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El cacareo de gallos y gallinas no es una característica que solo saquen a relucir estos animales durante el amanecer o mientras ponen huevos. De hecho, es su forma de comunicarse entre sí y manifestar, siendo animales domésticos, sus necesidades. (Le puede interesar: Colombianos hallan que en región hostil de galaxia nacen planetas similares a la Tierra)
Desde hace varios, la ciencia está evaluando la evidencia disponible y haciendo nuevos estudios para comprobar o refutar una hipótesis: los humanos tenemos la capacidad de reconocer algunas emociones a partir de los sistemas de comunicación vocales de otras especies.
Una nueva investigación, publicada hoy en la revista científica The Royal Society, aporta nueva evidencia a esta discusión, mostrando que las personas podrían identificar algunas emociones en las gallinas y los gallos (Gallus gallus) a la hora de cacarear.
Los investigadores utilizaron diferentes recompensas, asociadas a sonidos particulares que las gallinas aprendieron a identificar, ubicadas detrás de una puerta. Cuando las gallinas sabían que detrás de la puerta había un premio, como comida, cacareaban de cierta forma. Mientras tanto, cuando sabían que detrás de la puerta no iban a encontrar ninguna recompensa, lo manifestaban mediante un canto muy diferente. (También puede leer: Científicos descubren enzima que explica por qué la orina es amarilla)
El primer canto, cuando sabían que iban a encontrar comida, es el mismo canto que hacen cuando piden comida a sus cuidadores o cuando se acercan al punto en el que les es dispensada la comida. En el siguiente audio se aprecia el sonido.
Por otra parte, el canto de frustración cuando no obtienen comida suele ser más extenso y grueso. También lo usan en otras situaciones que les generan estrés. En este audio se aprecia.
La investigación contó con la participación de 194 personas, quienes escuchaban ocho sonidos de gallinas que sabían que iban a encontrar comida tras la puerta, y ocho sonidos de gallinas que sabían que no habría recompensa. El 69 % de las personas fue capaz de reconocer y ubicar en la categoría correcta (felicidad o frustración) los cantos. (Le recomendamos: Por primera vez en la historia un jugador logró “romper” al videojuego Tetris)
Esta evidencia se suma a muchas otras investigaciones sobre bienestar animal que buscan entender el comportamiento de los animales a través de sus comunicaciones vocales y que estudian la capacidad de los humanos para diferenciar esos sonidos.
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