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Un parásito, el Toxoplasma gondii, podría ser la causa de que algunos lobos se atrevan a tomar riesgos que no tomarían sin la infección y que podría catapultarlos al liderazgo de su manada o a la muerte. Así lo sugiere un estudio. Los lobos grises en el Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos) han sido objeto de una extensa investigación durante varias décadas, centrada principalmente en la dinámica depredador-presa, la dinámica de población, la genética, el comportamiento y los patógenos. Gracias a ello, los investigadores pudieron determinar el papel de este parásito en los procesos de los ecosistemas silvestres.
No es la primera vez que se sugiere que el T. gondii tiene efectos en el comportamiento. Uno de los pocos estudios centrados en los impactos de la infección en el comportamiento de un mamífero salvaje se publicó en 2021 y encontró que la toxoplasmosis se asoció con una mayor audacia en los cachorros de hiena y que las hienas seropositivas de todas las edades tenían más probabilidades de ser asesinadas por leones africanos. Para saber si esto sucede con los lobos, los científicos se plantearon dos objetivos.
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El primero fue determinar qué factores demográficos y ecológicos afectan la infección por T. gondii en lobos en el Parque Nacional de Yellowstone. Algunos de esos factores incluían la edad, el sexo, el estatus social en el momento de la captura y el color del pelaje.
El segundo objetivo fue determinar si la infección por T. gondii influye en el comportamiento del lobo. Para ello identificaron tres comportamientos de lobos asociados con una mayor asunción de riesgos: dispersarse de una manada; lograr un estatus social dominante (referido como convertirse en líder) y acercarse a personas o vehículos. Además, incluyeron dos causas de muerte asociadas con un mayor riesgo: mortalidad intraespecífica (es decir, muerte por otros lobos a través de peleas entre manadas) y mortalidad antropogénica (es decir, muerte por humanos).
Como el comportamiento puede verse influido por muchos factores, los investigadores controlaron ciertas variables en cada uno de los modelos de comportamiento. Su objetivo fue aislar la influencia de la infección por T. gondii en el comportamiento. Después de hacerlo, descubrieron que los lobos seropositivos para T. gondii cambiaron su comportamiento para asumir mayores riesgos, siendo más propensos a dispersarse y convertirse en líderes de la manada que los lobos seronegativos.
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“Debido a la estructura social de una manada de lobos, estos cambios de comportamiento pueden causar un ciclo de retroalimentación que conduce a un aumento en la asunción de riesgos en el nivel de la manada con implicaciones importantes para una mayor transmisión de enfermedades, competencia interespecífica con pumas y supervivencia de los lobos”, escriben los investigadores. Las probabilidades de que un lobo seropositivo se disperse fueron 11 veces mayores que las probabilidades de un lobo seronegativo.
Entrando más en detalle, los científicos establecieron que un macho seropositivo tiene un 50% de probabilidad de dispersarse a los seis meses de seguimiento, mientras que los machos seronegativos lo hacen a los 21 meses de seguimiento. Las hembras seropositivas tienen una probabilidad del 25% de dispersarse a los 30 meses de seguimiento, mientras que las hembras seronegativas alcanzan la misma probabilidad a los 48 meses. Estas diferencias (15 meses para que los machos alcancen el 50 % de dispersión y 18 meses para las hembras que alcancen el 25 % de dispersión) sugieren que los lobos seropositivos se dispersan a tasas mucho más altas que los lobos seronegativos, determinan los investigadores.
Las probabilidades de que un lobo seropositivo se convierta en líder de manada son entonces más de 46 veces mayores que las de un lobo seronegativo. “Identificamos un aumento sustancial en las probabilidades de dispersión y de convertirse en líder de manada, ambas conductas de riesgo, en lobos seropositivos para Toxoplasma gondii. Estos dos comportamientos representan algunas de las decisiones más importantes que un lobo puede tomar en su vida y pueden tener un impacto dramático en el estado físico, la distribución y las tasas vitales del lobo gris”, dicen los autores del estudio.
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¿Por qué dispersarse puede llevar a un lobo al liderato de una manada? Los investigadores explican que los lobos que se dispersan a menudo exploran nuevos hábitats y son los individuos que expanden el rango actual de lobos grises. Los dispersores que sobreviven para establecer un territorio a menudo ganan posiciones de reproducción. Los líderes de la manada son los individuos con más probabilidades de reproducirse, lo que tiene implicaciones importantes en la tasa de crecimiento de la población y también puede afectar el comportamiento y la cultura de la manada.
Esto, sin embargo, tiene su lado negativo. La coautora del estudio, Kira Cassidy, le dijo a la AFP que si bien “ser más audaz no es necesariamente algo malo”, puede “reducir la supervivencia de los animales más audaces, ya que podrían tomar decisiones que los pongan en peligro con mayor frecuencia”.