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Si alguna vez ha mirado a los animales que viven en los árboles, seguramente se ha dado cuenta de que tienen una manera particular de moverse. Están en un escenario que presenta desafíos diversos (las raíces, las hojas, el diferente grosor del tronco y las ramas) y para eso han desarrollado una amplia diversidad de formas de desplazarse. Algunas incluyen el uso de la cola para suspenderse, escalar usando lazos, brincar usando los brazos o deslizarse. Es posible que esté pensando en los primates, y sí, son el animal de árboles más famoso reconocido. Pero, ¿y las aves? Se sabe que algunas aves utilizan sus picos para apoyarse al caminar en tierra, pero ciertas especies de loros podrían haber aprendido a usar su pico como una especie de “tercera mano” para ayudarse a escalar superficies verticales, como troncos de árboles.
Así lo está surgiendo una investigación publicada el 31 de enero en la revista Royal Society Open Science, lo que para los científicos es una muestra de que las aves, pero especialmente estos loros, pueden ser muy creativas al usar sus cuerpos para moverse tanto en el suelo como en los árboles. La investigación se centró en los loros Agapornis roseicollis (agapornis de cara rosada), también reconocidos como “inseparables de cara rosada”, originarios de regiones de África como Namibia y Angola, y conocidos por formar parejas monógamas y por construir nidos en cavidades de árboles. Estos pequeños animales (pueden medir alrededor de 17-18 centímetros de longitud) serían los primeros en usar una forma de caminar única llamada ‘beakiation’, donde usan su pico para suspenderse mientras se mueven.
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Para saberlo, los investigadores hicieron pruebas para medir la velocidad y los patrones de movimiento cuando usan este tipo de caminar. También estudiaron cómo afecta esto a la carga en sus extremidades y cómo funciona mecánicamente. Comparando con otras formas de caminar suspendido, como la marcha cuadrúpeda invertida en algunos animales, la braquiación en gibones y humanos, entendieron cómo este nuevo modo de caminar se compara en eficiencia con otros comportamientos similares.
En la investigación se realizaron dos tipos de experimentos diferentes para estudiar cómo se mueven estas pequeñas aves en un entorno de laboratorio. Primero, para entender cómo se desplaza el centro de masa, se les proporcionó a los loros un soporte en forma de rama simulada hecha con una impresora especial. Este soporte se colocó en una plataforma con una placa sensible a la fuerza debajo. Los loros caminaron sobre esta rama simulada mientras se recopilaban datos sobre cómo se movía su centro de masa.
En el segundo tipo de experimento analizaron las fuerzas aplicadas por una sola extremidad (en este caso, el pico). Para esto, se les presentó a los loros una plataforma en la que podían pararse y aplicar fuerza con sus picos. Utilizaron una impresora 3D para crear esta plataforma y colocaron una placa de carga debajo. Esto permitió medir las fuerzas ejercidas por los loros con sus picos. Los autores del estudio señalan que los loros se sentían cómodos moviéndose en la pista. No recibieron ningún entrenamiento específico, por lo que su comportamiento no se considera “optimizado”, sino más bien una respuesta voluntaria a la situación. Registraron los movimientos con dos cámaras para capturar las vistas posibles.
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Lo que encontraron es muy interesante. En el nuevo patrón de marcha llamado “beakiation”, el pico agarra primero el soporte, luego las patas traseras se sueltan casi al mismo tiempo, haciendo que el loro gire sobre su pico para avanzar. Después, las patas traseras vuelven a sujetarse en una nueva posición, y el pico se coloca en una nueva posición de agarre frente a las patas traseras. La velocidad promedio de cada paso fue de aproximadamente 0,10 metros por segundo, con una longitud de paso de 0,07 metros y una frecuencia promedio de 1,33 pasos por segundo. Esto permitió, dicen los autores, que de las 129 zancadas que estudiaron, los loros hayan recuperado en promedio alrededor del 23,83% de la energía por zancada.
El pico del loro, que representaba aproximadamente el 50,22% del peso corporal, generó el doble de fuerza propulsora en comparación con sus extremidades traseras, que eran aproximadamente el 25,1% del peso corporal. (Puede ver: Plan de transición climática requiere 2,4 billones de dólares al año: ONU)
“Beakiation representa un patrón de movimiento novedoso y previamente indocumentado que amplía la gama de comportamientos locomotores observados en las aves”, dicen los autores en el estudio. Se llama así en un juego de palabras con el término braquiación, la forma en que un animal (el más reconocido, los primates) se desplaza balanceándose de rama en rama utilizando sus extremidades superiores, como brazos para agarrarse y propulsarse. Esta descripción es interesante porque hasta ahora se había reportado el uso del pico como un impulso para la marcha, pero en este caso lo que los investigadores describen es la aplicación de movimientos coordinados entre pico y las extremidades traseras.
La beakiation tampoco es exclusiva del pico del loro; también involucra el uso de la cabeza y el cuello como una tercera extremidad, similar al comportamiento al escalar superficies verticales.
Para tener este modo de desplazamiento, dicen los autores, los loros tienen un sistema craneocervical altamente flexible que les permite enfrentar diferentes desafíos locomotores. Durante este comportamiento, la cabeza del loro también es clave: sostiene y mueve el cuerpo, generando fuerzas que igualan o incluso superan las cargas que soportan las extremidades de primates especializados en el balanceo, como gibones y monos araña. Es más, dicen la investigación, en términos de fuerzas de propulsión, los loros generan fuerzas que superan el 50% de su peso corporal, superando las fuerzas equivalentes observadas en extremidades anteriores de primates braquiantes y cuadrúpedos invertidos no especializados.
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Algo importante a resaltar es que las observaciones se realizaron en un entorno experimental, es decir, en un laboratorio donde se instalaron equipos de grabación y análisis. El comportamiento de suspensión del pico no se ha reportado en loros silvestres ni en aves salvajes. Por lo tanto, los autores sugieren precaución al interpretar estos datos y no se afirma que este comportamiento sea adaptativo. Aun así, para los autores es claro la diversidad de comportamientos que el pico del loro puede exhibir.
“Es probable que los loros de todo el mundo hayan estado haciendo o sean capaces de hacer algo similar desde tiempos inmemoriales”, resumió para The New York Times Edwin Dickinson, biomecánico del Instituto de Tecnología de Nueva York y autor de la investigación.