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El uso del fuego se considera un hito tecnológico en la historia de la humanidad, especialmente por su importancia en la cocción de alimentos, estrategias de defensa y calefacción. Sin embargo, hay preguntas sobre el surgimiento del fuego controlado por el hombre. Un nuevo estudio publicado en Nature da pistas presentando las evidencias más antiguas conocidas hasta ahora del uso del fuego en Europa.
Los homínidos, dicen los investigadores, posiblemente usaron el fuego para dos actividades principales, como medio de defensa contra los depredadores y para cocinar. Los resultados ayudan a ampliar el conocimiento actual sobre el fuego controlado por humanos y sugiere que nuestros ancestros pudieron controlar el fuego antes de al menos 250.000 años,50.000 años más de lo que creíamos.
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El hallazgo parte tras el análisis de biomarcadores vegetales en el yacimiento de Valdocarros en España. Allí los investigadores encontraron evidencia que indica que el pino en descomposición se usó como combustible. El análisis reveló que el pino se quemó a bajas temperaturas de alrededor de 350 ℃ durante períodos relativamente cortos. Así, los fuegos de Valdocarros parecen haber sido utilizados para cocinar.
Los científicos creen que todo apunta a un control consciente del fuego: uso de recursos específicos como la madera de pino, actividades específicas, como los fuegos de baja temperatura utilizados para cocinar; e intención. El hallazgo es importante porque aunque otras investigaciones han demostrado que los hombres ya usaban el fuego hace más de 350.000 años, las llamas en esos casos habrían sido producidas por rayos o por condiciones climáticas, y no por los humanos.
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En el caso de Valdocarros, se cree que fueron los mismos humanos quieren crearon las llamadas con intención, y controlaron el fuego con un objetivo. Prueba de ello es, de hecho, que los científicos creen que la evidencia responde a unos fuegos de temperaturas bajas, que descomponen el tejido biológico de los alimentos de modo que sean más fácil de digerir. Los fuegos muy calientes tienden a carbonizar y quemar los alimentos en el exterior antes de que el interior del alimento haya alcanzado una temperatura útil.