exploraron la diversidad microbiana recuperada de tres muestras de sedimentos recolectadas del glaciar Collado Sur, al sur de la cima del monte Everest a una altura de 7,900 msnm.
Los investigadores exploraron la diversidad microbiana recuperada de tres muestras de sedimentos recolectadas del glaciar Collado Sur, al sur de la cima del monte Everest a una altura de 7,900 msnm.
Foto: Pixabay
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Es posible que si le preguntan qué seres cree que viven en el Monte Everest, no se le ocurra ninguno. Puede ser difícil imaginar algo que pueda sobrevivir a ambientes superiores a 7.500 metros sobre el nivel del mar (msnm). La ciencia tampoco sabe mucho sobre los microorganismos que se encuentran en los sedimentos de las montañas más altas de la Tierra. Preguntas sobre cómo llegan a estas superficies y cómo sobreviven y permanecen activos en elevaciones tan extremas, siguen pendientes de respuestas. Un estudio recién publicado intenta arrojar algunas luces.

Los investigadores exploraron la diversidad microbiana recuperada de tres muestras de sedimentos del glaciar Collado Sur, al sur de la cima del monte Everest a una altura de 7,900 msnm. A esta altura, la vida para cualquier organismo se complica. Se trata de un ambiente que incluye temperaturas frías, presiones atmosféricas bajas, menor disponibilidad de oxígeno y menor actividad del agua. Mantener los niveles de actividad metabólica necesarios para estar activo se vuelve más desafiante a medida que aumenta la elevación, para todos los organismos.

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La diversidad microbiana tiende a disminuir a mayores elevaciones. El análisis de las muestras que se han recolectado de los ambientes alpinos más altos del mundo sugiere que estas alturas están dominadas por una pequeña cantidad de taxones como el hongo Naganishia friedmannii , que se ha demostrado que permanece activo en entornos por encima de los 6000 m o el género bacteriano Geodermatophilus, cuya cepa tipo fue aislada a partir de sedimentos recolectados a 8.400 msnm.

Sin embargo, no todos los microorganismos identificados por encima de los 7.000 m están adaptados a un entorno tan extremo. En el pasado se han detectado en el Everest comunidades bacterianas que se pueden encontrar en suelos templados y tropicales de todo el mundo y que, se sugiere, llegaron a la montaña más alta del mundo debido a las nevadas o al transporte eólico y que probablemente no estén activas. Todo, sin embargo, sigue estando bajo una intensa discusión.

Para comprender mejor el impacto que tiene la elevación sobre la habitabilidad microbiana, los investigadores analizaron tres muestras del Collado Sur del Everest, una cresta de la montaña que suele estar a -33°C, con una presión atmosférica un tercio de la del nivel del mar y vientos de una velocidad máxima de 66,5 m/s. Con ese material, se hicieron dos preguntas: ¿Se puede encontrar evidencia de microorganismos en superficies terrestres> 7,000 m y, de ser así, son estos organismos viables y podría alguno ser activo y capaz de sobrevivir?

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Solo hay quince montañas en el mundo, incluido el monte Everest, con picos de mayor elevación que el Collado Sur. Los científicos reportaron que hasta donde saben, las muestras que analizaron representan el entorno de sedimentos de mayor elevación en los que se ha buscado microorganismos utilizando métodos de secuenciación. ¿Qué encontraron? En primer lugar, hallaron una serie de taxones similares a los que se han recuperado de otros ambientes fríos y secos.

Algunos de ellos fueron los Actinobacteria, Firmicutes y Proteobacteria, grupos taxonómicos que a menudo dominan las comunidades microbianas en los suelos antárticos. En todo caso, los científicos reportaron que se trata de una diversidad microbiana extremadamente baja, mucho más parecida a la diversidad microbiana que se encuentra en los “suelos” secos en los picos volcánicos del interior del desierto de Atacama. La mayoría de ellos se encuentran en estado inactivo.

Muchos de estos organismos pueden haber sido sembrados por transporte eólico desde otras superficies terrestres menos extremas. Otros pueden haber sido transportados al Collado Sur por la actividad de los escaladores. Ese es uno de los resultados clave de la investigación: los microorganismos que identificaron a menudo se asocian con la contaminación humana.

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Es decir, muchas de las secuencias recuperadas podrían haber sido depositadas por personas que escalaron la montaña y que dejaron los microorganismos a través de la tos y secreción nasal.

Staphylococcus, por ejemplo, es una de las bacterias más comunes de la piel y la nariz, y Streptococcus es el género dominante en la boca humana. Ambos fueron encontrados por los científicos en el Everest. Aunque estos géneros están muy extendidos en la naturaleza y no siempre están asociados con los humanos, Las secuencias que se identificaron como las más estrechamente relacionadas con los taxones estudiados sí están asociadas a humanos.

El monte Everest es muy transitado por escaladores y guías cada año, lo que genera preocupaciones de que los humanos han cambiado irrevocablemente el entorno alpino alto. El estudio proporciona evidencia de que la actividad de escalada puede aumentar el transporte de microorganismos asociados con los humanos a las superficies más altas de la montaña. Sin embargo, los investigadores esperan que a elevaciones tan altas estos microorganismos no estén activos.

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